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SpaceX fracasa de nuevo: el cohete Starship explota de nuevo… tras una hora de vuelo

El nuevo problema no ocurrió en la fase de lanzamiento de la misión de Elon Musk

Nave Starship de SpaceX a la espera de despegar
Iván Martín Barbero

SpaceX ha ejecutado esta madrugada el noveno ensayo orbital de su cohete Starship. Aunque el despegue desde Starbase, en Boca Chica (Texas), transcurrió sin incidentes, la nave sufrió un “desmontaje rápido no programado” – este es el eufemismo técnico de la compañía para una explosión- casi una hora después de alzar el vuelo.

Este era un final previsible para un proyecto que, pese a los contratiempos, sigue acumulando lecciones valiosas en su carrera por conquistar el espacio profundo. Por lo tanto, no estamos ante algo que no sirve para nada, los datos adquiridos para conocer lo ocurrido son realmente importantes.

De la euforia inicial a la pérdida de control

El lanzamiento, programado a las 19:35 hora local, arrancó con optimismo. Tras los fracasos de enero y marzo -ambos saldados con explosiones en pleno vuelo-, esta vez el cohete Super Heavy, impulsado por 33 motores Raptor, logró elevar al cohete Starship hasta la fase de corte de motores prevista. Algo que incluso celebró Jessie Anderson, directora de ingeniería de producción de SpaceX, durante la retransmisión en directo.

Sin embargo, la alegría duró poco. Minutos después de alcanzar la trayectoria orbital, los equipos detectaron fugas en los tanques principales que provocaron una pérdida crítica de presión. Según explicó Elon Musk en su perfil de X, este fallo desencadenó una cadena de problemas durante la fase de reentrada: la nave comenzó a girar sin control, desviándose en consecuencia hacia el océano Índico y el contacto con Starship se perdió definitivamente antes de tocar la superficie.

Objetivos cumplidos por SpaceX (y otros pospuestos)

Pese a los contratiempos, la compañía indica -con razón- que cada prueba la acerca a su meta final: convertir a la humanidad en una civilización multiplanetaria. "El éxito de un test como este se mide por lo que aprendemos“, destacó la empresa en un comunicado. Y las lecciones, sin duda, no faltan.

Un ejemplo de lo que decimos es que, por primera vez, Starship logró mantenerse íntegro durante la fase inicial de ascenso, superando los errores técnicos que truncaron los lanzamientos anteriores. Además, aunque no se intentó recuperar el propulsor Super Heavy -que finalmente cayó en el golfo de México-, Musk subrayó que este ensayo supone un gran avance respecto a marzo. Entre los datos recopilados, destacan las causas de las fugas en los tanques, un problema recurrente que ahora podrá abordarse antes del próximo vuelo.

Pero no todo fueron buenas noticias. El cohete tampoco pudo desplegar ocho prototipos de satélites Starlink debido a un fallo en las compuertas, y el giro incontrolado durante el descenso obligó a descartar un aterrizaje preciso. Aun así, Dan Hewitt, especialista en comunicación de SpaceX, quiso quedarse con lo positivo: “Llegar al espacio ya es un logro enorme para el equipo”.

El futuro: tres lanzamientos en tres meses

Elon Musk no pierde el tiempo. Esto lo decimos debido a que ya ha avanzado que el décimo vuelo de Starship podría producirse a finales de junio, seguido de otros dos en julio y agosto. Un calendario agresivo que refleja la filosofía de SpaceX.

Entre los objetivos pendientes destacan recuperar tanto el Super Heavy como la nave Starship intactos, algo nunca logrado en un mismo vuelo. También está pendiente el primer acoplamiento orbital para repostar, un paso clave para misiones lunares. Y, por supuesto, demostrar que el escudo térmico de cerámica -diseñado para resistir 1.500 °C- es capaz de proteger a la nave durante reentradas atmosféricas prolongadas.

Lo cierto es que el programa Artemis de la NASA añade presión. La agencia espacial estadounidense necesita que Starship esté operativo para 2026 si quiere cumplir su promesa de volver a la Luna. Pero los recortes presupuestarios propuestos por el gobierno actual podrían retrasar estos planes, dejando a SpaceX como único actor con capacidad para mantener el ritmo.

Starship: el coloso que quiere pisar la Luna (y Marte)

Con 120 metros de altura y capacidad para 150 toneladas de carga, Starship no es un cohete cualquiera. Está diseñado para ser totalmente reutilizable, aterrizando verticalmente como los Falcon 9 que hoy abastecen la Estación Espacial Internacional. Pero su ambición va mucho más allá: la NASA confía en esta nave para llevar astronautas a la Luna en 2026 dentro del programa Artemis III, mientras Musk sueña con colonizar Marte antes de 2030.

El plan es tan agresivo como complejo. En teoría, Starship podría transportar hasta 100 personas por viaje, repostando en órbita con naves nodriza y utilizando metano marciano como combustible de regreso. Sin embargo, los retos técnicos son abrumadores: desde proteger a la tripulación de la radiación espacial hasta garantizar sistemas de soporte vital autónomos durante años.

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