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La inflación cerró el año 2000 en el 4%, el doble del objetivo del Gobierno

La inflación se disparó en 2000, cerrando el ejercicio con un incremento del 4%, justo el doble de lo previsto por el Ministerio de Economía, en un año caracterizado por el encarecimiento de las materias primas energéticas y la depreciación del euro frente al dólar. El Gobierno no ha conseguido dominar la presión alcista en los alimentos frescos y servicios, especialmente en el turismo y la hostelería. Ahora, Economía confía en que las aguas vuelvan a su cauce, una vez que el petróleo ha iniciado una senda descendente. PSOE, IU y sindicatos, por su parte, critican la "pasividad" del Ejecutivo y le piden medidas urgentes para atajar la inflación.

N o se puede decir que 2000 haya sido un buen año para el control de la inflación. El ejercicio se inició con el índice de precios de consumo (IPC) en el 2,9% y la esperanza del Gobierno de reducir esta tasa interanual al 2%, objetivo del Banco Central Europeo (BCE) para el conjunto de la zona euro, que hizo suyo también el Ministerio de Economía.

Doce meses más tarde, el IPC cierra el año 2000 en el 4%, el doble de lo previsto por el departamento que dirige Rodrigo Rato, una tasa interanual (diciembre sobre diciembre) que ha supuesto un sobrecoste para la economía de más de medio billón de pesetas en revalorización de pensiones e indización de salarios, y, lo que es más grave, ha sembrado la incertidumbre sobre los agentes sociales (empresarios y sindicatos) sobre la salud de la economía, algo que está presionando sobre los procesos de negociación colectiva.

El encarecimiento de los carburantes (15,1%), fruto del shock petrolero vivido a mediados de año en los mercados internacionales, es responsable de aproximadamente el 25% del incremento del IPC en 2000 (un punto de los cuatro de aumento), un factor exógeno a la economía española, en el que también ha incidido la depreciación del euro frente al dólar, divisa con la que se pagan las importaciones de crudo.

El restante 75% es imputable a factores endógenos. La alimentación, en primer lugar, es responsable de 0,9 puntos (otro 25%), achacable especialmente a los alimentos no elaborados (frescos), que han acumulado una subida del 6,5% en sólo 12 meses.

Los servicios derivados del turismo y la hostelería, en segundo lugar, han aportado al IPC otros 0,73 puntos (casi el 20%) de los cuatro puntos de crecimiento general de los precios. El resto se lo reparten, entre otros, la vivienda (0,5 puntos), la cultura (0,2 puntos) y los artículos del hogar.

Ayer, el Instituto Nacional de Estadística (INE) dio a conocer, además de las cifras globales del año 2000, el dato de diciembre, en el que los precios de consumo crecieron el 0,3% sobre noviembre. Esta subida, menor que la registrada en diciembre de 1999 ha provocado que el IPC interanual se reduzca una décima, del 4,1% de noviembre al 4%. Diciembre fue un mes atípico respecto a periodos anteriores.

El precio de las gasolinas, que no hizo más que subir en primavera, verano y otoño, registró un fuerte descenso este mes, que provocó una caída de 0 ,7 puntos en el grupo del transporte. En cambio, los alimentos frescos experimentaron una fuerte subida de 1,1 puntos, influidos por el efecto del "mal de las vacas locas" sobre las decisiones del consumidor. Mientras el precio del vacuno cayó el 0,5%, el del pollo y cerdo experimentaron fuertes ascensos del 6,7% y 3,4%, respectivamente, en sólo un mes, a los que se sumó el pescado (4,7%) en plenas fechas navideñas.

Por comunidades autónomas, la inflación es especialmente preocupante en Murcia, en donde los precios de consumo crecieron el 4,8% el año pasado. Por encima de la media nacional se encuentran también La Rioja (4,5), Asturias (4,3%), Cataluña (4,2%) y Navarra, Castilla-La Mancha y Castilla y León, con el 4,1%.

Por el contrario, Cantabria fue la comunidad en la que los precios subieron menos (3,5%) en el año 2000.

Por provincias, Murcia (4,8%), Córdoba y Cuenca (4,6%) y La Rioja (4,5) fueron las más inflacionistas en el pasado ejercicio.

 

La subyacente se encuentra ya en el 3%

La inflación subyacente, que descuenta del IPC general el efecto de los elementos más variables que componen este índice, como los precios de los alimentos frescos y los productos energéticos, aumentó también en diciembre una décima, hasta el 3%, un nivel desconocido desde 1996.

Hace un año, en diciembre de 1999, esta tasa se encontraba en el 2,4%.

El aumento de la inflación subyacente es considerado por la teoría económica clásica como un dato esencialmente negativo, tanto más si se tiene en cuenta que mide el componente estructural de los precios en una economía y que éste es muy difícil rebajarlo una vez incorporados los efectos de la subida de los salarios y de los márgenes empresariales.

Hasta el momento, el Gobierno había argumentado que el nivel de inflación que se registraba en España no era alarmante, ya que la tasa subyacente se encontraba próxima al 2%, nivel de referencia de la autoridad monetaria de Francfort. Sin embargo, este nivel se ha superado en un punto al final de 2000.

El Ejecutivo confía ahora en que la bajada que se ha producido en las últimas semanas en los precios de los carburantes alivie las tensiones inflacionistas en los próximos meses. El problema se encuentra en que, para cuando ello ocurra, la inflación subyacente se habrá aupado a niveles "preocupantes", según alegan algunos gabinetes de estudios como el del BBVA y Caja Madrid. Otros analistas, como los del BSCH esperan incluso que la tasa subyacente "se estabilice ligeramente por encima del 3%" en la segunda mitad de 2001, a un nivel, incluso superior al IPC.

 

El petróleo sólo

es responsable de la cuarta parte

El encarecimiento de la energía es responsable de casi un punto de los cuatro que subió la inflación en 2000. Debido a ello, los precios de los transportes se elevaron un 5,6%.

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