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EDP y RWE buscan el apoyo de Electrabel en sus OPA a Cantábrico

EDP y Cajastur, por un lado, y RWE, por otro, intentan que Electrabel se sume a sus ofertas por Cantábrico. El presidente de la eléctrica asturiana, âscar Fanjul, considera que EDP, RWE y, tal vez, Ferroatlántica podrían quedar obligadas a negociar después de las OPA. Y, por otro lado, estima no descartable una operación entre energéticas españolas.

Electricidade de Portugal (EDP) y Cajastur, que han lanzado una oferta pública de adquisición (OPA) de acciones sobre Cantábrico, buscan el apoyo de la belga Electrabel (que posee el 10% del capital) para mejorar su situación ante el complejo panorama para tomar el control de la empresa asturiana, según fuentes próximas a la operación.

La OPA de la compañía portuguesa y la caja que preside Manuel Menéndez, que ha sido autorizada por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), cuenta ya con el compromiso de la estadounidense TXU para venderles su 19,3%.

No obstante, esa misma estrategia quiere seguir la alemana RWE, que está pendiente de la autorización de su oferta por el organismo supervisor de la Bolsa. Esta compañía tiene ahora el respaldo de accionistas asturianos, como Masaveu y Carceller, que suman cerca del 10% del capital.

Por su parte, el presidente de Cantábrico, âscar Fanjul, considera que probablemente estas empresas quedarán abocadas a negociar después de las OPA, en el caso de que ambas logren porcentajes significativos. Además, la coyuntura se puede complicar si Ferroatlántica y EnBW optan por la mejora de su propuesta.

La compañía que preside Juan Miguel Villar Mir pretendía revocar su segunda OPA sobre la eléctrica asturiana. Sin embargo, la Comisión de Valores se adelantó y le comunicó ayer oficialmente que ha decidido rechazarla.

El intento de retirada de Ferroatlántica se produce después de que este organismo supervisor le haya instado a eliminar algunas de las condiciones, como la que la que le condiciona el éxito a lograr un 60% del capital.

Fanjul, que no quiso pronunciarse sobre las posibles bondades e inconvenientes de cada oferta, sí subrayó que el consejo de Cantábrico considera que el proceso se está desarrollando de forma idónea para los accionistas. No obstante, reconoció la división existente actualmente en este organismo (ahora seis consejeros apoyan a EDP, y otros seis, a RWE), que el próximo viernes examinará la oferta de EDP-Cajastur.

Respecto al proyecto de RWE, señaló que esta empresa quiere hacer crecer a Cantábrico, a la que convertiría en su sociedad energética para la península Ibérica y América Latina. El desarrollo se financiaría con una ampliación de capital. Sobre la identidad de Cantábrico, no dudó en señalar que RWE necesita la sede de Oviedo para desarrollar su plan de toma de posiciones en el mercado español.

Con independencia de estos proyectos y de que Endesa e Iberdrola, al fallar sus fusión, no sacarán activos al mercado, Hidrocantábrico quiere crecer y no sólo a través de las inversiones en ciclos combinados. En este sentido, Fanjul se refirió a las oportunidades que se abren por el interés de las autoridades energéticas de acabar con las centrales de propiedad compartida. La empresa negocia contratos de gas con diversas compañías.

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