El mercado europeo vive una invasión de bonos de alto riesgo
El mercado de bonos de alto riesgo europeo ha vivido un espectacular crecimiento en los últimos dos años. La capitalización de este mercado ha aumentado más de un 400% desde 1999, dando alas a la liquidez y a la diversificación. Cada vez más empresas optan por financiarse mediante la emisión de bonos de alto riesgo, lo cual ha despertado el interés de muchos gestores de fondos, que ven potencial en un mercado que ha comenzado a madurar.
Hace apenas dos años, el mercado de bonos de alto riesgo europeos, en inglés conocidos como high yield, era algo más bien testimonial, y su capitalización apenas superaba los 5.000 millones de euros (800.000 millones de pesetas). Los bonos de alto riesgo son aquellos que emiten empresas cuya calificación crediticia está ligeramente por debajo del denominado grado apto para la inversión.
Por esta razón las empresas deben emitir bonos a un tipo de interés muy superior al de los bonos estatales. Con respecto a febrero de 1999, el mercado de bonos de alto riesgo europeo ha experimentado un desarrollo sin parangón, hasta alcanzar una capitalización superior a los 30.000 millones de euros (casi cinco billones de pesetas). Es decir, que en 24 meses se ha quintuplicado el dinero invertido en este mercado. También el nú-mero de emisiones se ha triplicado desde comienzos de aquel ejercicio.
Los grandes artífices de este desarrollo han sido las compañías de telecomunicaciones de tamaño mediano o pequeño, muchas de las cuales optaron en 1999 por financiarse a través de emisiones de renta fija, precisamente el año que este sector estuvo más en boga entre analistas, gestores e inversores.
"El mercado europeo de bonos de alto riesgo nació en 1993, pero entonces era muy pequeño", relata Christian Roth, gestor de Morgan Stanley Dean Witter. "En 1997 comienzan a emitirse los primeros bonos importantes gracias a la llegada del euro, pero el mercado no se desarrolla hasta 1998 y 1999, gracias a las empresas de cable y telecomunicaciones", continúa.
Hasta hace bien poco, el interés de los gestores de fondos por estos activos era prácticamente nulo, y su mirada se dirigía principalmente hacia Estados Unidos, mercado éste muchísimo más maduro que el europeo. "Antes no era posible invertir, porque no había emi-siones suficientes", señala Bruno Saugnac, gestor de Indocam. No obstante, las instituciones de inversión se han percatado del creciente valor añadido de los bonos de alto riesgo europeos. El aumento de la capitalización y del número de emisiones ha permitido dotar a Europa de mayor liquidez y diversificación.
Emisiones de las 'telecos'
"El año 1999 estuvo dominado por las grandes emisiones de las telecos", explica Keith Swabey, gestor de JP Morgan Fleming. "Sin embargo, en 2000, el mal momento que atravesó el sector provocó un descenso de las emisiones a favor de las de otros grupos empresariales, lo que ha permitido que el mercado madure", añade.
Los gestores de fondos están recomendando invertir una parte de la cartera en bonos de alto riesgo europeos como medida de diversificación. Al contrario de lo que sucedió en 2000, el diferencial entre el tipo de interés de estos bonos y el de la deuda pública ha descendido, y los precios de los bonos subieron a comienzos de año gracias al impulso de la renta variable.
Los bonos de alto riesgo son activos que reaccionan positivamente a las subidas de las Bolsas, a las caídas de tipos y, en definitiva, a las buenas perspectivas económicas. El riesgo no es tanto el descenso en el precio de los bonos como la posibilidad de que las empresas no puedan hacer frente a los pagos.
"Aunque la recesión afecta al riesgo de impago, en estos momentos la rentabilidad media de estos activos se sitúa un 9% por encima de la deuda pública, lo que nos demuestra que el escenario económico negativo ya ha sido descontado", subraya Roth.
A finales de noviembre, en plena caída bursátil, este diferencial llegó a situarse por encima del 10,5%. La buena marcha de las Bolsas a comienzos de año hizo caer este diferencial a porcentajes más atractivos. Para Christian Roth, éste es el momento idóneo para comenzar a entrar en bonos de alto riesgo, pues históricamente se ha demostrado que tras una recesión estos activos viven periodos de fuerte crecimiento, incluso con rentabilidades de dos dígitos.
"El bono no va a subir de precio hasta que no mejore la Bolsa. Hasta entonces, las rentabilidades provendrán más del cupón al que se emite el activo que de su apreciación", matiza Keith Swabey. Los gestores, sin embargo, confían en que la desaceleración de la economía será leve, con lo que una vez que comience la recuperación de las Bolsas, caerán los diferenciales y la rentabilidad provendrá tanto del tipo de interés de las emisiones (todavía elevadas) como por la revalorización del precio de los activos.
El bono de Jazztel, entre los mejor valorados
A pesar de que la calificación crediticia de Jazztel es algo menor a la de otras compañías objeto de inversión en bonos de alto riesgo, la empresa de telecomunicaciones española goza de prestigio entre muchos gestores. De hecho, Jazztel se encuentra entre los 10 mayores valores de algunas de estas carteras.
Es el caso del fondo europeo de bonos de alto riesgo de Morgan Stanley Dean Witter, en el que Jazztel tiene un peso del 2,3%; bastante elevado si se tiene en cuenta que estas carteras, muy diversificadas, pocas veces dedican más del 3% a un solo valor. Para Christian Roth, gestor de este fondo, Jazztel es una compañía con éxito en su negocio y que tiene asegurada su financiación para éste y para el año que viene. "Si tiene éxito, el bono de Jazztel vivirá buenas apreciaciones", asegura.
Jazztel es también uno de los valores estrella en la cartera de CA-Funds Euro High Yield de la gestora francesa Indocam. Su peso en este fondo es del 2%, sólo superado por otros siete valores.
A pesar del mal momento que han vivido las telecos en el último año, los gestores de estos fondos siguen apostando por aquellas compañías de tamaño mediano con capacidad de financiación, que se beneficiarán de la desaparición de las más pequeñas.