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La Lupa
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

La despoblación lleva 23 diputados del norte y oeste a Madrid y la costa

Las perspectivas apuntan a que Galicia, Asturias, País Vasco y Castilla y León seguirán perdiendo escaños

La Ley Electoral contempla que el número de diputados que cada provincia aporta a los 350 que conforman el pleno del Congreso se ajuste a la evolución de la población. Eso sí, preservando siempre un mínimo de dos escaños para cada una de las 50 circunscripciones electorales, y otros dos para Ceuta y Melilla. Por tanto, hay 102 escaños inamovibles y 248 que fluctúan de acuerdo a los movimientos del padrón. Tras casi medio siglo de las primeras elecciones democráticas, casi el 10% de los asientos que se pueden mudar ha cambiado de demarcación, dada la desigual evolución demográfica del país.

Reparto de escaños del Congreso. Variación 2023/1977 Gráfico

En las últimas elecciones generales, las de julio de 2023, Badajoz perdió un escaño que fue a parar a la provincia de Alicante. Era el escaño 23 que se desplazaba de una circunscripción a otra desde los comicios de 15 de junio de 1977, los primeros en libertad en 41 años, desde la Segunda República. Ese movimiento de sillones en el Congreso de los Diputados, que va a continuar en las próximas décadas, según apuntan todos los estudios, tiene un patrón: pérdida de peso de las regiones del norte de España (Galicia, Asturias, País Vasco) y del oeste (Castilla y León y Extremadura), en beneficio de Madrid, el litoral mediterráneo (Comunidad Valenciana, Murcia, Andalucía y Cataluña) y los archipiélagos (Baleares y Canarias).

Tras 48 años de democracia, Asturias ha perdido el 30% de sus escaños; Extremadura, el 25%; Galicia y el País Vasco, casi el 15%; Castilla y León, el 11% y Aragón, el 7%. Salvo el País Vasco, las otras regiones forman parte de lo que el periodista y escritor Sergio del Molino acertó en llamar “España vacía” y que el asociacionismo rebautizó como “España vaciada”, para denunciar el abandono que sienten de las Administraciones públicas. A las regiones citadas cabría sumar Castilla-La Mancha, que no pierde diputados como región porque lo que desagua Cuenca lo recoge Toledo, una provincia que crece al compás de Madrid.

De 1980 a 2024, la población española aumentó un 30%, pasando de 37,4 millones a 48,6 millones. En ese mismo periodo, Asturias perdió el 10% de sus habitantes; Castilla y León, el 8%; Galicia, el 3,6%, y Extremadur, el 2,3%. El País Vasco ha sido el que menos ha crecido, tan solo un 5,1%, muy lejos de la media nacional. Esta evolución tiene que ver con la pérdida de empleos en el campo y en la minería y su transformación, lo que arrastró una dura reconversión en la industria siderúrgica y naval con mucho impacto en el norte. En ese contexto, Cantabria es la excepción que aguantó el envite.

En el otro extremo están las regiones que han tenido una fuerte expansión, como es el caso de Baleares (91%), Canarias y Murcia (66%), Madrid (52%) y Comunidad Valenciana (48%). El incremento de su peso poblacional en el conjunto de España es el que lleva a que Madrid aumente en cinco el número de escaños; Comunidad Valenciana, en cuatro; Andalucía, Murcia, Canarias y Baleares, en dos cada una, y Cataluña, en uno.

Las proyecciones de población que realiza el INE cada dos años auguran una clara continuidad de estas tendencias, de tal manera que, de aquí a 2039, Galicia podría perder otros cuatro diputados, uno por provincia; Castilla y León restaría otros dos escaños a los cuatro que ha cedido; el País Vasco, dos más a los tres acumulados, y Asturias sumaría otro a los tres perdidos. En cambio, detendrían la sangría Extremadura y Aragón.

Esta evolución de la población y del peso político está también muy presente en el debate sobre la reforma de la financiación de las comunidades, que sigue pendiente. El Gobierno de Pedro Sánchez se comprometió a presentar un nuevo modelo en esta legislatura, y el PSOE-PSC han firmado con ERC un acuerdo que contempla el establecimiento de un modelo “singular” para Cataluña. Al tiempo, se ha podido escuchar cómo barones del PP son muy críticos con la posibilidad de crear una especie de “cupo catalán”, a la vez que quitan importancia al “cupo vasco”, asegurando que realmente su peso en el conjunto de España es pequeño, ya que sus 2,2 millones de habitantes suponen el 4,6% de todos los españoles, y bajando. En cambio, Cataluña hoy representa el 15,7% del padrón del país, y en 15 años sumará un punto y medio más, y se acercará a Andalucía en población, según el INE.

Esta pérdida de relevancia es una de las grandes preocupaciones del PNV y de la sociedad vasca en general, que avalan su moderación. El País Vasco tiene la mayor renta per cápita de España, los salarios medios más altos y, en consecuencia, las mejores pensiones. Pero también es una de las regiones más envejecidas. La pérdida de relevancia política del País Vasco se produce a la vez que la ganan otras que son reconocidas como más “españolistas”, como es el caso de Madrid, Andalucía, la Comunidad Valenciana o Murcia. Quizás la demografía está haciendo una tarea política que muchos de los que se sientan en las direcciones de los partidos no habían previsto.

Aurelio Medel es periodista y doctor en Ciencias de la Información

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