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El precio de la reputación bancaria

Ya conocemos el precio: la banca pagará 1.710 millones de euros por la manipulación de las referencias de los tipos de interés. La mala práctica bancaria ha sido calificada como cártel especializado, compuesto por Deutsche Bank, Société Générale, Royal Bank of Scotland, JP Morgan y Citigroup, y su bróker JP Martina. Solo Barclays y USB se han librado, tras colaborar activamente en la denuncia de la práctica anticompetitiva.

Literalmente: "Sí, hemos admitido los errores. Ha sido lamentable y triste, pero hemos tomado medidas para que no se repita. Ha cambiado toda la cúpula. No queda nadie de la época anterior. El nuevo consejero delegado, Antony Jenkins, ha admitido que en todas las partes del banco se buscaron beneficios rápidos a costa de sacrificar los buenos valores y la reputación de la entidad. Dañamos la posibilidad de obtener beneficios sostenibles a largo plazo". El autor de la declaración no es un cliente enfurecido, sino Jaime Echegoyen, consejero delegado de banca minorista de Barclays Iberia.

La lección aprendida debería ser clara: la mala práctica incrementa el riesgo (se conoce la distribución de probabilidades de un acontecimiento) y afecta a la cuenta de resultados. Ya sabemos que no podemos reducir la incertidumbre (no se conoce dicha distribución, ni siquiera las magnitudes del riesgo), pero, en el nuevo entorno económico, no procede además incrementar el riesgo. Es una irresponsabilidad.

Por esta razón, proponemos que se revisen las bases sobre las que se valoran las empresas, así como las métricas de gestión y administración. En la nueva economía, la reputación, la sostenibilidad y la transparencia son palancas para el cambio de cultura corporativa. De otro modo, la disociación entre creación de riqueza (comportamiento trimestral de las ventas y otros ratios parecidos) y la creación de valor (sostenible a largo plazo) acaba por afectar negativamente a la cuenta de resultados. Y ahí es donde las escuelas de negocios deben apostar por un nuevo tipo de liderazgo.

En este contexto, hablamos con Rafael Gomes, que ha obtenido el premio Robin Cosgrove 2013 por un trabajo titulado Corporate market responsibility: ethical regulation for orderly financial markets.

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¿Qué es la responsabilidad económico empresarial?

Esta idea consiste en que los bancos tienen que rendir cuentas no solo por su cumplimiento con el orden legal, sino también por tener un impacto beneficioso sobre los mercados financieros. El regulador espera que los bancos persigan el mismo objetivo: unos mercados bancarios efectivos. Esto significa que los bancos deben evaluar su propio impacto en la estabilidad del mercado, suspendiendo o reformando determinadas actividades cuando éstas pueden incrementar el riesgo sistémico. Por eso tienen una responsabilidad para con el regulador, no solo cumpliendo la letra, sino el espíritu de las leyes. Guste o no, la estabilidad del sistema es una responsabilidad compartida.

¿En qué consiste la sostenibilidad de los negocios?

Se puede comprender la sostenibilidad desde la gestión efectiva de los riesgos. El mundo de los negocios es ahora más complejo. Los productos, los métodos de transacción, la velocidad del cambio o la multiplicación de las localizaciones es ahora más diversa y rápida que nunca. Los recursos son limitados y los resultados son difíciles de modelar o prever. Esta situación genera nuevos riesgos para los negocios y su entorno.

Para que el negocio sea sostenible, tanto la empresa como los stakeholders deben identificar, medir y figurar su estrategia de acuerdo con esta cantidad de exposición al riesgo. Su gestión efectiva contribuye a que las organizaciones naveguen en tiempos turbulentos y emerjan aún más fuertes en un entorno saludable.

¿Hay entonces una oportunidad para la gestión del riesgo en el mundo financiero?

Un gran error del sector financiero ha sido creer que la gestión del riesgo consistía en la eliminación del mismo. Se produjo un exceso de dependencia de los modelos matemáticos, que pocos pueden entender.

Se dan, al menos, dos grandes cambios. En el ámbito técnico, la vieja creencia de que el pasado puede ser una guía para el futuro se ha abandonado. Es una idea que procede de las ciencias naturales, pero no resulta en ciencias sociales. El modelo de stress-test para medir los problemas parece haber reemplazado al modelo de value-at-risk. En el ámbito de la gestión, la asunción de riesgos debe ser comprendida y asumida por la dirección, que debe definir el "apetito" de riesgo de cada entidad"

¿Crees que los primeros directivos comprenden la dinámica y el alcance de la actual crisis?

Sí, creo que muchos de ellos han sido transformacionales y han asumido las necesidades de cambio que tenía la industria financiera, que desempeña un rol fundamental en el funcionamiento de la economía real. Pero las entidades bancarias suelen ser grandes y asumir el cambio cuesta.

¿Cómo puede la responsabilidad económico empresarial contribuirá a salir de la crisis?

No se trata de crear nuevas herramientas, sino de compartir la responsabilidad del buen gobierno. El regulador no puede controlar todas las actividades del mercado ni prever todos sus fallos. Más aún, el sistema bancario se resiste a un exceso de control sobre sus operaciones. Por eso, son los bancos quienes deben contribuir a fiscalizar las actividades perjudiciales y prevenir los fallos de mercado. Deben ser parte de la solución al problema. No basta con mantenerse escondido detrás de los incentivos económicos. Cada uno de nosotros tiene una ética personal: es el momento de incorporarla a la vida corporativa.

Sígueme en Twitter: @juanmanfredi

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