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El FMI exige a Europa que no frene el crecimiento mundial

El economista jefe del Fondo Monetario Internacional (FMI), Michael Mussa, insistió ayer en que una rebaja de tipos de interés en Europa es un elemento clave para limitar la desaceleración de la economía mundial. Si bien no prevé una recesión inmediata, el FMI lanzó advertencias sobre las crisis de Turquía y Argentina y no descarta un escenario más complejo.

Por ahora no habrá una recesión mundial. Esa fue la previsión cauta de Mussa al presentar el informe semestral sobre las Perspectivas de la Economía Mundial, aunque no dejó dudas sobre las dificultades de la economía. Mussa dedicó buena parte de su intervención a criticar la política seguida por el Banco Central Europeo (BCE). "La zona euro es una excepción en las política monetarias" seguidas por EE UU, Japón y otros países, para impedir una caída en un ciclo recesivo, aseguró. A su juicio, el BCE ya debería haber reducido los tipos de la zona euro, ya que el crecimiento previsto para este año (2,4%) y el bajo riesgo inflacionario no cuestionan el equilibrio económico de la UE.

"La segunda zona económica del mundo tiene que concentrarse para ser una solución y no una parte más de los problemas de la economía mundial", disparó Mussa contra el BCE. Sin embargo reconoció que Europa no puede jugar el rol de motor de la economía inernacional. "No pensamos que la zona euro pueda impedir la desaceleración mundial, ni creemos tampoco que deba orientarse hacia ese objetivo", indicó. Pero opinó que el mantenimiento de los tipos actuales, reafirmados en la reunión del BCE, está provocando una "caída mayor de la demanda potencial de la zona euro para la economía mundial".

Por el contrario, Mussa elogió la política monetaria y fiscal de EE UU, así como los anuncios del nuevo líder de Japón, Junichiro Koizumi. "Si bien no hay ninguna certeza sobre el resultado final de la economía estadounidense, que nosotros prevemos que crezca un 1,5% este año, hay que destacar como elemento positivo todo lo que está haciendo la Reserva Federal por evitar una recesión, lo mismo que los recortes tributarios previstos por el Gobierno", explicó.

En cuanto a Japón, reconoció la necesidad de sanear el sistema financiero y, a diferencia de lo declarado por Koizumi, Mussa dijo que sólo tendría impacto negativo "en el crecimiento de los sectores afectados y no en toda la economía".

 

El Fondo ultima otro crédito a Turquía

El temor del FMI y el Banco Mundial a que un agravamiento de la crisis en Turquía contagie a otros mercados emergentes ha originado la concesión de un nuevo crédito de 10.000 millones de dólares, que podría ser confirmado en las próximas horas, según informa Reuters.

Este préstamo se sumaría a los 6.250 millones de dólares que todavía están disponibles bajo el acuerdo de facilidades que tiene Turquía con el FMI, y otros 5.000 millones de dólares de un programa de préstamos del Banco Mundial. Ayer, Mussa no ocultó su temor a la posibilidad de que se produzca "una reestructuración involuntaria de la deuda de Turquía", dijo Mussa.

Deliberadamente críptico, avanzó un paso más al afirmar que "el efecto de esa situación no sería sentido sólo por Turquía, sino también por otros países que atraviesan dificultades", en referencia a otros mercados como Argentina o Brasil.

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