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TRIBUNA

<I>Madurez, no saturación en la telefonía móvil</I>

El principal reto de la telefonía celular en España no es crear más mercado, sino dar un salto cualitativo.

En las últimas semanas se ha venido comentando en diferentes medios de comunicación que la telefonía móvil en España ha comenzado a dar señales de saturación, atendiendo a los datos de crecimiento del año 2000.

Sin embargo, las cifras no muestran más que el grado de madurez que está alcanzando la telefonía móvil en nuestro país.

Es más, la desaceleración del crecimiento es una circunstancia completamente lógica teniendo en cuenta que se ha superado el 50% de la cuota de penetración entre la población española.

Más que saturación, se debería hablar de oportunidad, ya que, aunque no se produzca un crecimiento vertiginoso en el número de nuevos móvil-hablantes, éstos seguirán queriendo renovar sus terminales.

Habría, por tanto, que diferenciar el problema de los operadores, donde, evidentemente, el consumo ya no aumentará al mismo ritmo, de la situación de los fabricantes y distribuidores, para los que esta situación supondrá un renacimiento del mercado.

Como en la introducción de otras tecnologías, la telefonía móvil ha experimentado también un proceso de crecimiento progresivo marcado por diferentes etapas que pueden ser enumeradas.

En la primera, fueron los líderes de opinión y ciertos profesionales los que se lanzaron a la aventura de comprar un teléfono móvil; aventura, teniendo en cuenta los precios, servicios y modelos disponibles en aquel entonces, en su mayoría teléfonos para coches.

Posteriormente la moda o necesidad se extendió por el mundo de los negocios, convirtiéndose en un elemento indispensable para desarrollar la actividad profesional.

Seguidamente fue el ciudadano de a pie el que se introdujo en el uso del teléfono móvil, favorecido en gran medida por la reducción de precios y la mejora de la tecnología. Fue precisamente aquí donde se produjo el crecimiento definitivo de la telefonía móvil.

Y es ahora, una vez conquistada más del 50% de la población española, cuando los ratios de crecimiento descienden pero no desaparecen, lo cual es completamente lógico.

Y qué pensábamos, ¿que íbamos a continuar con porcentajes superiores al 40% hasta alcanzar al último de los españoles...?

Hay que recordar que en el pasado la implantación de otras tecnologías necesitó el paso de varias décadas.

Incluso Internet está requiriendo un gran esfuerzo por parte de empresas y Gobiernos para alcanzar la madurez deseada.

La situación, por tanto, es altamente satisfactoria. El mercado de la telefonía móvil tiene por fin el grado de madurez ideal para afrontar los retos que la nueva tecnología, en especial la UMTS, nos depara.

Y es que no debemos confundir madurez con saturación. El primer concepto representa consolidación y asentamiento. Mientras el segundo denota cansancio, que en ningún momento es la realidad de la telefonía móvil, ni en España ni en el resto de Europa.

Así las cosas, el mercado español se encuentra en la situación propicia para abordar el desarrollo definitivo de los terminales móviles y disfrutar de todos los beneficios y utilidades de la tercera generación de telefonía móvil. Es más, se puede decir que ya quisieran otros países, Estados Unidos entre ellos, sin ir más lejos, estar en la posición de liderazgo en la que se encuentra España.

Por una vez tenemos la oportunidad de liderar un cambio tecnológico de notable importancia.

El principal reto, por tanto, no es ya crear más mercado, sino dar un paso cualitativo y afrontar con todas nuestras fuerzas la nueva tecnología, la que realmente implantará el terminal móvil en nuestras vidas.

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