Los smartphones y el acceso constante a Internet daña psicológicamente a los niños
Julie Lynn Evans, una psicoterapeuta infantil con más de 25 años de experiencia ha declarado a The Telegraph que la llegada en estos últimos años de los teléfonos inteligentes y el acceso a Internet de manera fácil ha multiplicado los casos de suicidio en adolescentes, pasando de tener uno o dos casos al año en el año 1990 hasta llegar a tener cuatro casos al mes actualmente.
Afirma que en los últimos años ha habido una explosión en el número de problemas de salud mental entre los jóvenes. Las cifras oficiales confirman que los ingresos de emergencia en psiquiatría infantil se han duplicado en los últimos cuatro años, mientras que el número de jóvenes hospitalizados con autolesiones ha aumentado hasta un 70% en la última década.
La psicoterapeuta infantil dice que “algo está pasando claramente, ya que es evidente el número de niños depresivos, anoréxicos y con autolesiones que vienen a verme y siempre algo tiene que ver con el ordenador, Internet o los smartphones”. Afirma que cuestiones como el acoso cibernético existen desde la llegada de Internet a nuestras vidas y por supuesto no es nada nuevo, sin embargo desde que en el año 2010 más del 80% de los niños que estudian secundaria tengan en sus bolsillos un smartphone todo se ha visto empeorado y ha aumentado las enfermedades mentales en los jóvenes.
A diferencia con las anteriores generaciones de teléfonos móviles, que los jóvenes sólo podían usar para enviar o recibir llamadas y mensajes y así poder estar en contacto con unos padres preocupados, ahora tienen acceso a Internet sin supervisión de una adulto en cualquier sitio y están abiertos a visitar todo tipo de chats, sitios web de autolesión, anorexia, pornografía y todo un mundo oscuro dentro de Internet.
Recomienda a los padres que permiten a los jóvenes adolescentes tener un smartphone entre sus manos de manera continua, tomar un papel más activo a la lora de vigilar la utilización de ellos y que los niños deberían tener su intimidad en sus habitaciones y en sus diarios y no en los teléfonos inteligentes, al menos hasta que hayan demostrado ser completamente maduros, seguros y fiables.
Mientras tanto, se debería comprobar su historial de navegación, mirar su Facebook, Instagram y otras redes sociales y hablarlo con ellos. La psicoterapeuta insiste en que entrar en un bar o quedarse en un parque cercano hasta ciertas horas van a provocar una menor entrada de problemas en la vida de los jóvenes que lo que puede llegar desde sus teléfonos inteligentes e Internet.
Sin embargo Julie Lynn no se declara anti-internet sino anti- los efectos secundarios negativos de la misma en los jóvenes. Comenta que es necesario encontrar un equilibrio para que nuestros hijos tengan claro los objetos valiosos en la vida como la bondad, la aceptación, la conversación, la naturaleza, etc… y encontrar la conexión física con otras personas y no sólo mediante Internet.
Además recomienda a los padres dar ejemplo a sus hijos y no estar pegados todo el día al móvil mientras se está con ellos y de esta manera tener un trato más cercano y lejos de la dependencia que los móviles están generando en nuestra sociedad.