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La escalada del IPC subyacente mina la competitividad

El núcleo duro de la inflación, medido a través del IPC subyacente, duplica ya en España el de los principales competidores europeos, al igual que ocurre con los servicios.

Una de las principales asignaturas pendientes del Gobierno es la reducción del diferencial de inflación con la Unión Europea (UE), que se ha ampliado hasta 1,7 puntos al cierre del pasado año, algo que amenaza con entorpecer la competitividad de los bienes y servicios españoles frente a los de los principales competidores, que se encuentran en la zona euro. El problema, lejos de corregirse, corre el peligro de agravarse si se tiene en cuenta que la brecha también se está ampliando en el llamado "núcleo duro" de la inflación, que se mide a través del IPC subyacente (descuenta de los precios los componentes más variables, como la energía y los alimentos frescos).

En España, la tasa subyacente, que alcanzó en enero el 3,1%, el nivel más alto desde 1996, duplica ya la de los principales miembros de la UE. A pesar de que la Oficina de Estadísticas de la UE (Eurostat) no publica la inflación subyacente de la media comunitaria, debido a que algunos de los Estados miembros no elaboran este dato y en otros no es homogéneo, los países centrales del área sí incorporan esta tasa en sus cuentas nacionales, y la utilizan para medir el componente estructural de los precios de sus respectivas economías.

En Francia, la tasa subyacente (descuenta del IPC la energía) ha aumentado ligeramente en los dos últimos años, del 0,7% de enero de 1999 al 1,1% de diciembre de 2000, muy por debajo de lo que lo ha hecho en España, que ha pasado del 2,2% al 3,1%.

En Alemania, la inflación subyacente ha variado, al igual que en España, alrededor de un punto (ha pasado del 0,5% al 1,6%) en el mismo periodo, pero sigue manteniéndose en la mitad de la española. En el caso del Reino Unido, la variación ha sido similar. En Gran Bretaña, cuyas autoridades estadísticas descuentan para la tasa subyacente también los gastos de los consumidores por préstamos hipotecarios, este índice ha pasado del 2,6% al 1,8% en diciembre de 2000, por debajo del español.

Por otra parte, también son preocupantes las tensiones inflacionistas en el sector de los servicios. Su permanencia en el tiempo acaba recogiéndose también en la inflación subyacente.En España, el IPC de los servicios ha pasado del 3,6% al 4,5% en enero de 2001, mientras que en la zona euro la media se encuentra en niveles cercanos al 2%. El Gobierno español culpa a algunos empresarios del sector de aumentar injustificadamente sus tarifas para aprovechar el tirón de la demanda.

 

Los precios en Portugal se disparan al 4,4%

El peligro de pérdida de competitividad, derivada del diferencial de inflación, no es exclusivo de España. Irlanda es el país de la UE con un IPC más alto (4,6% en diciembre de 2000), afectada por el vigoroso crecimiento que lleva cosechando desde hace dos años. Ayer, Portugal se le unió a la cabeza del área. El IPC armonizado en el país vecino subió un 0,4% en enero respecto a diciembre, lo que situó la inflación interanual lusa en el 4,4%, el valor más elevado desde abril de 1995, y la segunda mayor tasa de la región.

La subida registrada en enero en Portugal se debe, en su mayor parte, al aumento del precio de los alimentos, combustibles, servicios domésticos y gas. En los próximos días, Eurostat dará a conocer el IPC armonizado del conjunto de la UE, una vez se conozcan los datos de todos los países miembros. En España, el IPC armonizado se redujo en enero al 3,8%, una décima menos que el índice de precios de consumo calculado por el INE.

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