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Rusia inicia su plan de importación de basura nuclear de los países ricos

El proyecto ruso para importar basura nuclear ya está en marcha. El viceprimer ministro, Ilya Klebanov, confirmó la semana pasada que ya han empezado las conversaciones con distintos países para importar residuos. El polémico plan, contestado por ecologistas de todo el mundo, permitirá obtener más de 22.500 millones de euros (3,78 billones de pesetas) a cambio de hacerse cargo de 20.000 toneladas de residuos radiactivos.

El extremo oriente de Rusia será el principal destino de la basura nuclear importada de occidente. En la ciudad militar de Bolshoi Kamen, en la región de Primorsky, frente a Japón, la empresa estadounidense Lockheed Martin ha firmado un acuerdo con el astillero Zvezda para levantar un almacén para el combustible nuclear usado por los submarinos soviéticos.

La planta estará lista en tres años y se enmarcará dentro del convenio para la reducción de la amenaza nuclear. Un proyecto financiado por Estados Unidos para el desmantelamiento de la desvencijada y peligrosa flota del Pacífico de la antigua Unión Soviética, más de 100 obsoletos submarinos nucleares, con riesgo de escape radiactivo, se encuentran a la espera de ser desguazados.

Financiación de EE UU

El Gobierno ruso reconoce que tiene recursos suficientes para proceder al desguace. El Ministerio de Energía Nuclear estima en 1.710 millones de euros en total (282.000 millones de pesetas) el desmantelamiento de las flotas del Pacífico y del Norte. Y ahí es donde entra la Administración estadounidense que ha subvencionado al puerto de Bolshoi Kamen con más de nueve millones de euros el plan para destruir las naves.

El astillero de Zvezda da trabajo a 3.000 de los 30.000 habitantes de la localidad y se encuentra en plena transformación, intentando aumentar su capacidad de desguace a cuatro submarinos al año.

El proyecto de Lookheed Martin permitirá modernizar las instalaciones y aumentar la capacidad de almacenaje del puerto, que, junto con su vecino Vladivostok, es uno de los principales cementerios de las reliquias atómicas de la antigua URSS. Bolshoi Kamen da cobijo a 40 naves.

El plan es un alivio para una zona especialmente castigada. Los empleados del astillero ruso se han visto obligados a convocar continuas huelgas porque desde 1997 el sueldo escasea cada vez más.

Por otra parte, la región es una de las más frías del mundo. El pasado invierno, la temperatura llegó a 60 grados bajo cero. Una situación especialmente grave en Primorsky, donde la mala gestión hace al Gobierno regional incapaz de garantizar la calefacción de los hogares. La región recibirá, en definitiva, un decidido impulso, a un alto coste medioambiental eso sí, gracias a las inversiones de los basureros nucleares. El Gobierno está muy satisfecho con el proyecto, ya que cree que los ingresos originados por los 10 años de almacenaje le servirán para espolear su debilitada economía y, paradójicamente, le permitirán invertir en proyectos ecológicos.

Tecnología obsoleta

El proyecto ha sido muy contestado por ecologistas de todo el mundo, por el grave riesgo que entraña convertir a Rusia en el mayor basurero nuclear del mundo.

"En EE UU han tenido lugar más de 100 accidentes desde 1971 en el transporte de residuos radiactivos", afirma el abogado Vladimir Kuznetsov en el diario The Russia Journal. Kuznetsov señala que si eso ha pasado en un país tan avanzado, nadie sabe que puede suceder en Rusia, donde "las plantas que recibirán el material están prácticamente saturadas y su tecnología es de los años cincuenta".

El plan reforzará los lazos con EE UU: más del 90% de las potenciales importaciones necesitarán el respaldo americano, la mayoría del combustible nuclear del mundo tiene material estadounidense. Una nueva era se abre en las relaciones Rusia-EE UU.

 

El Gobierno eleva un 3% su previsión de crecimiento

Las autoridades rusas son muy optimistas respecto al desempeño de su economía. En un marco de recesión económica mundial y continua revisión de las previsiones del cuadro macroeconómico, Moscú también ha modificado sus previsiones iniciales del PIB, pero al alza.

El primer ministro, Mijail Kasyanov, anunció la semana pasada que el PIB de 2002 totalizará unos 10,6 billones de rublos (67,6 billones de pesetas), un 3% más de la cifra prevista inicialmente, informa Bloomberg.

Bajo estas nuevas proyecciones, los ingresos presupuestarios representarán el 16,4% del PIB, frente al 16% previsto inicialmente, explicó Kasyanov. Por otra parte, el primer ministro destacó su intención de mantener un severa disciplina fiscal: "Debemos evitar nuestra propensión a derrochar si queremos mantener nuestra economía estable". El Ejecutivo ruso está claramente decidido a emprender las reformas estructurales necesarias para reactivar la economía del país.

De hecho, el presidente, Vladimir Putin, ha impulsado una serie de reformas legales para liberalizar sectores estratégicos como la energía. Otro de los objetivos del Ejecutivo es el control de la inflación. La previsión inicial de inflación era del 14% para todo el año, frente al crecimiento del IPC del 20% en 2000. Sin embargo, el Ejecutivo se ha visto obligado a elevar su proyección al 18%.

El IPC acumulado hasta julio ha crecido ya un 13,2%, por lo que el Gobierno tendrá que luchar los próximos meses para controlar los precios.

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