Aravind Srinivas, el prodigio indio de Perplexity que reta a Google con una oferta por Chrome
El ingeniero es el CEO y cofundador de la firma que ha transformado las búsquedas con inteligencia artificial


Ni bienestar, ni belleza, ni felicidad: lo único que asegura que tu empresa supere los 10.000 millones de dólares de valoración es poseer el sentimiento de que tienes una misión en la Tierra. Aravind Srinivas (Tamil Nadu, India, 31 años), CEO y cofundador de Perplexity AI, ha aprendido de los mejores multimillonarios y ahora busca desbancarlos. Su compañía, una start-up de búsquedas con inteligencia artificial, lanzó a principios de agosto https://cincodias.elpais.com/smartlife/lifestyle/2025-08-13/perplexity-quiere-comprar-google-chrome.html.
La propuesta, que duplica con creces la valoración de Perplexity (18.000 millones), llega cuando un tribunal estadounidense estudia forzar a Alphabet a desprenderse de Chrome tras concluir que mantuvo un monopolio ilegal en búsquedas. Google ha dejado claro que no venderá Chrome voluntariamente, pero la carta de intención que Srinivas envió a Sundar Pichai, CEO de Google, ha bastado para captar la atención mediática y sacudir Silicon Valley. Algunos analistas han calificado la operación de jugada publicitaria, destinada a colocar a Perplexity como un competidor real en el mercado de las búsquedas.
La ofensiva llega mientras la compañía libra una batalla con varios grupos mediáticos. Dow Jones (propietaria de The Wall Street Journal) y el New York Post han demandado a Perplexity por supuesta infracción de copyright al resumir artículos mediante IA. Lejos de replegarse, la empresa respondió con un programa de reparto de ingresos que reserva 42,5 millones para pagar a los editores en función del uso de sus contenidos en búsquedas realizadas a través de su asistente y navegador propio. Según este modelo, los medios recibirán el 80% de los ingresos generados por sus artículos en la plataforma, que monetiza con una suscripción mensual de cinco dólares, mientras Perplexity retiene el 20% restante.
Srinivas creció en una familia ajena al mundo tecnológico: su madre trabajaba como funcionaria y su padre era contable. Fue el primer ingeniero de su estirpe, un logro en parte predecible en una región conocida por su fuerte cultura técnica y sus universidades de élite.
Estudió Ingeniería Eléctrica en el Instituto Indio de Tecnología de Madrás, donde obtuvo un doble grado y máster. Ha confesado que sufrió un bajón anímico al no conseguir plaza en Ciencias de la Computación, su primera elección. Decidido a seguir adelante, aprendió el lenguaje de programación Python por su cuenta y destacó en competiciones internacionales de aprendizaje de máquinas en Kaggle.
Después hizo prácticas con el reconocido investigador Yoshua Bengio, uno de los padres del aprendizaje profundo, y logró ser aceptado en la Universidad de California, donde completó su doctorado en inteligencia artificial bajo la supervisión de Pieter Abbeel, otro referente mundial.
Durante su etapa académica pasó por los laboratorios más prestigiosos: hizo prácticas en OpenAI, Google Brain y DeepMind, experiencias que lo situaron en la vanguardia de la investigación. Con 28 años ya había publicado trabajos relevantes y conocía de primera mano las entrañas de Google, quizá sin imaginar que pronto competiría con la empresa. En 2021 defendió su tesis doctoral y, al año siguiente, se lanzó al emprendimiento.
En 2022 cofundó Perplexity AI junto a Denis Yarats, Johnny Ho y Andy Konwinski. Su objetivo: crear un motor de búsqueda de nueva generación capaz de entender preguntas en lenguaje natural, ofrecer respuestas precisas y citar fuentes, combinando modelos de lenguaje con información actualizada de internet.
Perplexity se define como un “motor de respuestas” conversacional, a medio camino entre Google y ChatGPT, diseñado para cambiar la forma en que los usuarios acceden al conocimiento. El proyecto atrajo rápidamente a inversores de peso: en apenas tres años ha recaudado alrededor de 1.000 millones y cuenta con el respaldo de gigantes como Nvidia y SoftBank. Las rondas de inversión han elevado su valoración hasta los 14.000–18.000 millones, situándolo entre los unicornios más valiosos del sector tecnológico.
Srinivas también ha demostrado audacia estratégica. En 2023 lanzó el navegador Comet, que integra el asistente de Perplexity en la experiencia de navegación. A comienzos de 2025 exploró incluso la compra del negocio de TikTok en EE UU, una operación que no prosperó pero que reflejó su ambición de escalar rápidamente. “No hemos construido nuestras ambiciones en silencio”, aseguró entonces.
La oferta por Chrome sigue esta línea de apuestas agresivas: Perplexity ha prometido mantener el proyecto en base de código abierto (Chromium), invertir 3.000 millones adicionales en su desarrollo y conservar Google Search como buscador predeterminado en el navegador. El objetivo es demostrar que su intención no es “secuestrar” Chrome, sino fomentar la competencia sin alterar la experiencia de los usuarios.
Srinivas reconoce que buena parte de su éxito se debe al apoyo de su esposa, estadounidense, a quien atribuye su estabilidad emocional: “Cuando las cosas van bien y el ego amenaza con dispararse, ella me recuerda que aún no he logrado nada”, confesó en una entrevista con el medio financiero indio Live Mint.
Srinivas valora la disciplina inculcada por su madre. Defiende el trabajo duro, “especialmente si tienes alguna aspiración concreta en la vida, algo que te obsesione”. También asegura ser capaz de trabajar sin dormir durante varias noches. Si algo lamenta, dice, es haber pasado algunos fines de semana en su juventud “tirado en la cama, viendo vídeos de YouTube”.
Se define a sí mismo en el podcast del ingeniero informático Lex Fridman como un “algoritmo” que combina las mejores cualidades de los hipermillonarios de generaciones anteriores: Jeff Bezos (“su claridad de pensamiento”), Elon Musk (“su persistencia para hacer algo aunque otros digan que es imposible”), Jensen Huang (“su obsesión por mejorar el sistema”) y Mark Zuckerberg (“su obsesión por moverse rápido”).
La historia de Srinivas es la de un becario de Google que, en lugar de admirar a futbolistas, cantantes o actores, tenía como héroes a multimillonario a los que ahora quiere sacar de la cima.
La tortilla de Pichai
Cuando era adolescente en Chennai, Aravind Srinivas, vegano, leyó que Sundar Pichai –entonces ya directivo de Google– desayunaba una tortilla. Al contárselo a su madre, ella aceptó que probara los huevos. Ese gesto, sencillo pero simbólico, marcó su apertura a nuevas experiencias y se convirtió, según ha contado, en una pequeña chispa de independencia.
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