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Breakingviews
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Prepárense para la mayor fusión de la historia

La abundancia de capital y el optimismo de los CEO sientan las bases para que se bata el récord en una adquisición

Para los intermediarios de fusiones, o se va a lo grande o no se va. Las adquisiciones valoradas en más de 10.000 millones de dólares están en máximos, pese a que el número total de transacciones se ha desplomado. La tendencia a las grandes operaciones, impulsada por la abundancia de capital y el optimismo de los CEO, sienta las bases para batir los récords de precio individual alcanzados hace un cuarto de siglo por Vodafone y America Online (AOL).

La recuperación de las fusiones, inicialmente lenta, ha cobrado impulso este año, después de que los caóticos y discordantes aranceles de Trump en abril tomaran una forma algo más clara. A fecha de finales de noviembre, la actividad de fusiones en todo el mundo había alcanzado 4 billones de dólares, más de un 40% más que en el mismo periodo de 2024 y la cifra más alta desde el repunte pospandemia en 2021, según LSEG.

La guerra de ofertas por Warner Bros Discovery ha liderado el camino. El operador ferroviario Union Pacific acordó pagar 88.000 millones, incluida la deuda, por Norfolk Southern, mientras el desarrollador de videojuegos Electronic Arts se convirtió en la mayor compra de la historia, con 55.000 millones. El trío tuvo mucha compañía, gracias en parte a la imparable subida de la Bolsa. Aunque el total de aproximadamente 44.000 transacciones representó la cifra más baja desde 2016, se dieron a conocer 63 acuerdos con valores de 11 dígitos, un nuevo récord para los primeros 11 meses de cualquier año.

Wall Street espera mucho más. Un grupo de expertos de Morgan Stanley, formado por estrategas y analistas de renta variable y crédito, se reunió a finales de octubre para declarar que una de las “principales previsiones” del banco de inversión es “un aumento significativo y plurianual de las fusiones y adquisiciones a nivel mundial”. Predicen un volumen récord de 7,8 billones en 2027.

Este optimismo es comprensible, aunque exagerado. El errático liderazgo de Trump representa tanto un facilitador como una amenaza para cualquier nuevo auge de la concentración empresarial. Sus medidas de desregulación y antimonopolio allanan el camino para la confianza de los consejos, mientras que las guerras comerciales y las medidas contra la inmigración pueden frenar el crecimiento y perturbar a los inversores. La inclinación del presidente a inmiscuirse personalmente en acuerdos, como el de US Steel con Nippon Steel, también provocará cierta vacilación. “Existe una necesidad estratégica de ser global, grande y diversificado”, afirmó en septiembre Doug Petno, co-CEO del banco comercial y de inversión de JP Morgan. “También existe la sensación de que hay un plazo limitado para completar grandes fusiones y adquisiciones antes de que cambie el sentimiento regulatorio”.

A ello se suman los bajos costes de financiación, los inquietos CEO, los saneados balances de las empresas, la búsqueda de capacidades tecnológicas, la disponibilidad de crédito y los cerca de 4 billones que queman en los bolsillos de los magnates de las adquisiciones. Noetica, cuya inteligencia artificial ayuda a los abogados a hacer un seguimiento de las condiciones de las operaciones durante las negociaciones uno o dos meses antes del anuncio, registró un aumento mensual del 40% en su actividad en octubre, clara señal de que hay mucho en marcha. Además, pese al reciente repunte de las fusiones, el volumen sigue estando por debajo de su proporción a largo plazo del PIB, lo que refuerza la idea de que 2026 será un año muy ajetreado.

Estas mismas condiciones hacen que sea muy probable que algún intrépido CEO consiga inscribir el nombre de su empresa en los anales de las fusiones. A finales de 1999, mientras se inflaba la burbuja tecnológica, Vodafone acordó comprar la alemana Mannesmann por más de 200.000 millones de dólares para crear el mayor operador móvil del mundo. Solo dos meses después, AOL sorprendió al mundo empresarial con la adquisición por 180.000 millones del histórico imperio mediático Time Warner. Desde entonces, ninguna otra operación se ha acercado a esas sumas, quizás por lo ruinosas que resultaron en lo financiero.

Hipótesis

Pero es difícil dar cuenta de la ambición, el ego y la arrogancia. Este tipo de factores suelen triunfar, especialmente cuando se permite que la economía teórica y la lógica estratégica eclipsen cualquier posible choque cultural y reto de integración, junto con la bien documentada historia de decepciones de las megafusiones. No hay indicios de que se esté preparando ninguna operación de este tipo, pero nos hemos tomado la libertad de imaginar algunas opciones para 2026, usando los valores de las acciones de mediados de noviembre.

Las telecos ocupan cuatro de los diez primeros puestos en cuanto a operaciones más importantes de la historia, así que son un buen punto de partida. Verizon tiene un nuevo CEO, Dan Schulman, que ayudó a Richard Branson a crear y vender Virgin Mobile USA y luego dirigió PayPal cuando se separó de su matriz, eBay. El lento crecimiento y una rentabilidad operativa constante han dejado a los accionistas de Verizon, valorada en 175.000 millones, con una rentabilidad total de solo el 50% en la última década, frente al 280% del S&P 500. La combinación de medios de comunicación y tecnología inalámbrica ha sido un fracaso repetido para el sector, pero tal vez los conocimientos de Schulman en materia de comercio electrónico hagan que una fusión con Shopify, de 195.000 millones, de tamaño similar y crecimiento más rápido, resulte atractiva.

Tras un largo paréntesis, los bancos vuelven a la senda de las adquisiciones. Uno de los que se está reinventando es UBS, bajo la dirección del CEO Sergio Ermotti y el presidente Colm Kelleher. Ya se han hecho con su competidor Credit Suisse, pero la entidad con sede en Zúrich se ve limitada por las normas de capital suizas y los políticos. Unir fuerzas con el coloso de los servicios financieros Charles Schwab permitiría a UBS, de un solo golpe, trasladar su domicilio, reforzar su gestión de fondos en Estados Unidos y seguir una estrategia similar, aunque a una escala mucho mayor, a la de su rival Morgan Stanley, que compró la correduría online E*Trade por 13.000 millones en 2020.

Las grandes tecnológicas también sienten una renovada confianza para salir de compras en la era de Trump y la inteligencia artificial. Alphabet, por ejemplo, reactivó su plan, antes torpedeado, de comprar la empresa de ciberseguridad Wiz, y recibió la autorización de las autoridades antimonopolio de EE UU para la operación de 32.000 millones. E incluso mientras el dueño de Google se abre camino en la encarnizada batalla de la inteligencia artificial, también está inmerso en una carrera por la conducción autónoma con su división Waymo. En ese sentido, Uber, valorada en 175.000 millones, podría parecer un objetivo tentador.

Por último, a medida que cambian las bases de fabricación y las alianzas comerciales, los conglomerados industriales han estado llevando a cabo transformaciones estructurales tan enérgicamente como cualquier otro sector. En ese sentido, una fusión entre la alemana Siemens, valorada en 190.000 millones de euros, y la francesa Schneider Electric sería un triunfo de la alineación política y la automatización. También es una idea más plausible en la actualidad, ya que Bruselas apoya cada vez más la creación de gigantes europeos competitivos a nivel internacional. El número de candidatos aptos para reclamar la corona de las fusiones es limitado, pero hay muchas opciones de que en 2026 comience un nuevo reinado.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías

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