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El 'cheque fiscal' de EEUU sólo permitirá un leve empujón al PIB

El Tesoro de EE UU ha empezado a repartir cheques entre los ciudadanos con la esperanza de que se gasten el dinero de inmediato y den un empujón decisivo a la economía. Pero los economisas creen que esta medida impulsará el PIB sólo lo suficiente para alejar el peligro de recesión.

Los cheques del Tesoro de EE UU han empezado a llegar a los buzones. Y el presidente George Bush asegura que esta primera entrega de su plan de fuerte reducción de impuestos animará el consumo privado y permitirá dar un impulso decisivo a la economía.

Sin embargo, las primeras señales indican que muchos ciudadanos han decidido ahorrar el dinero o dedicarlo a pagar deudas pendientes (algo considerado otra forma de ahorro). El Tesoro repartirá en total 38.000 millones de dólares (casi 43.000 millones de euros). Y, según un sondeo de Gallup, sólo un 17% de los ciudadanos tenía pensado gastar el dinero.

Las cadenas de grandes almacenes habían inundado las ondas de radio con anuncios del tipo "venga a nuestra tienda y le haremos efectivo el cheque". Pero sólo los centros con precios de descuento aumentaron ventas en julio. Lo que significa que los ciudadanos siguieron gastando, pero buscaron sobre todo las gangas. Jim Glassman, de Chase Securities, calcula que la devolución de impuestos impulsará el PIB "en torno a un 1% interanual tanto en el tercer como en el cuarto trimestre del año".

Aún así, cree que persiste la amenaza de recesión. Pero considera que el riesgo de que esto ocurra "se ha limitado con la agresiva bajada (de tipos) llevada a cabo por el banco central y el estímulo fiscal" del Gobierno.

Bajadas de tipos

El banquero central Alan Greenspan ha ordenado seis bajadas consecutivas de los tipos de interés que han colocado los interbancarios en el 3,75%. Y todo el mundo espera que vuelva a hacerlo el 21 de agosto (Bear Stearns cree que los tipos interbancarios bajarán al 2,75% a principios del 2002). Pero ni los incentivos fiscales de Bush ni los monetarios de Greenspan están teniendo por ahora efectos rotundos. El PIB de EE UU creció sólo un 0,7% en el segundo trimestre, y las previsiones para éste son muy bajas.

David Greenlaw, del banco Morgan Stanley, espera una contracción del 0,6% en el ritmo de crecimiento durante el tercer trimestre y un repunte del 1,7% en el cuarto. Ian Morris, de HSBC, cree que el PIB bajará un 1% en cada uno de estos dos trimestres.

Otros bancos, en cambio, se muestran más optimistas (JP Morgan prevé un crecimiento del 1% este trimestre y del 2,5% en el cuarto), pero avisan que la economía sigue muy débil.

Lehman Brothers espera "una modesta recuperación", pero reconoce que existen aún amenazas que pueden desembocar en una recesión. Entre ellas cita la posibilidad de que se derrumben la confianza de los consumidores, Wall Street, los precios inmobiliarios o el consumo de los hogares más endeudados.

Además, algunos anotan que la devolución de impuestos sirve sobre todo para impulsar la demanda de los consumidores, que es precisamente el aspecto de la economía estadounidense que mejor ha sorteado la crisis hasta ahora.

Dualidad

Merrill Lynch habla de "desdoblamiento de personalidad de la desaceleración" económica. Por un lado están los consumidores, cuyo gasto representa dos tercios del PIB, que han seguido consumiendo a pesar de la ola de despidos, el desplome de Wall Street y los avisos sobre el peligro de recesión.

Por otro lado están las empresas, azotadas por una "recesión de beneficios" que las ha llevado a frenar sus inversiones en bienes de capital y a poner en marcha agresivos ajuste de inventarios (con los consiguientes frenos en la producción y recortes de plantilla).

La mayoría de los economistas creen que la economía de EE UU terminará por eludir la recesión, aunque la recuperación tardará más de lo que pensaban hace unos meses.

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