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Editorial
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Un plan para el automóvil único en Europa

Es para aplaudir el ejercicio realizado por el sector del automóvil y el Gobierno para ofrecer una hoja de ruta clara a un sector clave de la economía española. Meses de trabajo han cristalizado en un plan de 25 medidas y nuevos fondos para seguir atrayendo nuevos proyectos para el automóvil, apuntalar la compra de eléctricos y estimular la instalación de puntos de recarga públicos en carretera. En total, son 1.280 millones de euros para el próximo año destinados a estos tres aspectos.

Sin embargo, la presentación de ayer es más que un simple anuncio de nuevos fondos. En el sector admiten que el Plan Auto 2030 es algo inédito en estos tiempos de malas noticias en el automóvil en toda Europa, sobre todo en Alemania. En efecto, Berlín ha sufrido reveses notables en los últimos meses, como el recorte de 35.000 trabajadores en las plantas de Volkswagen hasta 2030 o el cierre de la fábrica de Ford en la localidad de Saarlouis.

Italia, por su parte, se ha enfrentado abiertamente a Stellantis por el vaciamiento de sus plantas (aunque parece que, desde la salida del anterior consejero delegado, Carlos Tavares, las partes han enterrado el hacha de guerra). España, mientras tanto, ha anunciado grandes inversiones y proyectos, como son la planta de baterías que Stellantis y CATL pondrán en marcha en Zaragoza, la gigafactoría de Valladolid o el desembarco de Chery en Barcelona.

Quedan por resolver dudas del plan de ayudas a la compra, como qué pasará con la larga lista de espera que deja el Moves. De hecho, no es de recibo el retraso que se ha registrado en la distribución de las subvenciones. No obstante, lo que valora la industria en este punto es que ahora dispone de un plan, medidas y retos claros que se revisarán todos los años. El objetivo es mantener el empleo en España e incrementar notablemente el valor agregado que aporta el sector. Una aportación que, si se cumplen las metas marcadas, podría llegar a los 120.000 millones de euros, frente a los 85.000 millones actuales.

El colectivo apunta no solo a hacer más coches, sino a atraer I+D, sobre todo de China, un país que ha tomado la delantera en la movilidad eléctrica. El presidente de Anfac, Josep Maria Recasens, fue claro ayer al pedir que vengan, pero no solo para hacer “cuatro chapas con ruedas”, como se quejó hace unas semanas, sino a crear empleo de calidad y a compartir conocimiento. Falta pasar de las buenas intenciones a la realidad, pero, al menos, el primer paso está dado.

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