Greenspan da por válido el milagro de productividad
Animado por los últimos estudios empíricos de economistas de la Reserva Federal como Daniel Sichel y Kevin Stiroh, Alan Greenspan cree fervientemente en el llamado milagro de la productividad de la economía estadounidense.
"Ha habido un repunte extraordinario del crecimiento de la productividad en los últimos años", dijo el presidente de la Reserva Federal en su comparecencia ante el Senado el jueves pasado.
Por eso, añadió, es perfectamente factible el recorte de impuestos planteado por la nueva Administración de George Bush. "La duplicación del crecimiento de la producción por hora de trabajo ha multiplicado por dos veces y medio la tasa de expansión de la base imponible", afirmó. De ahí, el superávit público récord de 800.000 millones de dólares previsto en 2001.
Según los datos oficiales, la productividad en EE UU ha crecido desde mediados de 1995 a un ritmo superior al 3%, duplicando la tasa de crecimiento registrada entre los años setenta y mediados de los noventa. Si este ritmo se mantiene, impulsará el crecimiento potencial -es decir, no inflacionista- de la economía y, las autoridades monetarias y fiscales podrán permitirse el lujo de dar fuertes estímulos fiscales y monetarios sin peligro de que se disparen los precios.
Para Greenspan, la prueba concluyente de que la economía estadounidense ha sufrido un cambio estructural gracias a las nuevas tecnologías de la información es la "fortaleza sostenida de la productividad " pese a la "desaceleración marcada de la demanda agregada en el segundo semestre de 2000".
La OCDE asiente
Economistas de la OCDE coinciden. "Lo asombroso es que EE UU ha registrado una fuerte aceleración de la productividad en la fase más avanzada del ciclo", afirma Paul Schreyer de la OCDE. Es una muy buena noticia, añade.
Una mayor capacidad para el crecimiento no inflacionista en EE UU no sólo crea margen para bajadas de impuestos sino también garantizaría (aunque la Administración Bush es más reacia a llegar a esta conclusión) la solvencia en el futuro de la seguridad social sin necesidad de sustituirlo por un sistema de capitalización. Pero no todos comparten el optimismo de Greenspan y la OCDE. Economistas más escépticos achacan una gran parte del milagro de la productividad a las quimeras estadísticas de un peculiar sistema de medición.
En primer lugar, sostienen, la medición de la jornada de trabajo es una variable crítica puesto que la productividad mide precisamente cuánto se puede producir en un número determinado de horas de trabajo. Normalmente, los cálculos se basan en una semana laboral de 40 horas, que no parece ajustarse a la realidad del lugar de trabajo globalizado a 24 horas.
"La jornada de 40 horas semanales es creíble en el caso de los trabajadores de cuello azul pero para los demás es inverosímil", dice Doug Henwood autor del libro The new economy? (¿Nueva Economía?, Verso, 2001).
Paradójicamente, las innovaciones tecnológicas, -ordenadores portátiles, teléfonos móviles-, han facilitado la prolongación de la jornada fuera del despacho, reconoce Schreyer de la OCDE.
Es bastante probable, por tanto, que se ha infravalorado el número de horas de trabajo invertidos por unidad de producción con una sobrevaloración correspondiente de la productividad.
En segundo lugar, Robert Gordon de Northwestern University sostiene que la fuerte aceleración de la productividad de los últimos años se ha producido casi exclusivamente en el sector de informática y telecomunicaciones. Según datos de la Reserva Federal, la producción total de estos sectores registra un crecimiento anual del 50% frente al 2% en otros.
Puesto que la incorporación de mano de obra a los sectores de alta tecnología ha sido mínima, este 50% tiene que achacarse casi exclusivamente a los aumentos de la productividad. Los demás sectores están muy atrás.
Si Gordon acierta, y el milagro de la productividad es cosa de ordenadores y no mucho más, es obvio que el método elegido para calcular el valor de la producción de equipos informáticos resulta de suma importancia.
Medir la calidad
De ahí, la fuerte polémica desatada por el llamado sistema de valoración hedónica en EE UU adoptado para contabilizar los rápidos aumentos de potencia de los productos informáticos. Utilizando este nuevo método de medición econométrica de la mejora de calidad, se calculó en 255.0000 millones de dólares el valor de la producción de ordenadores en 1999, pese a que el total de ventas de ordenadores sólo ascendía a 92.500 millones de dólares.
Según las estimaciones más conservadoras, una séptima parte del crecimiento de la productividad puede explicarse por el nuevo método. Andrew Harless, colaborador de un boletín especializado, calcula que las revisiones del valor de los ordenadores equivalen al 7% del crecimiento del PIB en 1999.
Los escépticos se preguntan si las mejoras informáticas justifican de verdad este gran maquillaje . ¿Pasar de un gigabyte a 800 es realmente tan distinto de las innovaciones del pasado? Cómo dice John Cassidy en la revista estadounidense The New Yorker:"Es como si el Departamento de Comercio hubiese decidido que, ya que el pan es más nutritivo que antes, se debería contar cada dos barras vendidas como si fueran tres".
La UE también adoptará la valoración Hedónica
Si la aplicación de métodos de valoración hedónica ha elevado un 0,4% el crecimiento anual de la productividad, según el Departamento de Comercio, no es de extrañar que Europa se plantee adoptar una metodología similar. Al fin y al cabo , la productividad manufacturera de las principales economías europeas ha caído respecto a EE UU en la última década pese a la mayor creación de empleo en la superpotencia. Si esto es el resultado de un cambio en el método de medición, lo lógico es que este se estandarice.
Por eso, Eurostat estableció el Centro Europeo para Modelos Hedónicos que pretende elaborar "coeficientes de adaptación a cambios de calidad que los Estados miembros pueden aplicar a sus índices de producción de ordenadores". Los resultados de la economía alemana, donde los sistemas hedónicos no se usan se verían sensiblemente mejorado si se adoptasen. El Bundesbank calcula que el crecimiento del gasto en productos informáticos subiría del 6 al 27% si se aplicara estos métodos hedónicos. La Oficina de Estadística Nacional en el Reino Unido , por su parte, calcula que la medición hedónica triplicaría la tasa de crecimiento de la producción manufacturera británica. Francia y Dinamarca ya empiezan a usar métodos hedónicos. "Se generalizará cada vez más " dice Schreyer de la OCDE. El escéptico James Grant ironiza que "la convergencia estadística global" sobre la medición de incrementos de calidad en la informática "será anticipada por los mercados de divisas" con efectos nefastos para el dólar.