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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Warner, ¿el canario en la mina de la exuberancia irracional?

Hace 25 años la fusión AOL-Time Warner fue el prólogo del crac de las puntocom y quizás ahora se repita la historia

El debate abierto alrededor de los excesos de inversión en activos vinculados al desarrollo de la industria de la inteligencia artificial (IA), su baja rentabilidad y, por tanto, la sobrevaloración de las empresas del sector es el principal tema de la narrativa económica del momento. Todo se resume en si hay o no burbuja en torno a la IA, como ya sucedió en el cambio de siglo y milenio con el derrumbe de las compañías vinculadas al nacimiento de internet (recuerden Terra).

El viernes 10 de marzo de 2000, el Nasdaq Composite cerró en 5.048,6. Esa fue la cima del índice vinculado a los valores tecnológicos, que suponía duplicar la rentabilidad en un año y casi triplicarla en dos. Entonces empezó el pinchazo de la burbuja de las puntocom. Un año después, había perdido más de 3.000 puntos, el 60%, y necesitaría más de 15 años (mayo de 2015) para volver a superar los 5.000 puntos. Ahora está por encima de 23.600 puntos.

Dos meses antes de comenzar el desplome, a mediados de enero de 2000, el portal de internet America OnLine (AOL) y Time Warner, el nuevo mundo de internet y el líder del viejo mundo de los medios de comunicación, anunciaban su fusión. AOL lanzaba una opa en la que pagaba una prima del 71% por las acciones de Time Warner. La operación valoraba la compañía resultante en 166.000 millones de dólares, pero lo maravilloso es que enseguida duplicó su valor, llegando a alcanzar una capitalización de 350.000 millones. Los principales activos de Time Warner eran los canales de televisión CNN, HBO y Cartoon Network, los estudios de cine Warner Brothers y las revistas Time, People, Sports Illustrated o Fortune.

Tres años después la cotización se había desplomado un 70%; el presidente (Steve Case) y el CEO (Gerald Levin), los promotores de la fusión, habían sido sustituidos; y Ted Turner, fundador de CNN y principal accionista individual de AOL Time Warner, dimitía de vicepresidente. En 2002 presentó pérdidas de más de 97.000 millones de dólares como consecuencia de la amortización del fondo de comercio generado con la fusión, o, lo que es lo mismo, la disparatada sobrevaloración de activos. Son las mayores pérdidas empresariales de la historia.

A finales de 2003 abandonó el nombre AOL, asociado a acusaciones de manipulación contable para inflar la facturación antes de la fusión, y se quedaba como Time Warner, la enseña de los viejos medios. En 2009, los activos de AOL y Time Warner se escindieron de nuevo en dos empresas y, en 2018, AT&T adquirió Time Warner por 85.000 millones, para en 2022 integrarla con Discovery, dando lugar a Warner Bros. Discovery (WBD). En julio pasado, anunciaron que la empresa se volvería a separar: por un lado Warner Bros, con el negocio de televisión en streaming y los estudios de producción, y por otro Discovery, la televisión por cable.

Pero esta historia de creación y destrucción de valor continúa. Ahora WBD está envuelta en una lucha en la que dos de los grandes de los medios de comunicación y el entretenimiento compiten por la compra de todo o parte del grupo con ofertas estratosféricas. El día 5, Netflix anunció un acuerdo con WBD para la adquisición de los activos de televisión por streaming (HBO Max) y los estudios de cine y televisión por 72.000 millones. Al margen, quedaría la parte de Discovery, que alberga la CNN y el resto de canales de TV por cable. Dos días después, Paramount lanzó una propuesta hostil en la que ofrece 30 dólares por acción de WBD, lo que implica valorar en 108.000 millones la totalidad de las acciones y activos de la compañía.

Para entender el alcance del precio, hay que recordar que el 11 de septiembre pasado, cuando The Wall Street Journal publicó el interés de Paramount Skydance en WBD, las acciones de este grupo cotizaban a 10,33 dólares. Por tanto, la oferta que acaba de anunciar Paramount supone triplicar el valor al que cotizaba WBD antes de que se supiera que era la joya más codiciada del mundo de los medios de comunicación. Todo ello a pesar de que se trata de una compañía con unos ingresos trimestrales de 9.000 millones y que perdió 148 millones en el último trimestre.

Aparentemente, la clave del interés está en el negocio de streaming y los estudios. Esto explica el interés de Netflix, que con la operación se quitaría a un competidor (HBO) y ganaría capacidad de producción propia (Warner Studios). Donde el racional económico es más complejo de encontrar es en el caso de la oferta competidora.

Todo arranca en julio de 2024, cuando Skydance, una compañía menor en el mundo de los medios en Estados Unidos, adquiere Paramount (CBS, MTV, Nickelodeon, Paramount+, Pluto TV) y ambas se integran en una operación valorada en 8.000 millones. Skydance (Skydance Animation y Skyshowtime) fue fundada en 2006 por David Ellison, hijo de Larry Ellison, multimillonario y entusiasta amigo de Donald Trump, cofundador de Oracle.

Si se atiende a los valores de las compañías, se ve claro que la compra de Warner Bros. Discovery es muy manejable para Netflix. Esta compañía tiene una capitalización de casi 400.000 millones, y está ofreciendo 70.000 millones en efectivo por WBD. En cambio, para Paramount Skydance es una operación de absoluta trasformación, donde el pez pequeño, con un valor bursátil de menos de 16.000 millones, quiere comerse al grande soltando más de 108.000 millones en efectivo. Las autocracias del Golfo amigas de Trump ponen casi la mitad.

Quizás los actores de esta exuberante operación estén infravalorando a los mercados y esté cuajando una de los periódicos derrumbes bursátiles que sirven para purgar excesos. El Nasdaq Computer, que aglutina a valores como Nvidia, Microsoft, Alphabet o Apple, estaba por debajo de 8.000 puntos en noviembre de 2022, cuando se hizo público el lanzamiento de ChatGPT. Este mes ha superado los 23.000, de manera que va camino de multiplicar por tres su valor en apenas tres años. Quizás Warner ha detectado grisú en el ambiente.

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