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AMæpermil;RICA LATINA / BRASIL

El real acusa los temores sobre la evolución de la economía

El real presenta una caída imparable frente al dólar estadounidense que ni siquiera las intervenciones del Banco Central ha conseguido frenar. En lo que va de año la divisa carioca ha perdido más de un 22% frente al dólar, superando incluso los niveles de la devaluación de 1999.

Sin embargo, este comportamiento no refleja la actual evolución de los fundamentos económicos y responde a los temores acerca de los efectos que los actuales recortes de electricidad tendrán sobre la evolución de la economía.

Hasta ahora la evolución de la economía brasileña puede calificarse como favorable, pese a la modesta desaceleración del PIB en el primer trimestre (pasó a crecer en términos interanuales un 3,8%, tras el 4,1% anterior).

La entrada de capitales en cartera sigue mostrando niveles elevados, sobre todo en renta fija, con lo que hasta abril las inversiones en cartera se cifran en 3.218 millones de dólares, frente a los 3.478 millones de igual periodo de 2000.

El superávit primario de los cuatro primeros meses del año, gracias al notable dinamismo de los ingresos fiscales que en abril crecieron al 17% interanual, se cifra en 23.521 millones de dólares, un 9% más que la cifra pactada con el FMI para todo el primer semestre.

En las últimas sesiones se está reduciendo el diferencial de rentabilidad de los títulos brasileños, en gran medida por el éxito del canje argentino. Asimismo, en el mercado doméstico, la relajación de los tipos de interés a corto plazo -claramente por debajo del 19% tras superar el 20% en abril- da una idea del relativo optimismo respecto a la evolución de Brasil.

Todos estos elementos no son compatibles con la fuerte depreciación del real, que tendrá notables implicaciones en la economía. Un elevado porcentaje de la deuda brasileña está denominada en dólares y en la medida en que se intensifique la depreciación del real se asistirá a un incremento de la carga financiera. Además, los temores acerca de los efectos de la crisis eléctrica en un contexto de desaceleración mundial y donde las dudas sobre Argentina no están completamente disipadas provocarán una caída de la inversión directa hasta 20.000 millones de dólares, según el banco central, tras los casi 30.000 millones de dólares de 2000.

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