La UE y Japón se convierten en freno del crecimiento mundial
Tras meses proclamando el aislamiento de la UE de la desaceleración mundial y una vez reconocido el fuerte parón que sufre la actividad en sus países, la Unión Europea experimenta ahora un deterioro de sus indicadores mayor incluso que el de Estados Unidos. Por ello, muchos analistas revisan a la baja sus perspectivas de crecimiento mundial.
Hace apenas seis meses, Estados Unidos daba muestras de una fuerte desaceleración de la actividad. Los líderes europeos de todo signo insistían en aquel momento en que el parón no afectaría a Europa y que la Unión Europea debía aprovechar la ocasión para retomar el testigo y conver-tir-se en el motor del crecimiento mundial. No ha sido así.
Pese a que el vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE), Christian No-yer, insistiera ayer mismo en que el crecimiento europeo será mayor que el de Estados Unidos este año, lo cierto es que la UE y Asia han respondido peor de lo previsto a la desaceleración estadounidense. En estos momentos, muchos indicadores muestran ya un deterioro mayor que el que tiene lugar al otro lado del Atlántico.
Lo que empezó como un aterrizaje suave de la economía europea se ha traducido en una brusca caída, especialmente significativa en el caso de Alemania, donde la producción sigue descendiendo pese a la rebaja de impuestos aprobada por el Gobierno y la debilidad del euro.
De hecho, los principales institutos económicos alemanes han vuelto a revisar a la baja sus previsiones de crecimiento para la mayor economía europea y calculan un crecimiento del PIB este año próximo al 1,5%. El Gobierno mantiene su previsión del 2%, pero crece la presión política para que aborde un plan de reactivación.
Presión inflacionista
Moody's explica que el impacto positivo de las rebajas de impuestos aprobadas en la UE sobre los ingresos de las familias ha sido absorbido por el aumento de la inflación, a lo que ahora cabe sumar la incertidumbre derivada del mercado laboral.
Las dudas sobre la reactivación europea castigan las bolsas del Viejo Continente y añaden más fuelle a la prolongada debilidad del euro, lo que a su vez ha vuelto a reavivar el temor a la estanflación (estancamiento económico con inflación).
Aunque el incremento de los precios parece haber tocado techo en mayo (3,4%), la inflación supera con mucho el objetivo del BCE (2%). Aun así, el mercado espera que Duisenberg baje de nuevo los tipos este verano en 25 puntos básicos, hasta situarlos en el 4%. Para Salomon Smith Barney, la rebaja puede ser incluso mayor en los próximos meses por "la amenaza de una profunda desaceleración" en la zona.
Este riesgo ha llevado a muchos analistas a revisar a la baja sus previsiones de crecimiento de la zona euro. El último ha sido Crédit Suisse First Boston, que estima un incremento del 1,9% en 2001 (2,3% anterior) y del 2,3% en 2002 (2,4%).
Europa no es el único lastre para el crecimiento mundial. La fuerte caída de la demanda de productos tecnológicos en EE UU ha supuesto un grave revés para las economías asiáticas, perjudicadas también por la recesión japonesa y la debilidad del yen. Japón tendrá un crecimiento negativo del 0,4% (0,6% previsto) y el resto de la zona asiática crecerá un 5,8% frente al 6% inicial.
Para EE UU las previsiones permanecen invariables (1,9%), porque confían en el efecto positivo sobre la actividad de la fuerte rebaja de tipos llevada a cabo este año.
La desaceleración mundial es, por ello, mayor de lo previsto hace seis meses, pero aún queda otro semestre por delante.
Cae la inversión directa en la zona euro
El Banco Central Europeo hizo públicos ayer los datos de inversión directa de capital en la UE, que reflejan un notable deterioro como consecuencia del menor crecimiento y la debilidad del euro.
Las inversiones directas registraron unas salidas netas de 20.800 millones de euros en abril, frente a los 4.500 millones que salieron de la zona euro en abril de 2000, debido a la venta neta de instrumentos de deuda por no residentes europeos. Entre enero y abril, 106.800 millones de euros salieron de la zona, frente a los 47.400 millones del mismo periodo de 2000.
El déficit por cuenta corriente de la zona euro bajó en abril hasta 3.300 millones de euros, frente al déficit de 7.000 millones registrado en el mismo mes de 2000, según hizo público ayer el Banco Central Europeo. En los cuatro primeros meses, el déficit acumulado por cuenta corriente fue de 12.500 millones de euros, sensiblemente por debajo de los 18.500 millones de déficit del periodo enero-abril de 2001.
La mejora tiene su origen en que el superávit comercial fue el doble del obtenido el año pasado.