California da marcha atrás en su desastrosa liberalización eléctrica
El gobernador de California, Gray Davis, ha calificado la liberalización eléctrica de su Estado como un "fracaso colosal y peligroso" y propone revertir el proceso creando una agencia pública que construya y compre generadoras eléctricas. Naufraga así una reforma que pensaban emular una veintena de Estados del país.
El gobernador californiano Gray Davis, un demócrata de corte moderado al que muchos comparan con Bill Clinton, aseguró el lunes que la liberalización eléctrica ha provocado una "pesadilla energética" con "precios disparados al alza, manipulación (del mercado) e inseguridad en el suministro". Además dijo que no está dispuesto a permitir que las generadoras eléctricas (la mayoría de fuera del Estado) "dejen a los consumidores a oscuras y lleven a la bancarrota a las eléctricas" californianas.
Para que el Estado retome "el control de su propio destino energético", Davis propone la creación un organismo público estatal que compre y construyan nuevas plantas generadoras (algo para lo que podrían aliarse con las eléctricas públicas municipales).
Además quiere más control público en la venta y distribución de electricidad (calificó como "loco" el sistema de subasta mayorista), reforzar las inspecciones para asegurarse de que las generadoras no restringen el suministro artificialmente para inflar precios e impedir por ley la venta de las plantas generadoras que todavía están en manos de eléctricas californianas. Uno de los objetivos principales del plan es reducir la dependencia eléctrica de California, un Estado en el que las políticas de defensa del medio ambiente y la incertidumbre en torno a la liberalización han congelado la construcción de generadoras durante los últimos 10 años. La propuesta está valorada en unos 1.000 millones de dólares, e incluye 250 millones para campañas que promuevan el ahorro de consumo eléctrico.
Un experimento piloto lleno de fisuras
La liberalización californiana iba a ser emulada por docenas de Estados, pero la crisis de los últimos meses ha demostrado que el proceso está lleno de grietas.
El fuerte aumento de la demanda, el encarecimiento del gas natural y la sequía han disparado los precios mayoristas (el megavatio/hora costaba 30 dólares en enero de 1999 y en diciembre alcanzó 1.400 dólares). Y las eléctricas californianas no han podido trasladar este aumento a los consumidores porque la ley les impedía subir tarifas hasta 2002. El resultado ha sido catastrófico: problemas críticos de suministro y pérdidas millonarias para las compañías.
Pacific Gas & Electric y SC Edison han perdido unos 12.000 millones de dólares desde junio. Y sus problemas financieros han hecho que las generadoras se muestren reticentes a venderles electricidad.
El Gobierno federal obligó a las generadoras a vender electricidad a California "a tarifas razonables" y hace unos días se autorizó un aumento temporal de tarifas del 7% al 15%.