La UE aceptará el secreto bancario de Luxemburgo si aplica retenciones
La propuesta, que necesita el respaldo unánime de los Quince, permitiría aprobar la directiva de armonización fiscal, pero aceptando el mantenimiento en el seno de la UE de paraísos fiscales para las grandes fortunas.
Alemania, Francia y España parecen satisfechas con la iniciativa griega, según indicaron ayer fuentes diplomáticas, porque, aunque no erradicará la evasión fiscal, al menos reducirá su volumen. La retención del 35% se considera suficientemente disuasoria como para que al pequeño ahorrador, al menos, no le compense colocar sus depósitos en las entidades financieras con sede en Luxemburgo. A finales del año pasado, por ejemplo, Alemania ofreció a sus ciudadanos, en un intento de repatriar los capitales fugados, una retención del 25%. Pero la solución que la presidencia griega presentará en el Consejo de Ministros de Economía del próximo martes frustra el objetivo que los Quince suscribieron en la cumbre de Helsinki en diciembre de 1999. A saber: que todos los rendimientos del ahorro de todos los ciudadanos europeos paguen los impuestos que les correspondan. Falta por saber si el Reino Unido, que auspició la redacción de ese compromiso, también se resignará a la excepción luxemburguesa. El mantenimiento del secreto bancario en Luxemburgo y una retención del 35% permitirá que los propietarios de ciertas fortunas continúen reduciendo en casi 15 puntos su factura fiscal. El blanqueo de dinero de actividades como el tráfico ilegal de armas o drogas también seguirá contando con un paraíso fiscal en el corazón de la UE.
Luxemburgo y, en menor medida, Austria y Bélgica, abortaron en diciembre del año pasado el acuerdo sobre la directiva de armonización fiscal, perseguido por el comisario Bolkestein, un texto que aspira a gravar los ahorros depositados por los ciudadanos europeos en un país distinto al de su residencia habitual. Estos tres miembros de la UE condicionaron la supresión de su secreto bancario a que otros países extracomunitarios como Suiza acepten combatir la evasión fiscal con medidas similares a las europeas. La Confederación Helvética ha ofrecido someter los intereses de los ahorradores europeos a una retención de hasta el 35% e intercambiar información con las haciendas de la UE en casos de fraude fiscal. La Comisión y la mayoría de los Estados miembros de la UE aceptan la oferta helvética, pero Luxemburgo, cuya riqueza depende en gran parte del sector financiero, la considera insuficiente.
La presidencia griega ofrece ahora a Luxemburgo la posibilidad de mantener el secreto bancario hasta que Suiza y otros centros financieros como Liechtenstein, San Marino, Mónaco o Andorra, acepten el intercambio de información automático entre las autoridades fiscales en los términos que defina la OCDE. Incluso entonces, el abandono definitivo del secreto bancario aún dependerá de un nuevo voto en el seno del Consejo de Ministros de la UE, en el que los tres países cuentan con el derecho de veto. Si el martes se alcanza el acuerdo sobre la directiva, 12 países de la UE, entre ellos España, comenzarán el 1 de enero de 2004 a intercambiar información sobre los depósitos bancarios de los ciudadanos comunitarios. Luxemburgo, Austria y Bélgica se limitarán a aplicar una retención del 15% durante los tres primeros años de aplicación de la directiva, del 25% durante los dos siguientes, y a partir de entonces del 35%.
Expediente a Alemania
Los ministros de Economía también tienen previsto respaldar el expediente contra Alemania por haber superado su déficit público el límite del 3% del PIB previsto en el Pacto de Estabilidad. Alemania parece dispuesta a comprometerse a adoptar este año medidas correctoras equivalentes al 1% de su PIB, según fuentes del Consejo de Ministros. De este modo, su déficit se reduciría en casi un punto desde el 3,75% que alcanzó en 2002. Pero esa hipótesis se basa en un crecimiento económico del 1,5%, muy por encima de las previsiones más optimistas.
El Consejo del martes también estudiará la propuesta de Bruselas de alertar a Francia por el derrape de sus cuentas públicas.