El Ibex brilla en el mundo contra pronóstico
La Bolsa española no estaba en el radar de las grandes firmas de inversión en su asignación de activos para 2025


De entre todas las revalorizaciones desbordantes que deja el año que termina, el alza de casi el 50% del Ibex probablemente sea una de las más sorprendentes. Nadie la vio venir, la Bolsa española no estaba en el radar de las grandes firmas de inversión en su asignación de activos para 2025. La ausencia de valores tecnológicos o de nuevos estrenos en Bolsa y el dominio de la banca, que en 2025 iba a encajar más rebajas de tipos, apeaban una vez más al Ibex del listado de índices favoritos. Este iba a ser otro año en el que los fondos institucionales pasarían de largo por la Bolsa española. Pero el Ibex ha resultado ser el tapado de entre los índices mundiales, en un año en que marca nuevo récord histórico y en que dobla con creces el alza del S&P 500 o del Dax alemán.
Los inversores parecen haber encontrado un inesperado refugio en el Ibex en un año dominado por la incertidumbre y las decisiones de alto voltaje de Donald Trump. La Bolsa española ha logrado desplegar encantos que hasta ahora pasaban inadvertidos: la menor dependencia de sus cotizadas de las exportaciones a EE UU la hacía menos vulnerable a los aranceles de Trump y la presencia de sólidas empresas del sector eléctrico, de infraestructuras y banca la convertían en alternativa para quienes no han querido apostarlo todo a la inteligencia artificial. Así, la ausencia de grandes valores tecnológicos –lastre durante años para el Ibex– resulta ahora una cualidad defensiva cuando se empieza a temer por el pinchazo de la IA, mientras que el auge bursátil del sector de defensa europeo, en plena reconversión con el orden mundial impuesto por Trump, también tiene en Indra a uno de sus representantes. La guinda la pone una economía que creció en 2025 más que sus vecinas europeas y que lo seguirá haciendo en 2026, lo que supone un viento de cola para sus bancos, con o sin operaciones corporativas, después del fracaso de la opa del BBVA por el Sabadell.
El Ibex no es reflejo fiel de la economía española, dominada por el tejido empresarial de las pymes, pero ha logrado atraer a inversores que años atrás tenían a España muy lejos del foco. La deuda soberana se ha desmarcado además de forma rotunda de su vecina francesa, sin que la inestabilidad política y el bloqueo parlamentario español pasen factura al interés inversor.
La Bolsa española, que sufre de un reducido tamaño y que lamenta la larga sequía de OPV y el éxodo de compañías como Ferrovial a EE UU, sí concluye 2025 con mucho que celebrar.

