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Breakingviews
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Las IA inversoras son tan osadas como el humano medio

Un experimento con ‘bots’ revela que caen en los hábitos más indisciplinados de los gestores primates

Convierta un bot de IA en trader y actuará como si fuera humano. Durante dos semanas, se dieron 10.000 dólares a cada uno de seis modelos pioneros para operar con criptoderivados. Cinco terminaron con pérdidas importantes. Por ahora, los gestores de fondos primates pueden estar tranquilos sabiendo que las máquinas solo imitan sus peores tendencias.

El experimento Alpha Arena, de la start-up de EE UU Nof1, tuvo lugar en Hyperliquid, un mercado de criptoderivados que permitió a los bots comprar y vender futuros perpetuos con dinero real. Cada uno generó su propia tesis, evaluó el riesgo y ejecutó transacciones durante todo el día, registrando su razonamiento en tiempo real. La disciplina y la imparcialidad brillaron por su ausencia.

Los libros se leyeron más bien como un foro de Reddit turboalimentado. Los resultados oscilaron entre la pérdida de 652 dólares de Qwen, excluyendo una operación abierta modestamente exitosa al final del test, y la de 5.679 dólares de Chat GPT-5. Claude, DeepSeek, Gemini y Grok desperdiciaron entre un tercio y la mitad de sus participaciones. Solo una de cada cuatro operaciones generó ganancias, y una simple medida de retorno ajustada al riesgo quedó debajo de cero. Los bots no solo perdieron de forma imprudente, sino que pagaron generosamente por el privilegio: en torno al 10% de los fondos se destinó a comisiones.

Las similitudes con los simples mortales fueron sorprendentes. Los modelos de lenguaje grande persiguieron las tendencias e ignoraron la disciplina básica. La operación ganadora de Qwen con bitcoins pidió prestados 19 dólares por cada uno que invirtió. Ninguno se apalancó menos de 10 veces. En vez de mapear el mercado, mostraron un comportamiento adicto a la adrenalina, acumulando 628 operaciones en poco tiempo.

Las investigaciones académicas confirman estos patrones. Un reciente resumen de más de 80 estudios señala que los modelos de IA ayudan a procesar la información, pero sufren con las fricciones del mundo real. Las estrategias de aprendizaje automático se derrumban cuando se testan durante períodos más largos o en mercados más amplios, concluye otra investigación.

Los jefes de hedge funds tienen razones para mantener la calma. El fundador de Citadel, Ken Grif­fin, cree que la IA es útil para descifrar el ruido, pero hueca a la hora de generar retornos desmesurados. Según Morning­star, en la última década, solo uno de cada cinco fondos de gestión activa superó a su homólogo indexado medio. A menos que los traders de IA aprendan las virtudes de la disciplina de costes, el dimensionamiento de posiciones y la paciencia, solo serán tan buenos como sus impulsivos y codiciosos homólogos humanos. Entonces, la IA probablemente aprenderá a adorar la inversión pasiva.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías

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