Elon Musk dispara a todo lo que se mueve, su nuevo objetivo es Microsoft, ¿qué está pasando?
El magnate ha acusado a la creadora de Windows en un juicio
Elon Musk ha intensificado su batalla legal contra OpenAI, la compañía detrás de ChatGPT. Lo cierto es que, desde hace un tiempo, tiene entre ceja y ceja a esta firma con la que compite en el mercado de la inteligencia artificial con su desarrollo Grok. Pero ahora parece que ha ampliado sus miras y ha encontrado un nuevo objetivo: Microsoft.
Según la inflación que ha parecido, Musk ha añadido a la firma norteamericana a sus objetivos en el conflicto que tiene con OpenAI -y también al cofundador de LinkedIn, Reid Hoffman-, como acusados en su demanda, alegando monopolio y enriquecimiento injusto en el sector de la inteligencia artificial (IA). Vamos, que va con todo a por todos.
El origen del conflicto que tiene Elon Musk
La disputa comenzó en marzo de 2024, cuando Musk presentó una demanda acusando a OpenAI de desviarse de su propósito original. Hay que recordar que esta compañía fue fundada como una organización sin ánimo de lucro, pero bajo la dirección de Sam Altman, ha cambiado su modelo para operar como una entidad de “ganancias limitadas”. Este cambio permitió a la compañía recaudar grandes sumas de capital, incluido un acuerdo multimillonario con Microsoft.
Musk, quien fue uno de los cofundadores iniciales de OpenAI, argumenta que este giro financiero fue una traición a los principios fundacionales que lo llevaron a respaldar la empresa inicialmente. Según él, el modelo sin ánimo de lucro era la razón principal por la que decidió invertir y apoyar a OpenAI en sus inicios.
Nuevas acusaciones que van contra Microsoft
En la enmienda más reciente de la demanda, presentada esta semana, Musk acusa a Microsoft y OpenAI de utilizar prácticas para dominar el mercado de la inteligencia artificial y perjudicar a otras compañías del sector. Según el documento, estas acciones habrían generado cientos de miles de millones de dólares en ganancias indebidas para los acusados, mientras que el público y el propio Musk habrían sido “engañados”.
Microsoft, que ha invertido al menos 10.000 millones de dólares en OpenAI, ha sido señalada como una influencia clave en el giro hacia un modelo más cerrado y orientado a las ganancias. Musk incluso calificó a OpenAI como una “subsidiaria de facto” de Microsoft, a pesar de que la compañía asegura mantener una gestión independiente.
La respuesta de OpenAI
OpenAI, liderada por Sam Altman, ha rechazado las acusaciones de Musk, señalando que él mismo aprobó el cambio a un modelo de ganancias limitadas. Además, han afirmado que Musk en un momento intentó obtener el “control absoluto” de la organización, lo que habría generado tensiones internas antes de su salida.
En una enmienda previa a la demanda, presentada en agosto de este año, Musk también acusó a Altman de manipularlo para obtener su apoyo financiero inicial, basándose en la promesa de mantener a OpenAI como una organización sin fines de lucro.
Esta disputa pone de relieve las tensiones entre dos de las figuras más influyentes en tecnología, sino que también evidencia los retos éticos y económicos que enfrenta el sector de la inteligencia artificial. El creciente dominio de Microsoft y OpenAI en este campo ha generado preocupaciones sobre la concentración de poder y el impacto en la competencia y la innovación.
El desenlace de esta batalla legal podría tener implicaciones importantes no solo para los involucrados, sino para toda la industria tecnológica que cada vez tiene más integrada la IA en todos los apartados y procesos. ¿Será esta la chispa que impulse una mayor regulación en el sector de la inteligencia artificial?
