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Fiscalidad y liquidez en los planes de pensiones

En las últimas semanas del año, coincidiendo con las campañas de planes de pensiones, quienes desaconsejan este tipo de producto para el ahorro para la jubilación critican, entre otras cuestiones, que la fiscalidad no es tan ventajosa como se suele decir (“lo que te ahorras cuando aportas lo pagas en el rescate”) y que son productos ilíquidos. Vamos a ver ambos aspectos.

Respecto a la fiscalidad, cabe decir que las deducciones de las que se benefician los inversores cuando van ingresando el dinero en el plan sí constituyen una ventaja: por un lado, el diferimiento fiscal permite obtener un mayor rendimiento porque eso que nos ahorramos podemos invertirlo y, por otro, es frecuente que el contribuyente tenga un tipo inferior cuando se jubile que durante la etapa activa, por lo que pagaría menos impuestos por ese dinero en el futuro.

Así, por ejemplo, un asalariado sin hijos y con unos ingresos de 70.000, si aporta 8.000 euros anuales a un plan de pensiones (que dé un 4%), cuando haga la declaración Hacienda le devolverá el 46% de lo aportado, 3.680 euros. Cuando llegue el momento del rescate, percibirá la pensión máxima. Si, además, cada año rescata 8.000 euros del plan, el porcentaje del rescate que paga a Hacienda es el 36,34% (2.907 euros).

A este beneficio (paga menos en el rescate de lo que se ahorra con la aportación) hay que sumarle el efecto del diferimiento fiscal: si esos 3.680 euros que le devuelve Hacienda los invierte al 4% (sumado con la inversión en el plan de pensiones) entre los 50 y los 64 años acumula al final un total de 168.969 euros.

Si no hubiera contratado el plan y cada año los 8.000 euros los hubiera invertido a través de otro producto con la misma rentabilidad (un 4%), al final del periodo tendrá –después de pagar impuestos- 150.945 euros, es decir, 18.024 euros menos que habiendo contratado un plan de pensiones. Si la rentabilidad en lugar de ser un 4% fuera un 5%, con el plan de pensiones conseguiría 20.608 euros más, es decir, un punto porcentual más de rentabilidad le ha supuesto un 12% más de ganancia.

Sobre las críticas a la iliquidez, se pueden hacer varias consideraciones. Los supuestos de liquidez se han ampliado y desde 2025 el dinero se podrá recuperar a partir del décimo año. Los EPSV (Entidades de Previsión Social Voluntaria) del País Vasco han sido mencionados como caso de éxito de ahorro, que se atribuía en parte a su mayor liquidez.

Por otra parte, conviene invertir en planes de pensiones, pero diversificar (no meter todo el ahorro en estos productos), ahí es donde una buena planificación supone una diferencia importante. Por último, teniendo una parte de nuestro ahorro en planes de pensiones nos evitamos la tentación de gastar en el presente ese dinero que vamos a necesitar en el futuro.

En cualquier caso, siempre recomendamos plantear las inversiones tras pensar en nuestros objetivos, cada caso es diferente y la preparación de la jubilación debe ir más allá de la elección de un plan de pensiones y la inversión en este no debe venir únicamente motivada por cuestiones fiscales.

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*Paula Satrústegui, directora de Planificación financiera en Abante.

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