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El Banco de España confirma que la economía crece ya por debajo del 4%

La economía española creció el 4,1% en el año 2000, a pesar de la desaceleración observada desde la mitad del ejercicio, según el Banco de España. En el último trimestre el PIB creció sólo al 3,9%, fruto del menor consumo e inversión.

La economía española pierde dinamismo, en un contexto de desaceleración internacional tanto en Estados Unidos como en la Unión Europea (UE). Así lo destacó ayer el Banco de España en su último informe de coyuntura, en el que estima que el producto interior bruto (PIB) creció en el cuarto trimestre del año 2000 el 3,9%, frente al 4,1% del tercer trimestre y el 4,2% del primer semestre. En el conjunto del año, la economía española ha conseguido mantener un crecimiento medio elevado, del 4,1%, similar al de 1999 (4%), aunque con un perfil descendente y diferente composición.

La progresiva desaceleración de la actividad ha tenido su origen, según la autoridad monetaria, en la evolución de la demanda interna y particularmente en el consumo privado, como consecuencia, entre otros factores, de la pérdida de renta real por el encarecimiento del petróleo, del retroceso de los niveles de confianza de los consumidores y de la evolución negativa de los mercados de valores, refugio de gran parte del ahorro de las familias.

La composición del crecimiento tiene dos caras bien diferenciadas. Mientras la demanda nacional se desaceleró ocho décimas en el pasado ejercicio, como consecuencia del menor consumo e inversión, la aportación negativa del sector exterior ha sido de sólo -0,2 puntos, frente a -1,5 puntos de 1999. En el último trimestre, incluso, el sector exterior abandonó la zona negativa de crecimiento, según el Banco de España, mientras que la demanda interna creció el 3,9%, frente al 4,1% del tercer trimestre.

2001

El gobernador de la entidad, Jaime Caruana, consideró ayer en Castellón que la desaceleración de la economía española es "razonable", teniendo en cuenta el "aterrizaje" forzado de Estados Unidos.

Caruana estima que esta desaceleración "se va a mantener a lo largo de este año", en el que prevé un crecimiento de la economía española en el entorno del 3,5%. El gobernador justificó la decisión tomada el jueves por el BCE de no rebajar los tipos de interés en la zona euro, señalando que la coyuntura en Europa es mejor que la estadounidense. No obstante, el Banco de España continúa alertando de los riesgos de la economía española, entre los que destaca, en su informe, la divergencia en el comportamiento de los precios entre España y la media comunitaria, "lo que representa un riesgo de pérdida de competitividad, que podría acentuarse a lo largo de este año, en un contexto de apreciación del tipo de cambio".

El Banco de España considera que, si bien la aceleración de la inflación en 2000 fue más intensa en el componente energético, también se observó entre los precios de los bienes industriales no energéticos y de los servicios, como consecuencia del traspaso de los mayores costes hacia los precios finales de esos productos, algo que ha propiciado la ampliación del diferencial de inflación de España con la UE, que se encuentra ahora en 1,7 puntos.

Respecto a la ejecución presupuestaria, la autoridad monetaria cree que, según la información disponible hasta noviembre, se cumplirá con holgura el objetivo oficial de déficit público para el año 2000, cifrado en el 0,3% del PIB para el conjunto de las Administraciones públicas (Estado, comunidades autónomas, municipios y Seguridad Social).

Ello se conseguirá gracias al aumento de los ingresos por encima de los esperado, que ha permitido financiar un aumento del gasto por encima del presupuestado.

 

La creación

de empleo se limita al 3,3%

La desaceleración de la actividad en los últimos meses de 2000 vino acompañada de un comportamiento similar del empleo. El Banco de España estima que el pasado año se cerró con un incremento de la ocupación del 3,3%, tres décimas menos que en 1999.

Más preocupante para la entidad es el efecto de la inflación sobre los salarios. Considera que, si la negociación colectiva para el año 2001 no se plantea desde la perspectiva de un retorno de la inflación "hacia niveles compatibles con la estabilidad de precios" (el BCE apunta al 2%), aumentará el riesgo de una aceleración mayor de los costes y de pérdidas de competitividad con Europa.

En su opinión, la economía se enfrenta ahora al reto de volver a la senda de la "moderación de rentas o desviarse hacia comportamientos más propios de una economía indizada, lo que, dada la ausencia de mecanismos de ajuste alternativos, erosionaría el potencial de crecimiento económico y de generación de empleo".

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