Las claves: Novo Nordisk ya no es el único gallo en el corral de la obesidad
La compañía rebaja sus previsiones y lucha ahora con Pfizer en una batalla feroz por Metsera


El inesperado éxito de Ozempic hizo de Novo Nordisk la empresa más grande de Europa por capitalización bursátil. El medicamento, concebido para el tratamiento de la diabetes, se popularizó como una forma rápida de perder peso, y ha hecho de Novo Nordisk, junto a Wegovy y hasta hace no mucho, el líder indiscutible de este tipo de tratamientos. Su éxito fue tal que Dinamarca tuvo que modificar su manera de calcular el PIB, porque las ventas de la farmacéutica distorsionaban los datos económicos. Pero, como es habitual en estos casos, donde el término indiscutible viene con fecha de caducidad, la competencia se ha puesto las pilas. Así se refleja en los resultados de la compañía, que ha rebajado sus previsiones y que lucha ahora con Pfizer en una batalla feroz por la biotecnológica especializada en obesidad Metsera. Su consejero delegado dice que esta carrera es un maratón, no un sprint. Y señala con acierto que, cuando se trata de obesidad, la cuestión no es tanto la cuota de mercado, sino expandir ese mercado. Hay clientes de sobra, pero también rivales.
La nueva vieja televisión da sus frutos en España
Tres años después del lanzamiento de su plan de suscripción con anuncios, Netflix ha superado los 10 millones de espectadores en España, y los 190 millones en todo el mundo. Los datos se traducen como el número de personas que, según ellos, han visto al menos un minuto de Netflix en el último mes. La plataforma prometía acabar con el modelo de la televisión, en su mayoría gratuita, pero con anuncios, para implantar un paradigma nuevo: sin anuncios, a la carta, pero de pago. Ahora, bebe de los mejor de los dos mundos. a la carta, sí, pero con publicidad. Y de pago, por supuesto. No parece mala estrategia, si los clientes están dispuestos a pagarla.
La victoria de Mamdani ahonda en el abandono estadounidense a la hipérbole
Está Wall Street agitado con la victoria del progresista Sohran Mamdani en Nueva York. Las reacciones a su campaña no pueden sino recordar a las que levantó entre sus detractores Manuela Carmena cuando llegó al consistorio madrileño, entre cuyos bulos figuraba que iba a embargar las segundas residencias de sus administrados, incluidas las del Puerto de Santa María. En la Gran Manzana, símbolo del poder económico de EE UU, país abandonado a la hipérbole, se teme que Mamdani desate una fiscalidad asfixiante y con ella un éxodo de riqueza hacia ciudades y estados más amables (o conservadores). Por lo pronto, una subida de impuestos así requiere de aprobación del gobernador, que ya ha avisado que no está a favor. El embargo de sus casas en Miami tampoco está sobre la mesa.
La frase del día
Si todas las páginas web son leídas por modelos de lenguaje de IA, entonces la gente les pide los datos y estos simplemente producen el resultado, todo el modelo de negocio basado en la publicidad web comienza a desmoronarseTim Berners-Lee, inventor de la World Wide Web (WWW)
Los mercados comienzan a agitarse en su artificial sillón de oro
La Bolsa sigue alta, muy alta –muy cara–, pero no tranquila. La corrección del martes fue un aviso a navegantes: independientemente del uso del término burbuja, estos mercados parecen merecer un poco de sosiego. Los ingresos y las ganancias se disparan para las firmas más señaladas, sí, pero sus valoraciones tienen más que ver con expectativas que con fundamentos. Ante esta constatación, la volatilidad inevitablemente aumenta, al tiempo que algunos defienden a capa y espada que aún hay mucho margen para crecer: Nvidia consiguió hace unos días superar los cinco billones de dólares en valoración, un hito histórico, pero a Loop Capital le parece poco. El banco defiende que vale 8,5 billones. Solo el tiempo dirá si tienen razón. Por lo pronto, la cima da cierto vértigo.

