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Editorial
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Alquimia fiscal

Las maniobras de las empresas para tributar donde les resulta más ventajoso lastran las arcas públicas

La alquimia fiscal que hacen las grandes empresas para tributar donde les resulta más ventajoso, no necesariamente donde obtienen sus ingresos y beneficios, lastra enormemente las arcas públicas. El nivel de concienciación sobre estas grietas de la fiscalidad ha aumentado en los últimos años y algunos países han planteado medidas en el seno de la OCDE, pero los resultados son insuficientes. La factura española resulta elocuente. Entre 2016 y 2021 el fisco dejó de ingresar más de 30.000 millones de euros, una cantidad equivalente a lo que Hacienda ingresa en todo un año por el impuesto de sociedades, por esas prácticas. Los datos, ofrecidos por Tax Justice Network, una red internacional de investigadores y activistas que rastrean los efectos de la elusión fiscal en el mundo, revelan las brechas que arroja este impuesto para las grandes empresas. Existen demasiados territorios (en gran medida paraísos fiscales, pero también otros sin esa etiqueta pero que ejercen gran magnetismo como sede para tributar) en los que un tipo bajo –y numerosas deducciones fiscales– atraen a las grandes empresas, las que tienen capacidad para elegir dónde pagan sus impuestos.

Por países, hay muchos damnificados, más allá de España. El Reino Unido, Países Bajos, Italia y Alemania figuran como algunos de los europeos más perjudicados por esa transferencia de impuestos hacia territorios que hacen la competencia desleal. El caso de EE UU es paradójico. La red internacional calcula que el país deja de ingresar ingentes cantidades que se desplazan a otros territorios. Pero, a la vez, las reformas del presidente Donald Trump han provocado que el propio país ofrezca condiciones “igualmente favorables, si no más”, según el texto de la organización, a las del paraíso fiscal y con ellas ejerza de atractivo a las grandes empresas.

Son precisamente las multinacionales estadounidenses las que más capacidad tienen que practicar esta fiscalidad a la carta. Del dinero que ha dejado de ingresar España durante los años analizados en el estudio, más de 3.000 millones corresponden a grandes corporaciones con sede en Estados Unidos.

Decisiones judiciales como la sentencia del Tribunal de Justicia de la UE que obligó a Apple en 2024 a devolver 14.000 millones de euros a Irlanda por considerar que la exención fiscal que le aplicó este país era ilegal abren una vía a tratar de disuadir estos comportamientos. Porque de entrada no se trata de un fraude, sino de un abuso de la norma existente. Solo un mayor control por parte de los países, y una mayor concienciación ciudadana que pida cuentas a las empresas que realicen ingeniería fiscal para eludir el fisco, aliviarán el problema.

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