Alemania estudia regular la labor de los analistas
A Sigmar Gabriel, el primer ministro del Estado federado alemán de Baja Sajonia, recientemente le preguntaron sobre su opinión acerca del unánime rechazo que despierta entre los analistas la acción de oro que su Gobierno mantiene en Volkswagen. "¿Los analistas?", contraatacó Gabriel, "¿se está refiriendo usted a los mismos que hasta hace poco recomendaron invertir masivamente en el Neuer Markt?".
Para enfrentarse a la mala imagen de toda una profesión -y apaciguar a los pequeños inversores que vieron esfumar su dinero en cuestión de semanas-, el Gobierno alemán está preparando un estricto código ético al que -voluntariamente, por ahora- podrán someterse no sólo los analistas, sino también los periodistas financieros y los consejeros bursátiles en Internet.
Según estos planes, que el Ministerio de Economía pretende vertir en un documento definitivo este verano, los "comunicadores del mercado" deberán dejar constancia en caso de que ellos mismos posean cuantías considerables de las acciones que están recomendando y también deberán avisar si su empleador de alguna forma es participado por la compañía en cuestión. Además, los analistas no podrán negociar las acciones que estudien regularmente, mientras que los bancos sólo lo podrán hacer si entre sus divisiones se ha establecido un sistema de murallas chinas. Estas últimas entidades también deberán hacer constar en sus análisis si han participado en una ampliación de capital o salida a Bolsa de la compañía estudiada.
Hacer cumplir el código, según los autores de la propuesta, Rüdiger von Rosen y Wolfgang Gerke, podría correr por cuenta de la Oficina Federal de Vigilancia del Mercado de Valores, que, sin embargo, hasta ahora no se ha mostrado muy entusiasmada con la idea. Las penas en caso de incumplimiento, en todo caso, serían draconianas: hasta 50.000 euros (8,3 millones de pesetas) para los analistas y hasta medio millón de euros (83 millardos) para las sociedades.
Especificaciones muy similares -enriquecidas, por ejemplo, con la obligación de que toda recomendación antes de su publicación tiene que ser revisada por un analista senior- pretende introducir también la asociación de analistas DVFA en su nuevo código, que igualmente se deberá aprobar en verano. Las penas previstas, sin embargo, son menores: hasta 5.000 euros en el caso de una infracción individual. En una ronda de consultas, todos los involucrados intentarán establecer ahora si no es posible fundir ambos códigos en uno.
Un reglamento para cerca de 50.000 personas
El gerente de la asociación de analistas DVFA, Gerrit Volk, considera poco viable el proyecto gubernamental no tanto por las altas multas previstas en él, sino porque se dirige a nada más y nada menos que "cerca de 50.000" analistas y comunicadores alemanes. "Con tanta gente, es muy difícil lograr su aceptación", afirma Volk, cuyo gremio reúne a 1.300 analistas examinados en pruebas profesionales.
"También los periodistas financieros tienen que tener la oportunidad de distanciarse de las ovejas negras entre sus filas y comprometerse a cumplir con determinados principios éticos", afirma, en cambio, Wolfgang Gerke, ponente del proyecto.
"Día por día estamos recibiendo cerca de metro y medio de análisis. ¿Y eso cómo se va a controlar?", se pregunta también Thomas Richter, quien trabaja en uno de los mayores fondos de inversión alemanes, DWS. "Es prácticamente imposible decidir si un análisis se equivoca por mala fe o por descuido", agrega.
Los expertos de EE UU y España prefieren el autogobierno
Asociaciones de analistas de España y EE UU han establecido códigos éticos para paliar la mala imagen que ha dado su incapacidad para predecir la crisis. Pero estas asociaciones han dejado claro que prefieren establecer sus propias normas.
A principios de abril el Instituto Español de Analistas Financieros (IEAF) aprobaba un régimen de autogobierno. Este código incluye desde requisitos de formación hasta normas fundamentales para evitar el conflicto de intereses y preservar la independencia. Asimismo, los miembros de IEAF se someten a un régimen de amonestaciones (como la baja de la asociación) que en ningún caso contempla sanciones económicas.
El martes pasado, uno de los gremios más importantes de analistas en EE UU presentaba sus iniciativas para la aprobación de un código totalmente autorregulado. Días antes, banqueros de Wall Street reconocían que estaban muy cerca de establecer unas normas de conducta para el sector. Mientras, el Gobierno de EE UU espera el mes que viene reunir a toda la industria financiera para discutir este asunto en medio de las protestas de asociaciones de pequeños inversores, que demandan una mayor vigilancia de los reguladores.