A la espera de patentes más sólidas
La reforma del sistema de concesión y una verdadera política de apoyo a la investigación científica ayudarían a subir posiciones. La reforma, aún en trámite parlamentario, contempla una reducción del 50% en las tasas para pymes y emprendedores.
Para nadie es un secreto que la situación de España en materia científica es francamente mala. El gasto en innovación equivale al 1,24% del PIB, uno de los niveles más bajos de Europa –la media europea ronda el 2% y en los países nórdicos, los líderes, supera el 3%–, y entre 2010 y 2013 unos 11.000 investigadores han perdido su trabajo a causa de los recortes.
Todo ello ha tenido su reflejo en la tramitación de títulos de propiedad industrial. En 2014, la agencia española de patentes recibió 3.031 solicitudes, lo que supuso una disminución del 3,3% frente al año anterior y la sexta caída consecutiva desde que comenzó la crisis.
En lo que va de 2015, la situación no ha mejorado. Entre enero y mayo se han presentado 1.137 solicitudes, un 9,6% menos que en el mismo periodo del ejercicio pasado.
Esta estadística concierne únicamente a patentes nacionales, es decir, aquellas cuyo ámbito de aplicación se circunscribe al mercado español. Aparte están las solicitudes que se tramitan ante la Oficina Europea de Patentes (OEP) y que, de obtenerse, pueden tener efecto en hasta 38 países, previa validación en cada uno de ellos.
Según la OEP, en 2014 España se situó noveno en el ranking de países europeos con 2.485 solicitudes, un 2,1% menos que en 2013, aunque el número de patentes concedidas creció un 18%, hasta las 467.
“La concesión se produce entre dos y cuatro años después de la solicitud”, aclara Patricia Ramos, experta de Pons Patentes y Marcas, por lo que este último dato no refleja la situación actual.
El Gobierno ha propuesto una nueva ley de patentes, aún en trámite parlamentario. Esta condiciona la concesión a la aprobación de un examen previo y contempla un descuento del 50% en la tasa de solicitud para pymes.
Ramos opina que la reforma “es muy necesaria” porque el sistema actual está obsoleto, aunque el problema no son las tasas, que tampoco son altas. “Lo que hace falta es una verdadera política de apoyo a la innovación”.