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POLÍTICA#LAS ELECCIONES VASCAS

La renovación del Concierto, vital para el nuevo Ejecutivo

La campaña electoral en el País Vasco está a punto de iniciarse y uno de los capítulos que pueden afectar a la gestión del autogobierno, la renegociación del Concierto Económico, el sistema que regula las relaciones financieras y tributarias con el Estado, se ha paralizado por las elecciones y por el clima de enfrentamiento en el que se mueven nacionalistas democráticos (PNV y EA) y constitucionalistas (PSOE y PP, fundamentalmente). Aznar ya ha marcado el campo. La renegociación del concierto se vinculará al respeto al Estatuto de Guernica.

El Concierto Económico es la piedra angular del autogobierno vasco". La calificación del peculiar sistema que regula las relaciones tributarias y financieras entre la Administración central y las Diputaciones vascas, y por extensión, con el Gobierno de Euskadi, fue realizada la semana pasada por José María Aznar en el Congreso de los Diputados.

Estas manifestaciones las hubiera firmado perfectamente cualquier miembro significado del PNV o de EA, los dos partidos nacionalistas democráticos abiertamente enfrentados con la formación política que lidera Aznar.

Asi pues, el Concierto Económico, recuperado a finales de 1981 por un acuerdo político y consagrado en la Constitución, se ha demostrado hasta ahora como un eje vertebrador de los vascos, sean nacionalistas o no. Es más, parece que es uno de los escasos nexos, aunque no sea demasiado conocido, en una sociedad bastante crispada políticamente.

Pero la renovación del Concierto Económico, un capítulo que en teoría debería producirse a lo largo de 2001, después de 20 años de su recuperación, se presenta aho-ra más complicada que hace unos meses.

Las elecciones vascas, y el clima de enfrentamiento entre nacionalistas y constitucionalistas, ha provocado la paralización de unas negociaciones abiertas tímidamente y salpicado a un sistema de autonomía fiscal que no cuestiona casi nadie, a pesar de algunos mensajes que califican al concierto de "privilegio fiscal".

¿Qué es el concierto? ¿Qué sistema tienen los vascos que no tiene el resto de los españoles? El Concierto Económico tiene su origen en 1876, cuando se abolió la Ley Foral tras la segunda guerra carlista.

En Vizcaya y Guipúzcoa se suspendió una vez finalizada la guerra civil española, al calificar el Gobierno de Franco a estos dos territorios "provincias traidoras" por su beligerancia contra el alzamiento que derrocó al Gobierno republicano. Sólo Álava y Navarra, que tiene un sistema similar aunque se denomina convenio, mantuvieron el sistema.

Instrumento político

El Concierto Económico es un "instrumento político y no sólo jurídico", tal y como lo definió el que fuera consejero de Hacienda del Gobierno vasco, José Luis Larrea. Es el principal argumento de autogobierno de la comunidad autónoma en materia económica y la raíz del sistema fiscal vasco que concede una amplia libertad recaudatoria a las tres Dipu-taciones forales (Álava, Guipúzcoa y Vizcaya).

Surgido del Estatuto de Guernica, en el texto del concierto se establece la potestad de regular tributos y el margen de maniobra que tienen las diputaciones, impuesto por impuesto. De su carácter de instrumento político da muestra su evolución estos últimos años. Cuando las relaciones entre el PNV y el PP vivieron en 1997 sus momentos más dulces al recabar el Partido Popular el apoyo de los nacionalistas para gobernar, el concierto engordó de contenido y amplió la capacidad normativa en materia del impuesto sobre la renta de las personas físicas (IRPF) y concertó los impuestos especiales (alcoholes, tabaco e hidrocarburos). Para entonces ya tenía la gestión y recaudación de otra serie de tributos, llamados concertados, entre los que se encuentran, entre otros, el impuesto de sociedades o el IVA.

Esta política le ha permitido tener varios instrumentos para generar riqueza, incluso en los tiempos más difíciles. El concierto ha servido -a pesar de los enfrentamientos judiciales con la Administración central, alguna de las comunidades vecinas y también con las vigilantes autoridades comunitarias- para que la fisonomía de Euskadi haya experimentado un profundo cambio tanto en infraestructuras (viarias, culturales o de telecomunicaciones) como en su tejido industrial.

Gestión fiscal

El principal problema con el que se ha encontrado el concierto ha sido su gestión. Las lecturas realizadas por parte de las diputaciones forales, de la Administración central y de la Comisión Europea han sido diferentes, lo que ha provocado su judicialización y no pocos conflictos.

Y pulsos con la Administración central ha habido unos cuantos. Mientras en territorio común el régimen general de tributación en el impuesto de sociedades se sitúa en el 35%, en el País Vasco se estableció en el 32,5%. Así, en otros impuestos y en su articulado muchas veces dependiendo del momento político.

Lo que está claro es que la renegociación del concierto se presenta problemática. Las negociación se centrará sobre su vigencia -se apuesta por darle un carácter indefinido-, establecer los puntos de conexión, es decir quién, cómo y por qué se tributa a una u otra Hacienda y la ampliación de las competencias para las haciendas forales en algunos impuestos como en el IVA.

En cualquier caso, el campo en el que se jugará ya ha sido marcado. Aznar, en una clara advertencia a los nacionalistas, dijo la semana pasada que la renegociación del Concierto Económico estará vinculada al respeto al Estatuto de Guernica.

 

El riesgo de asumir la gestión tributaria

Una de las principales características que tiene el Concierto Económico es el riesgo unilateral asumido por las instituciones vascas, que son responsables de la buena o mala gestión de sus haciendas públicas.

Este riesgo supone que el cupo -la cantidad anual que paga el País Vasco al Estado por las competencias no asumidas (ver cuadro)- se calcula sobre la base del presupuesto estatal y la previsión de recaudación que tiene la Hacienda central.

El cupo viene definido como "la contribución a todas las cargas del Estado que no asuma la comunidad autónoma vasca". Defensa, algunas obras públicas, puertos de interés general, aeropuertos y aduanas, competencias no gestionadas por el País Vasco, son las principales partidas por las que se liquida el cupo. Se da la paradoja que capítulos como la financiación de la Ertzain-tza realiza un viaje de ida y vuelta.

En teoría se paga al Estado, pero el dinero se gestiona en Euskadi y se deduce del cupo base, al igual que el Insalud.

En el año 1981 se fijó la contribución vasca al cupo en el 6,24% de los gastos realizados por el Estado en las competencias no transferidas. Este índice, calificado en ocasiones por los nacionalistas como excesivo, vendría a reflejar el paso de la economía vasca en términos de renta, en el conjunto de España.

Es probable que el porcentaje del 6,24 sea uno de los temas de discusión en la renovación del Concierto Económico. Los nacionalistas dicen que se paga mucho. La Administración central opina lo contrario.

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