Sanidad estudia generalizar el copago de los medicamentos
Las conversaciones para negociar un Pacto de Estabilidad del Sector Farmacéutico comenzarán a finales de abril. La ministra de Sanidad, Celia Villalobos, tiene previsto reunirse con representantes de distintas organizaciones farmacéuticas para intercambiar opiniones sobre su contenido. La titular de Sanidad insiste en la necesidad de implantar alguna fórmula de copago para reducir la factura de los medicamentos.
El copago planea de nuevo sobre la factura farmacéutica. Después de proponerlo hace casi un año y descartarlo en los meses posteriores por el coste electoral que la medida tendría, la ministra de Sanidad, Celia Villalobos, volvió a esgrimir hace algunas semanas el ticket moderador como fórmula válida de contención del gasto.
En un almuerzo con periodistas especializados, la ministra se refirió a la necesidad de acordar con los laboratorios, los boticarios, los facultativos, las comunidades autónomas y los partidos políticos lo que el mundo sanitario conoce ya como un Pacto de Estabilidad para el Sector Farmacéutico. Un acuerdo, semejante al pacto de pensiones, que pretende, entre otras cosas, reducir una factura que supera el billón de pesetas y lograr que el gasto crezca en tasas interanuales no superiores al 8%.
En este contexto, la titular de Sanidad aseguró que amplios sectores del PP creen que debe negociarse con carácter de urgencia la aplicación de un sistema de copago por rentas en el que no se excluiría a ningún colectivo, ni siquiera a los pensionistas.
Esta propuesta permitiría, a juicio de Villalobos, que algunos pensionistas con elevadas rentas por jubilación pagasen un porcentaje de las medicinas que consumen y un padre de familia con dos hijos e ingresos totales de 150.000 pesetas mensuales no desembolsase nada.
Otra de las reformas que se plantean desde el partido en el Gobierno es imponer la venta de medicinas en envases clínicos. Esta medida, aplicada en el Reino Unido, es una de las que provocan mayores recortes en la factura global farmacéutica, pero atenta de lleno contra los intereses de los laboratorios.
El uso de envases clínicos supone que las farmacias vendan el número exacto de pastillas u otro tipo de medicina que el médico haya recetado, evitando así el despilfarro que suponen la mayoría de los actuales envases de venta al público, ya que cuando finaliza el tratamiento suele restar aún incluso más de la mitad del fármaco consumido.
Villalobos se refirió también al sector de la distribución, asegurando que debería ser de nuevo objeto de atención administrativa, y precisó que sería necesario abaratar por ese frente el coste de los medicamentos. En el PP se ha llegado incluso a plantear la desaparición de esa distribución en los casos en los que sea posible.
æpermil;stas son algunas de las cuestiones que Celia Villalobos planteará a los distintos representantes del sector farmacéutico, con los que tiene previsto reunirse la próxima semana. El decreto de medidas liberalizadoras, aprobado por el Gobierno en junio de 2000 y que incorporó varias medidas de contención del gasto en medicamentos, abrió una brecha importante en las relaciones entre las distintas organizaciones farmacéuticas y los ministerios de Sanidad y Economía, promotor de la reducción de márgenes.
Ahorro del SNS
Según cálculos elaborados por la Confederación Empresarial de Oficinas de Farmacia de Andalucía (Ceofa), la obligación de las oficinas de hacer descuentos a la Seguridad Social y el bloqueo de los márgenes (de oficinas y mayoristas) cuando los fármacos superan las 13.035 pesetas ha permitido ahorrar al Sistema Nacional de Salud casi 22.000 millones de agosto de 2000 a febrero de 2001.
A esta cantidad hay que sumar un ahorro de 7.463 millones de pesetas correspondiente a la implantación de los precios de referencia (que permite a la Seguridad Social financiar el fármaco más barato) en diciembre de 2000. Mejor dicho, a la rebaja anticipada de precios que los laboratorios hicieron en el segundo semestre de 2000 para poder competir con los precios de referencia.
Según Ceofa, este efecto indirecto de los precios de referencia ha absorbido ya el 70% del ahorro real en este capítulo. En total, en estos ocho meses y entre unas medidas y otras, el ahorro podría alcanzar los 30.000 millones.
El gasto farmacéutico efectivo ha sido durante este periodo de 646.449 millones, 695.869 millones si se contabiliza la aportación de los usuarios (7,14% de media, pues los pensionistas no pagan), frente a un gasto virtual de 668.438 millones de pesetas, el que se hubiese generado si no se hubiese implantado la medida. El impacto del bloqueo de márgenes en el caso de los medicamentos con un coste superior a las 13.035 pesetas ha sido de 7.309 millones de pesetas; la cuantía absoluta de los descuentos a las oficinas de farmacia ha sido de 15.202 millones. En porcentaje, el impacto de las medidas ha sido del 3,32%.
Los márgenes brutos de las farmacias crecen más del 10%
Los boticarios consideran que la reducción de márgenes y los descuentos a la Seguridad Social, decretados en junio de 2000, son peaje suficiente para un sector al que habitualmente se le acusa de obtener beneficios millonarios. El número de farmacias se mantiene estable desde hace años. En 1998 había 19.200; en 2000, 19.641. Este último año la facturación me-dia por venta de medicamentos fue de 69 millones, y el margen, de 19 millones.
Los farmacéuticos opinan que son los laboratorios, algunos con crecimientos de dos dígitos, los que deben ahora apretarse el cinturón. Esta opinión es compartida por los partidos políticos, aunque encuentra reticencias en CiU, con una potente industria en aquella comunidad autónoma. Pero los laboratorios acaban de firmar la devolución de los 30.000 millones que debían y pagarán 5.500 millones para investigación, lo que hace difícil nuevas concesiones.