La IA alucina con una nueva serie de medidas financieras
Empresas como Salesforce y Adobe están usando métricas poco convencionales para mostrar los beneficios de la carrera

La inteligencia artificial está dando lugar a algunas creativas iniciativas financieras creativas. Firmas como Oracle están usando métricas poco convencionales para mostrar cómo se están beneficiando de la loca carrera hacia los modelos de lenguaje grande.
Para justificar los gastos y el entusiasmo con la IA, los empresarios y CEO han empezado a trazar sus perspectivas de ingresos. Se están perfilando diversas estrategias. OpenAI cobra en parte en función de la cantidad de uso de ChatGPT, lo que en teoría debería de producir una suma relativamente más sencilla cada trimestre, mientras que Salesforce factura a los clientes por suscripción.
Muchas empresas consolidadas están experimentando con nuevas fórmulas. Salesforce se basó en su enfoque convencional para especificar el miércoles que había generado 440 millones de dólares de ingresos recurrentes anuales procedentes de la IA agencial en el último trimestre. Accenture informa de nuevas reservas en el área. Otros citan las obligaciones de rendimiento restantes, una medida de cuántas reservas podrían hacerse en un período de informe, o clasifican algunos ingresos como procedentes de clientes “nativos de la IA”.
Estos métodos inventivos tienen un aire inquietantemente familiar. El minorista online Groupon sacó a relucir el «ingreso operativo consolidado ajustado por segmento” (ACSOI) en su folleto de OPV hace años, y Tesla solía enfatizar su “flujo de caja operativo básico positivo”. WeWork fue pionero en el “ebitda ajustado por comunidad”, una variante de una medida ya de por sí artística.
El peligro es que las empresas están alucinando con formas de pintar un panorama optimista, aunque pueda haber razones para hacerlo. La metodología estándar no contaba toda la historia sobre la computación en la nube. Los distintos niveles de precios o los pagos en efectivo por adelantado para las suscripciones justificaban formas complementarias de sumarlo todo. La industria y sus mecenas acabaron optando por la ARR (tasa de rendimiento contable), que anualiza los ingresos recurrentes para suavizar las cosas. Pero aún no hay un acuerdo en materia de IA. El peligro es que, al sumarse al entusiasmo con una descripción en potencia exagerada y difícil de comparar de las perspectivas, se dificulte aún más discernir la realidad financiera.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías

