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Bush rompe la fuerte tendencia al abandono de la energía nuclear

El alto riesgo de la energía nuclear, así como su elevado coste, ha originado una tendencia en todo el mundo a su desaparición. En 1998 un 6,7% de la energía mundial era nuclear. La AIE prevé que en 2020 este porcentaje quede reducido a un 4,4%. El plan energético de George Bush pone en duda esa meta.

El presidente estadounidense, George Bush, ya alarmó al resto del mundo al rechazar, nada más ocupar su cargo, el Protocolo de Kioto, dejando claro que los intereses económicos se superponían al medio ambiente. Este último ha sido, sin embargo, uno de los argumentos que utilizó la semana pasada para justificar una controvertida apuesta, la de la energía nuclear.

EE UU cuenta con 103 centrales nucleares. El último proyecto de construcción de una planta se aprobó en 1973. Casi tres décadas después el plan de Bush amenaza con resucitar su auge y forzar el incumplimiento de las previsiones de reducción de esta fuente a nivel mundial. La Agencia Internacional de la Energía (AIE), organismo dependiente de Naciones Unidas, augura un declive en los próximos años hasta el 2020, cuando la fuente nuclear sólo aportaría el 4,4% de la energía total. En sus cálculos no entraba, sin embargo, un aumento en EE UU.

Por el contrario, Bush ha recogido en el plan energético anunciado el pasado jueves su resurgimiento mediante el alargamiento de la vida útil de las centrales, la ampliación de potencia de las que ya están funcionando y la facilitación para la apertura de otras nuevas.

La Unión Europea, por voz del ministro sueco de Medio Ambiente, Kjell Larsson, ha criticado la propuesta y ha denunciado que "no es la solución al problema al que nos enfrentamos de cambio climático". La comisaria de Medio Ambiente, Loyola de Palacio, fue menos crítica y, por medio de su portavoz, afirmó que el plan tiene "puntos interesantes", a la vez que avisó de que el de energía nuclear es un debate "que no podemos evitar", informa Efe.

La reducción de la energía nuclear ha sido progresiva en la mayor parte del mundo. En la UE sólo siete de los 15 miembros hacen uso de ella. De este grupo, Suecia, Alemania y Holanda ya han anunciado su abandono. Francia, que ha sido el mayor defensor de esta energía, no tiene ningún proyecto en marcha. El país vecino es el segundo mayor productor de energía nuclear del mundo y el 77% de su producción energética total proviene de plantas nucleares.

Asia, último reducto

Asia es el continente más reacio a eliminarla, aunque sólo China, India y Japón tienen proyectos abiertos. En el país del sol naciente operan 51 reactores nucleares que provisionan de electricidad a cerca de un tercio de la población. Después del grave accidente de 1999 en la localidad de Tokaimura, donde murieron dos trabajadores, no ha habido nuevas construcciones. Hasta este año. El pasado miércoles el Gobierno japonés aprobó la construcción de una nueva planta, que tendrá dos reactores en funcionamiento y estará situada a 600 kilómetros al oeste de Tokio.

Con lo de EE UU, sin embargo, no se contaba. Las mayores protestas han llegado, como estaba previsto, de la mano de los ecologistas. "Es un plan obsoleto", afirma Carlos Brava, portavoz de Greenpeace, quien reconoce que para que se lleve a cabo Bush debe aplicar algunas de las medidas de las que ha apuntado para abaratar ese tipo de energía. Entre ellas, los subsidios a los traspasos de plantas y los cierres eventuales y la limitación a las indemnizaciones que los propietarios de las plantas deben asumir en caso de accidente.

Entre tanto, se recurre a la queja. Miembros de Greenpeace se presentaron frente a la casa del vicepresidente, Dick Cheney, artífice del plan, para protestar por una propuesta que consideran "un replanteamiento desacertado".

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