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Tribuna
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La democratización de los ‘hedge funds’

Más clientes pueden acceder a esta inversión gracias al cambio en la regulación y la estructura de poder

GETTY IMAGES

La industria de los hedge funds o fondos de inversión libre ha cambiado de forma estructural, en su funcionamiento y en sus perspectivas. Hasta hace no mucho, todos esos fondos eran inaccesibles para el cliente de a pie. Sin embargo, gracias a algunos cambios regulatorios y, sobre todo, al realizado en la estructura de poder (ahora manda el comprador y no el vendedor), la inversión en hedge funds se ha democratizado y está al alcance de cualquiera y de una forma más eficiente que nunca, con menores costes, mejor estructura de liquidez y mayor transparencia.

Los inversores actuales no aceptan estructuras ilíquidas para invertir en activos líquidos. Tiene poco sentido ofrecer reembolsos trimestrales en un fondo de acciones, pero tampoco lo tiene invertir en un terreno para hacer una promoción inmobiliaria o en el capital de una startup y ofrecer liquidez trimestral a tus inversores. Por eso se está abriendo una brecha lógica entre esos dos mundos y comparto la idea de que esto desembocará en un 80% de los activos con una estructura de liquidez mejor que la actual (posiblemente diaria) y un 20% en fondos completamente ilíquidos, cerrados durante 5-10 años.

La primera conclusión es la mejora de la liquidez y reducción del riesgo de desequilibrios entre la liquidez de los activos en los que invierte el gestor de un hedge fund y la que él ofrece a sus inversores. Tras la crisis de 2008, se ha concentrado mucho el poder comprador, con un número pequeño de grandes instituciones asesorando a un volumen muy relevante de los inversores en hedge funds. Esto ha servido para forzar a los gestores a solucionar el viejo problema de la iliquidez y terminar con la excesiva carga de comisiones. Hasta hace poco se pagaba un 2% de comisión de gestión y un 20% de los beneficios por la gestión de un fondo que estaba compuesto por activos líquidos, por los que típicamente se pagaban comisiones del 1%, y otros más ilíquidos por los que, en general, se pagaba el 0,5% anual. Al separar esos dos mundos se ha evidenciado cuál debe ser el precio por invertir en activos líquidos, que para esos grandísimos volúmenes se fija en torno al 1%.

La segunda conclusión es la mejora de la estructura de comisiones, que era un lastre relevante en un mundo con tipos de interés al 0% y perspectivas de rentabilidad menor que en el pasado. Hasta antes de 2008, la figura del fondo de fondos era muy común. No funcionó por la doble capa de comisiones, porque la carga de comisiones era tal, que salían con una desventaja relevante antes de comenzar el partido. Si pagaban 2+20 y cobraban a sus clientes por su gestión, solo podían justificarse con altas rentabilidades, que frecuentemente iban asociadas a un excesivo nivel de riesgo. Posteriormente, desencantados con los fondos de fondos, muchos inversores decidieron seleccionar ellos los fondos individualmente. Muchas veces faltaron capacidades de análisis y sobre todo, paciencia. Volvió a terminar en decepción, aunque más por culpa del inversor que compraba lo que había ido mejor en el pasado reciente y vendía en cuanto el resultado era malo en unos pocos meses, sin darles capacidad de recuperación.

La tercera conclusión es la necesidad de construir carteras bien diversificadas y de realizar un análisis profundo de cada gestor, para dar el tiempo suficiente a las inversiones para que ofrezcan buenas rentabilidades. Pues bien, la buena noticia es que después de todas esas idas y venidas, los inversores de la calle ya pueden acceder a esta industria y además pueden acceder de una forma mucho más eficiente de lo que lo hacían en el pasado. Pueden tener carteras líquidas, suficientemente diversificadas, gestionadas por expertos, con una estructura de costes razonable y además, con transparencia total sobre cada una de posiciones de cada uno de los gestores.

Con este enfoque y dando solución a los problemas del pasado, algunas entidades con fuerte capacidad de análisis y poder de negociación de precios han lanzado productos en mandatos de algunos de los mejores gestores de hedge funds, pero con liquidez diaria, una estructura de comisiones más atractiva y siendo ellos quienes controlan los activos a través de sus bancos depositarios, teniendo transparencia total sobre cada inversión y aplicando su experiencia en control de riesgos y construcción de carteras... dicho de otra manera, mejorando y democratizando lo que hasta hace poco era una inversión para unos pocos.

Diego Fernández es director de inversiones de A&G Banca Privada.

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