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Análisis
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Invertir en renovables salvando al soldado Ryan

La fotovoltaica alcanzará el marco idóneo cuando sea capaz de aportar electricidad gestionable

Si analizamos el panorama actual de las inversiones para generación de electricidad con fuentes renovables, aunque los costes del equipamiento se hayan reducido, las incertidumbres sobre el precio capturado en el mercado mayorista y las restricciones existentes para la entrega de energía, por el procedimiento reforzado (impuesto por el operador del sistema como medida de prevención) hacen que las inversiones empiecen a reflejar dudas sobre su viabilidad financiera.

La retribución de la fotovoltaica se va reduciendo. Ya estamos cerca de un apuntamiento del 50%, es decir, las plantas que van al mercado ven la mitad del precio medio del mercado mayorista. Sin embargo, en la primera mitad de 2025, hemos superado, según Red Eléctrica, los 4.000 MW de potencia instalada, con una previsión de alcanzar los 7.500 MW a final de año, sin considerar los, aproximadamente, 1.000 MW de autoconsumo que se instalarán.

Curiosamente, la eólica, aunque ha recuperado el nivel de precios con relación al mercado, sigue teniendo un desarrollo insuficiente si nos fijamos en los objetivos del PNIEC. La previsión para 2025 estará por debajo de los 1.000 MW frente a los 4.500 MW/año que necesitaríamos para cumplir el objetivo de 2030. Obviamente, si la eólica no crece no es por problemas de rentabilidad, sino por atasco administrativo.

Con la potencia instalada creciendo, empeorando el apuntamiento y con una operación más restrictiva, que no permite a algunas plantas fotovoltaicas generar en ciertas horas, que se cumpla el caso-base de financiación de las plantas ya construidas está en riesgo. Una de las condiciones de mercado era resistir precios de venta de electricidad no más bajos de los 32€/MWh, limite que ya se ha superado.

Las causas de la crisis son conocidas y las posibilidades para subsanarla son, por un lado, que la demanda de electricidad crezca, solución compleja en el corto y medio plazo con la política energética actual. Y, por otro, incrementar el valor de la producción, y la única forma de hacerlo es hibridar las plantas de generación con sistemas de almacenamiento.

El PNIEC se configuró con una apuesta por el almacenamiento, principalmente stand alone, es decir plantas que consumían electricidad de la red para cargar las baterías y la devolvían cuando los precios eran más elevados, acogiéndose a que esta compra no incluía la parte regulada de la tarifa, según la Circular 3/2020 de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC). Pero, la realidad es que, tanto por contestación social, como por competición con otras iniciativas de demanda para conseguir acceso en una red eléctrica saturada, a fecha de hoy el almacenamiento sigue siendo un futurible en el que los permisos de acceso conseguidos siguen reteniendo valor, pendiente de su ejecución.

La apuesta por la hibridación es clave. La necesitamos para mejorar la gestionabilidad del sistema eléctrico, y, además, es capaz de complementar los ingresos de plantas fotovoltaicas. Su integración en el territorio es idónea al estar incluidas en las instalaciones de generación. Para cada 2,5 hectáreas de terreno ocupado por la planta fotovoltaica es necesario, en un diseño de vertido de 4h de tiempo necesario de descarga, un contenedor homologado de baterías de 20 pies (6,10 x 2,44 x 2,59 metros).

En estos términos, la hibridación supone, aproximadamente, instalar 4 MWh por MW fotovoltaico instalado. La inversión para hibridación, por cada MW fotovoltaico, es de 450.000 euros y el valor de los ingresos, según las proyecciones de mercado, oscila entre los 125.000 euros y los 190.000 euros por cada MWh vertido a la red, dependiendo de si incluye solo la venta a mercado de la energía eléctrica generada por la planta fotovoltaica o incorpora, adicionalmente, la ampliación de medio ciclo de carga procedente del consumo de electricidad de la red por la noche y su descarga a primeras horas de la mañana y la participación en servicios complementarios de ajuste. En la hipótesis más desfavorable analizada, en lo que podíamos llamar un escenario de “capital protection”, la Tasa Interna de Retorno (TIR) del proyecto supera el 6%.

En este escenario, es posible pensar que la fotovoltaica no era tan barata como se decía, a pesar de cerrarse subastas en torno a los 25€/MWh, porque la electricidad generada no aporta el valor de retorno esperado por el inversor. Sin embargo, en la actualidad, una planta fotovoltaica hibridada en España tiene un coste de la electricidad vertida de 52€/MWh (coste nivelado de la energía - LCOE). Este valor refleja una utilidad exergética óptima de una electricidad totalmente gestionable, capaz de cubrir cualquier necesidad energética a precios competitivos con los mercados actuales.

Por supuesto, hay corrientes de posición interesada que dudan sobre las proyecciones hechas, introduciendo una doble incertidumbre: tener que invertir para recuperar una inversión anterior y la canibalización del mercado cuando se instalen muchas plantas de almacenamiento. En la primera, la rentabilidad de conjunto es atractiva y soluciona un grave problema de default. Respecto a la segunda, tranquilidad, la fotovoltaica crece 7.500 MW/año y el almacenamiento nunca llegará a cubrir las necesidades si consideramos la realidad del sistema eléctrico español. Además, la vida útil de una batería es de 10.000 procesos de carga y descarga, menos de la mitad de la vida de una planta fotovoltaica.

Pero, aunque la rentabilidad de las plantas de almacenamiento hibridadas es idónea porque necesitan una menor inversión, comparten evacuación y la tramitación es más sencilla, al tratarse de una prolongación de algo ya concedido, sigue habiendo espacios regulatorios grises. El desgraciadamente no convalidado Real Decreto Ley 7/2025, cuyo rechazo fue fruto de un tacticismo político que nadie entendió, habilitaba algunas de las demandas exigidas por el sector que, esperamos, se puedan ver cumplidas, de forma urgente, en el Real Decreto pendiente de aprobación.

No dejemos morir al soldado Ryan y pensemos que la gestión de la energía, a veces, tiene más valor que la propia energía. Las renovables, y especialmente la fotovoltaica, alcanzará el marco idóneo cuando sea capaz de aportar electricidad gestionable al sistema. La fotovoltaica hibridada con almacenamiento es ya y seguirá siendo una combinación invencible y necesaria para consolidar la transición energética.

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