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No, ChatGPT ni ninguna otra IA te va a quitar el trabajo tan pronto como te imaginabas

Todavía les queda mucho por mejorar

ChatGPT ha marcado un antes y un después en la era tecnológica que vivimos. Un chatbot basado en inteligencia artificial que nos ha sorprendido por su eficacia. Pero, si te preocupa que te vaya a quitar el trabajo, todavía queda mucho camino por delante.

Y esto es aplicable a cualquier chatbot disponible en el mercado de consumo. ¿La razón? Son mucho menos inteligentes de lo que pensamos. Esto no quiere decir que la IA no vaya a cambiar el panorama laboral en el futuro, pero no a corto plazo.

Ninguna IA aguanta una conversación minimamente larga

Para empezar, no puedes tener conversaciones muy largas con ChatGPT ni otras inteligencias artificiales. Si usas ChatGPT a diario, seguramente ya te hayas encontrado con este escenario: empiezas una conversación rápida, todo fluye, las respuestas llegan al instante. Pero, de repente, tras decenas de mensajes, el chat se vuelve desesperadamente lento. Tarda en responder, se queda pensando más de la cuenta o directamente lanza errores.

Uso de ChatGPT en un ordenador portátil

No es casualidad ni un fallo puntual del servicio: estás chocando contra una limitación muy concreta de los modelos de lenguaje, los famosos tokens. Para entender qué ocurre hay que olvidar por un momento la idea de “palabra” y pensar en tokens.

Para el modelo, un token es una unidad mínima de texto: puede ser una palabra corta, un trozo de palabra larga, un signo de puntuación o incluso un espacio. Cada vez que escribes algo y el modelo te responde, se van sumando tokens de entrada y de salida. Y el modelo tiene un límite máximo de tokens que puede manejar a la vez en una sola conversación.

Cuando una charla es corta, el sistema procesa pocos tokens y trabaja cómodo: ve tu mensaje, repasa un contexto reducido y responde rápido. Pero cuando llevas decenas o cientos de mensajes, el modelo debe tener en cuenta una cantidad enorme de texto previo para mantener el contexto.

Todo ese historial se vuelve a empaquetar en tokens cada vez que preguntas algo nuevo. El resultado es sencillo: más tokens que procesar, más tiempo de cálculo, más posibilidades de que la conversación se atasque.

A eso hay que sumar el navegador. En la versión web, ChatGPT carga toda la conversación en una única página. Si llevas 150 o 200 mensajes, el navegador también sufre: más memoria, más elementos que dibujar en pantalla, más probabilidad de cuelgues. Por eso muchas veces notas que la misma conversación funciona algo mejor en el móvil: la app carga menos contenido a la vez, gestiona mejor la memoria y oculta parte del historial.

La experiencia demuestra que, a partir de unos 24.000 tokens aproximados en una misma conversación, el rendimiento empieza a caer. A partir de esa cifra, llegan los retrasos, los errores y las respuestas que nunca terminan de generarse.

Evidentemente, esta limitación impide que pueda sustuirte un modelo a corto plazo. Si no es capaz de recordar datos, o seguir trabajando a pleno rendimiento en toda su jornada, no sirve.

Las imágenes por IA sorprenden, pero son todas iguales

Pasando a la generación de imágenes, lo cierto es que los resultados son increíbles, no hace falta recordar la moda que hubo convirtiendo una imagen en un ánime. Sí, muchos perfiles de WhatsApp se han cargado de imágenes generadas por IA para tener tu imagen al más puro estilo Studio Ghibli

Y cualquier chatbot consigue grandes resultados. A primera vista. Esta es la gran diferencia. Para empezar, si te fijas bien, en cualquier imagen generada por IA hay un elemento común: un extraño filtro con tonos amarillentos.

Pero el problema no acaba aquí. Cualquiera que no sea un experto en la materia, entre los que me incluye, alucina con los resultados. Pero un artista con un mínimo de experiencia no tardará en encontrar aberraciones de todo tipo. O peor: que todas las imágenes generadas por IA son básicamente iguales. Siguen un patrón tan parecido que, acaban teniendo un mismo toque.

Es cierto que puedes moldear tu prompt para que, con más detalle, conseguir unos resultados más completos. Pero sigue faltando mucho por mejorar. Como muestra, un botón.

En los últimos días hay una gran polémica entre un conocido filtrador y un nuevo “rival” que ha publicado unas fotos del Samsung Galaxy S26. Fotos que son claramente generadas por IA, sencillamente por las sombras irreales. Exacto: una IA no es capaz de tener en cuenta un detalle tan básico si no se lo indicas.

Así que, aunque los resutados que están consiguiendo chatbots como ChatGPT o Gemini, todavía queda mucho para que estas inteligencias artificiales tienen mucho camino que recorrer.

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