El IPC de la zona euro se dispara al 3,4% y dificulta nuevas bajadas de tipos
El índice de precios armonizados de los 12 países que forman la zona euro registró en los 12 meses que transcurrieron entre mayo de 2000 y mayo de 2001 un aumento del 3,4%, frente al 2,9% del mes anterior. Este fuerte aumento de los precios, provocado por los carburantes y la alimentación, pone la inflación en Europa en la tasa más alta desde que arrancó el euro y coincide con una fuerte desaceleración del crecimiento, poniendo muy cara una bajada de tipos de interés cuando más necesaria se hace.
España está ahora en la tasa de inflación más alta desde diciembre de 1995; sin embargo, y pese a llegar a una cota anual del 4,2% en mayo, tiene uno de los diferenciales con la Unión Monetaria Europea más cortos de los últimos años: 0,8 puntos, desconocido desde el año 1998, aunque lejos aún del objetivo que para este año se marcó el Gobierno, que consideraba una obligación reducir el diferencial de precios con los competidores de la UEM hasta 0,5 puntos.
Por tanto, España sería el único país comunitario relativamente beneficiado del repunte de la inflación en mayo, ya que logra, por pasiva, un recorte significativo de los diferenciales que estaban minando la competitividad vía precios de los productos españoles.
Con la subida del mes de mayo, la tasa anual de inflación en la zona euro llega al 3,4%, la más alta desde que arrancó la moneda única, en enero de 1999. Esta fuerte subida de los precios en toda Europa es imputable fundamentalmente a las subidas en los precios de los productos derivados del petróleo, y también a los precios de los alimentos. Son las dos rúbricas que están por encima de la media del 3,4%, además de la vivienda (4,1%). En alimentación los precios han aumentado en los últimos 12 meses un 5,9% en los Doce y un 5,8% en los Quince; por lo que se refiere a los transportes, sus precios se han incrementado en los 12 países de la zona euro un 3,9% (un 3,3% en los Quince de la Unión).
Inflación y recesión
Este fuerte aumento de los precios producido en los últimos 12 meses coincide con una sustancial desaceleración de la actividad en toda Europa, reconocida ya por el propio Banco Central Europeo y la Comisión Europea, que han reducido hasta el 2,5% el crecimiento económico en la zona para este año, mientras que comenzaron el año estimando alzas del producto interior bruto del 3,5%.
Por tanto, las autoridades monetarias de la zona euro, encargadas de velar por la estabilidad de precios, están contra la espada y la pared: cuando más necesita la actividad económica del estímulo de una bajada de tipos de interés, más impedimentos pone la inflación para hacerlo.
Los 12 países de la zona euro tienen los tipos de interés directores en el 4,5%, tras un reciente descenso de 0,25 puntos, justificado por el Banco Central Europeo en que "las tensiones inflacionistas habían tocado techo", y "el efecto sobre la actividad de la bajada de tipos tardaría varios meses en llegar".
El economista jefe del Banco Central Europeo (BCE), Otmar Issing, advirtió ayer que el instituto emisor sorprenderá a los mercados financieros cuando sea necesario, como sucedió con la bajada de tipos del pasado 10 de mayo. Issing, que pronunció un discurso en Francfort, explicó que "el BCE se ha visto obligado en diversas ocasiones a sorprender a los mercados con sus decisiones, pero la sorpresa nunca ha sido el objetivo o la intención deliberada del instituto", que a veces tiene que actuar "en una dirección que no es esperada por los mercados".
Issing afirmó que la política monetaria no tiene que seguir a los mercados, que tienden a exagerar sus reacciones y son extremadamente sensibles a rumores y especulaciones, y añadió que una actitud complaciente de la autoridad monetaria generaría una política "pobre", alejada de los fundamentos sobre los que se basa.
El representante del BCE no quiso pronunciarse sobre una posible intervención en defensa de la moneda única, una posibilidad que, según él mismo afirmó hace unos días, es siempre un arma en manos de la autoridad monetaria.
El euro, que logró introducirse en la horquilla de los 0,86 dólares el pasado viernes, apoyado por los rumores de intervención y la caída de la productividad en Estados Unidos, bajó ayer hasta los 85 centavos de dólar.
El precio de los gases licuados sube un 2,05%
El precio de los gases licuados de petróleo (GLP) por canalización subirá un 2,05% en el término variable para usuarios finales a partir de hoy, martes, según una resolución de la Dirección General de Política Energética y Minas publicada ayer en el Boletín Oficial del Estado (BOE).
El resultado de la aplicación del sistema de precios máximos hace que la tarifa para usuarios finales se sitúe en un máximo de 104,5 pesetas por kilogramo, frente a las 102,4 pesetas del mes de mayo, mientras que el incremento en el precio medio de un abonado tipo de 500 kilogramos anuales asciende al 1,95%.
Economía explicó también que el alza producida en este mes se debe al incremento del 4,69% del coste de la materia prima, debido a la apreciación del dólar respecto a la peseta y al incremento de la cotización internacional del producto.
A pesar de este aumento y del que tuvo lugar en el mes de mayo, el Ministerio de Economía señaló ayer que el precio medio de GLP acumula un descenso del 10,58% respecto a enero de 2001, como consecuencia de las bajadas de los meses de febrero, marzo y abril. Por su parte, el coste del flete registró una disminución de 1,5 dólares por tonelada.