Esther Koplowitz y Vivendi planean un reparto de los negocios de FCC
La multinacional francesa Vivendi Universal y Esther Koplowitz estudian fórmulas para repartirse los activos del grupo FCC. A los casi tres años de forjarse su alianza, la disparidad de criterios sobre la estrategia a seguir en cada actividad ha llevado a ambas partes a iniciar un debate sobre cómo abordar este proceso, complejo tanto desde el punto de vista jurídico como económico. Vivendi pretende tener manos libres para crecer en el mercado de las nuevas tecnologías y los medios de comunicación en España y Esther Koplowitz busca libertad de acción para potenciar los negocios de más tradición en FCC.
La multinacional Vivendi y Esther Koplowitz estudian fórmulas para repartirse los activos del grupo FCC, cuyas principales filiales actúan en el campo de los servicios, la construcción, el cemento, inmobiliaria y en actividades diversas como las telecomunicaciones o la logística.
Casi tres años después de firmarse el acuerdo por el que el grupo que preside Jean-Marie Messier se convertía en el socio de referencia que sustituía a Alicia Koplowitz, las diferencias de criterio sobre la estrategia que se debía a desarrollar en cada negocio y la mala coyuntura bursátil, que ha impedido hasta ahora la pactada colocación en Bolsa de las filiales de construcción e inmobiliaria, han desembocado en un profundo debate entre los dos socios sobre cómo se pueden repartir los activos del primer grupo constructor y de servicios, según distintas fuentes informadas del sector.
Vivendi posee el 27,7% a través de una sociedad holding interpuesta de la que Esther tiene el control.
Sin embargo, el presidente del grupo Marcelino Oreja, y el vicepresidente, Marc Renaume, designado por Vivendi, afirmaron ayer en una declaración oficial conjunta que "las relaciones de los accionistas de este grupo son impecables y cualquier otra especulación sobre cambios en las actuales circunstancias carecen de todo fundamento". Vivendi Environnement, en París, declinó hacer comentarios sobre la operación.
Las fuentes informantes sostienen, sin embargo, que la discusión entre los dos accionistas de control de FCC está encima de la mesa de trabajo desde hace meses, aunque el acuerdo final podría prolongarse al menos otro trimestre. El objetivo sería que uno y otro se quedaran con el control de los negocios que más encajan dentro de sus planes de futuro. En el caso de Vivendi, dada su apuesta por el mundo de las telecomunicaciones, los medios de comunicación e Internet y, en menor medida, por el medio ambiente, su objetivo sería controlar la filial de servicios, la participación en Xfera, y las actividades diversificadoras, como la logística.
Esther Koplowitz se decantaría por el grupo cementero, incluida la participación en Torre Picasso (controlada por Portland Valderrivas), la filial inmobiliaria (Realia) y la de construcción, la que más factura del grupo y uno de los puntos de fricción entre el socio francés y el español por los deseos del primero de desprenderse rápidamente de ella para hacer plusvalías. Además, la principal accionista de la sociedad podría recibir una participación en metálico para equilibrar el valor de las participaciones.
En una segunda fase, Vivendi procedería a desinvertir, total o parcialmente, varios de los activos adquiridos para obtener fondos con los que invertir en los campos de desarrollo prioritario de la multinacional, telecomunicaciones y medios de comunicación. Otra alternativa en estudio, según fuentes no oficiales del grupo FCC, es el reparto de activos mediante la creación de sociedad mixtas, al 50%, con voto de calidad para uno y otro socio en función de si es un negocio que encaja dentro de estrategia. Será un esquema similar al de Realia, controlada al 50% por FCC y Caja Madrid, aunque aquí el poder ejecutivo se reparte entre ambos socios.
Vivendi y Koplowtiz ya han encargado valoraciones de los negocios.
Cambio de escenario para una alianza
Vivendi cerró su alianza en FCC en octubre de 1998, meses después de que Esther Koplowitz comprara a su hermana Alicia el 27,7% del grupo para poder revendérselo a la multinacional francesa, que pagó 116.000 millones de pesetas. Esta cantidad se complementará en tres años, hasta llegar a un máximo de 130.144 millones, en función de la cotización la acción. Ese plazo acaba en octubre. Ayer el paquete de Vivendi en FCC valía en Bolsa 132.000 millones.
La entrada en FCC se enmarcó dentro de una alianza estratégica con Vivendi, que definía los planes para cada negocio y que sólo ha podido desarrollarse de forma limitada. Mientras, el grupo francés se ha fusionado con Seagram para crear Vivendi Universal, un vuelco estratégico hacia el mundo del entretenimiento y las nuevas tecnologías. En 1998 ambos socios planificación la venta en Bolsa del 49% de FCC Construcción y de una parte mayoritaria de la filial inmobiliaria. No se han podido realizar ambas operaciones por la situación de la Bolsa.
Los dos socios han discrepado sobre cómo hacer liquidez con la filial de construcción. FCC debía entrar en energía y ampliar su presencia en transporte, algo que no ha podido realizarse. En el haber aparece la licencia de telefonía UMTS conseguida a través de Xfera y la creación de una filial para controlar ese paquete. Además, ambos grupos han unificado sus actividades medioambientales en Latinoamérica a través de la sociedad Proactiva.