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La rebaja de los tipos del euro 0,25 puntos hace subir las Bolsas

El Banco Central Europeo modificó ayer la tesis defendida desde hace meses y decidió bajar los tipos de interés oficiales en los 12 países de la zona euro desde el 4,75% al 4,5%. Ahora, según la explicación ofrecida ayer por el presidente del BCE, Wim Duisenberg, las tensiones inflacionistas en el medio plazo han cedido y puede relajarse la política monetaria para ayudar al crecimiento económico, que daba algunas señales de agotamiento en Alemania y Francia. Con esta bajada, la primera desde octubre, la zona euro tiene de nuevo los mismos tipos que Estados Unidos y dos países europeos cuentan con tipos reales negativos (Portugal e Irlanda). España tiene tipos reales del 0,6%.

El Banco Central Europeo cogió por sorpresa ayer a los mercados y redujo en un cuarto de punto, hasta el 4,5%, su tipo mínimo de puja en las operaciones de financiación. Asimismo, bajó, del 5,75% al 5%, el tipo correspondiente a la facilidad marginal de crédito, y del 3,75 al 3,5%, el de la facilidad de depósito.

La primera reducción del precio del dinero en más de dos años -la última vez que se procedió a un movimiento similar fue el 8 de abril de 1999, cuando el tipo director se redujo del 3 al 2,5%- había sido esperada por analistas y observadores hace un mes, pero no ayer. La última subida del precio del dinero se produjo en octubre, desde el 4,5% al 4,75%.

El presidente de la autoridad monetaria, Wim Duisenberg, y varios de sus consejeros hasta la víspera habían resaltado que las presiones inflacionistas aún no han cedido lo suficiente.

"A veces es inevitable sorprender a los mercados", explicó Duisenberg ayer, en la rueda de prensa posterior al consejo de Gobierno que tomó la decisión en Francfort. El holandés recordó que en estas reuniones se da "un intercambio de opiniones" cuyo resultado final es difícil de prever.

Aunque Duisenberg subrayó una vez más que el BCE no tiene en cuenta la coyuntura de países específicos de la zona euro, es altamente probable que los 18 miembros del consejo hayan tomado atenta nota de las señales de una fuerte desaceleración económica, sobre todo en Alemania, la mayor economía de la zona euro. Allí, esta semana se ha conocido toda una serie de indicadores -pedidos industriales, paro y producción- que señalan a la baja.

Asimismo, la flor y nata de la economía internacional (organismos multilaterales como el FMI y la OCDE, incluidos), al igual que muchos políticos europeos, en los últimos tiempos habían pedido una bajada de tipos. El BCE era el último de los grandes bancos centrales que aún no había dado este paso, y manifestaba siempre "esperar y ver"; finalmente, ha cedido.

Ayer mismo, el Banco de Inglaterra bajó por tercera vez este año su tipo director, que queda en el 5,25%. Una de las razones que adujo fue "el deterioro de las perspectivas para la economía global".

Aunque lo quisiera, el BCE no puede argumentar así: por estatutos, su único cometido es salvaguardar la estabilidad de precios. æpermil;stos, desde julio de 2000, se encuentran muy por encima del 2% que el BCE desea para la zona euro. En marzo, el IPC armonizado se situó en el 2,6%.

Con unos datos similares e incluso peores en materia de precios, Duisenberg tuvo que esforzarse mucho en explicar ayer el repentino viraje.

La masa monetaria, clave

Buena parte de su argumentación giró sobre el comportamiento del agregado monetario M3, la llamada primera columna de la política monetaria del BCE.

Según datos de los que "ahora" dispone el BCE, las inversiones en renta fija y en divisas por parte de no residentes en la zona euro distorsionan hasta medio punto el crecimiento de la masa monetaria (que había vuelto a aumentar del 4,7% al 5% entre febrero y marzo). Conclusión: desde este flanco ya no hay riesgos para la estabilidad de precios.

El panorama también se aclara en la llamada segunda columna, que consta de toda una serie de indicadores macroeconómicos que arroja luces sobre el futuro comportamiento de la inflación.

Aunque los efectos tardíos de la subida de los precios del crudo y la debilidad del euro aún se sentirán por algunos meses, y también la fiebre aftosa está repercutiendo negativamente en los precios de los alimentos, "es posible contener los riesgos alcistas" en este frente. A ello contribuye el hecho de que las alzas salariales hasta ahora han sido "moderadas" en la zona euro, según acaba de descubrir Duisenberg.

"Las presiones inflacionistas", por tanto, "se han reducido algo a medio plazo", y por ello, el ahora "apropiado nivel de tipos" puede contribuir a un "crecimiento estable en los próximos años".

El "medio plazo" (y no los datos actuales de inflación) es lo que realmente importa a la autoridad monetaria. Un movimiento de tipos tarda entre 12 y 18 meses en repercutir en los precios. Para cuando lo haga, en 2002, la inflación ya deberá haber caído por debajo del 2%, según volvió a pronosticar ayer Duisenberg.

La decisión de la autoridad monetaria condujo ayer a una casi instantánea apreciación del euro, que tras conocerse la noticia subió de 88,70 a 89,21 centavos de dólar. Una vez calmados los ánimos, sin embargo, la moneda única volvió a caer. Un cuarto de punto, al fin y al cabo, tampoco es tanto, y el BCE arriesgó mucha credibilidad con su sorpresiva decisión.

El hecho de que hayan quedado en evidencia las limitaciones intrínsecas al oficio del analista -sólo uno de 38 de estos expertos había pronosticado una bajada de tipos en un sondeo de Bloomberg- no sentó muy bien entre algunos de estos profesionales. Como Michael Schubert, del Commerzbank en Francfort, muchos dedicaron gran parte de su análisis a tratar de explicar por qué habían fallado en su pronóstico.

Tipos reales

Pero ya habrá otras oportunidades para atinar mejor. Recordando lo sucedido en la reunión, el presidente del banco central de Finlandia, Matti Vanhala, dio ayer una primera pista, quién sabe si falsa: "Hoy no hemos partido de la base de que estamos al inicio de toda una serie de reducciones de tipos", dijo.

Aunque no muy grande, la bajada de tipos es un jarro de agua fría para José María Aznar y su ministro de Economía, Rodrigo Rato, quienes públicamente habían pedido no efectuar ningún movimiento. Ayer el secretario de Estado de Economía, José Folgado, reconoció que algunas economías europeas si necesitaban esta rebaja. Con la nueva bajada de tipos, el precio real del dinero en España es de 0,6 puntos, uno de los más bajos de la Unión Monetaria. Cierto es que al menos las economía de Portugal e Irlanda tienen ahora (con IPC de marzo) tipos reales negativos. Conviene recordar, no obstante, que los bancos prestan a un precio ligeramente superior.

 

La rebaja anima la inversión y reduce el margen de la banca

J. A. V. Madrid

La reducción del precio del dinero, que en términos macroeconómicos pretende alentar la inversión, tiene beneficiados y perjudicados en términos microeconómicos. Reduce la remuneración del ahorro y el margen de intermediación de los bancos, pero alivia la carga financiera del Estado y los inversores a crédito, sean empresas o familias.

El Banco Central Europeo (BCE) ha bajado el precio del dinero, la materia prima de la inversión, por primera vez desde el mes de octubre de 2000, y pretende alimentar los procesos de inversión de las empresas y las familias en toda Europa, tras detectarse una contracción en la demanda en casi todos los países europeos.

La bajada del precio oficial del dinero beneficia fundamentalmente a quienes tienen o quieren pedir un crédito, ya que su coste será menor que hasta ayer. Ahora en España la masa de endeudamiento destinado a inversión ronda los 90 billones de pesetas, de los que unos 43 billones de pesetas son créditos hipotecarios solicitadas mayoritariamente por las familias. El precio medio de los créditos hipotecarios que se concedían en el primer trimestre del año era de un 5,9% para los bancos comerciales y de un 6,32% para las cajas de ahorros.

Los créditos al consumo, que tienen un coste notablemente superior al hipotecario, reducirán también su precio, aunque ya en los últimos meses se estaban recortando por las expectativas de reducción de tipos de interés, especialmente desde que en enero la Reserva Federal comenzó una agresiva bajada de tipos en los Estados Unidos.

Deuda pública

La carga financiera del Estado tendrá también una ligera reducción, ya que las colocaciones de deuda pública serán más baratas que en los últimos meses.

Los activos de empresas y familias colocadas en los mercados de renta variable tendrán, en buena lógica, una revalorización con la bajada de tipos, ya que mejorarán los costes de las empresas y, en consecuencia, sus resultados.

Entre los perjudicados por el abaratamiento del dinero estarán los ahorradores, ya que la remuneración del ahorro bajará. Ahora hay algo más de 40 billones de pesetas en depósitos tradicionales, con una remuneración media del 3,1% en los bancos y del 2,96% en las cajas, en ambos casos por debajo de la inflación, lo que supone una pérdida real de renta para los titulares de las cuentas.

Los bancos serán también perjudicados por la bajada de los tipos. En condiciones normales, el margen de intermediación bancario (diferencia entre los tipos activos y los pasivos) se reduce nominalmente cuando se produce una bajada de tipos, lo que contrae el beneficio tradicional del negocio. En el último año los bancos habían recompuesto notablemente el margen del negocio tras casi cuatro años de reducciones sucesivas.

 

La recaudación fiscal cae un 4,6% en Francia

El déficit presupuestario francés en el primer trimestre de 2001 fue de 16.800 millones de euros (2,79 billones de pesetas), frente a 12.500 millones (dos billones) en el mismo periodo de 2000, informó ayer el Ministerio de Economía.

El Gobierno de coalición de izquierdas ha previsto reducir el déficit del presupuesto a 28.360 millones en 2001, frente a 29.120 millones en 2000. En los tres primeros meses del año, las arcas del Estado ingresaron 53.100 millones de euros, un 4,6% menos que en el mismo periodo de 2000. En ese mismo periodo, los gastos fueron de 61.100 millones de euros, lo que supone una subida del 3,3%. El Gobierno achacó el aumento del déficit en el primer trimestre a la rebaja de impuestos y al gasto militar.

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