Las empresas hortícolas almerienses certifican la calidad de sus productos
La seguridad alimentaria que demandan, ahora más que nunca, los consumidores europeos ha calado en las empresas hortícolas almerienses. 18 de ellas ya han certificado la calidad de sus productos.
Los tomates de Vicasol, una de las principales cooperativas agrarias de Almería, llevan en su envase el sello de certificación de Aenor, como las lavadoras u otros muchos productos industriales.
En una lavadora, por ejemplo, la pegatina garantiza que su fabricación ha seguido unos controles de calidad verificados por Aenor. En los tomates, el sello certifica "que han sido tratados con los productos químicos menos nocivos, sus niveles de residuos están muy por debajo de lo permitido en las legislaciones europeas y han sido cultivados con respeto al medio ambiente. Es decir, ofrecen las máximas garantías de salud para el consumidor", afirma Luis Fernández, responsable de calidad de Coexphal, entidad que agrupa a la mayoría de productores de frutas y hortalizas de Almería.
Vicasol fue unas de las pioneras en implantar la certificación de calidad de Aenor a través de una norma -denominada UNE 155.001- creada hace dos años a instancias de Coexphal, "la primera del mundo que asegura la calidad de un producto hortofrutícola", dice Fernández. Pero, tras Vicasol, otras muchas se han lanzado a certificar sus productos. En 1999, sólo cuatro firmas hortícolas cumplían la norma. El año pasado la cifra se multiplicó hasta 18 empresas, que cultivan unas 3.000 hectáreas de hortalizas (tomates y otros siete productos) y facturan en conjunto más de 60.000 millones, la gran mayoría procedente de la exportación a los mercados europeos.
La práctica se extiende
En toda España son ya 32 las compañías que certifican la calidad en cerca de 6.000 hectáreas de huertos, repartidos por Almería, Murcia, Alicante y Canarias. "Otras organizaciones, como los freseros de Huelva o la interprofesional del limón y el pomelo han mostrado interés en crear normas similares para sus productos", anuncia Fernández.
El objetivo es "conseguir la confianza de los clientes, que cada vez nos exigen más", afirma el gerente de Vicasol, José Manuel Archilla. No en vano las principales cadenas de distribución europeas (supermercados e hipermercados), agrupadas desde hace tres años en la plataforma Eurep, creada precisamente para exigir mayores controles de calidad a los alimentos frescos, elaboraron el año pasado Eurep Gap, un código de "buenas prácticas agrícolas" para sus proveedores, cuyos requisitos "cumple perfectamente la certificación de Aenor para las hortalizas", según indica Javier Cilla, representante en España de Eurep, en la que están integrados detallistas de ocho países europeos, incluidas compañías como la holandesa Ahold o las británicas Waitrose o Marks & Spencer.
El visto bueno de Eurep permite "garantizar nuestras hortalizas en las principales cadenas europeas", dice el técnico de Coexphal. "Y diferenciarnos de otros competidores, como los productos marroquíes", añade el gerente de Vicasol, que ya prepara "ofrecer información por Internet sobre los tratamientos fitosanitarios de nuestras hortalizas, porque los clientes nos piden cada vez una mayor transparencia".
La certificación de calidad "no tiene por qué aumentar, por sí sola, los precios de las hortalizas", matiza Archilla. "Supone un coste, pero más que nada implica un esfuerzo de gestión del agricultor: cuidar más los cultivos para que los consumidores estén tranquilos".