Las claves: el ‘retardismo’ del motor europeo es casi una necesidad industrial y geopolítica
Los precedentes hacen pensar que Bruselas dará su brazo a torcer y extenderá el calendario


Es de desear que los acelerados plazos impuestos por la Comisión Europea para la transición de los vehículos de la combustión a las baterías tuvieran como auténtico objetivo obligar a las marcas a invertir más en innovación, y que las autoridades no creyeran de verdad que eran alcanzables en la práctica, porque eso significaría que tienen una visión poco realista de la situación. Igual que los fabricantes han conseguido ganar tiempo para los requerimientos de emisiones de CO2, ahora quieren lo propio con la prohibición de los coches de combustión en 2035. A las dificultades inherentes al proceso se van sumando otras cada poco tiempo: por ejemplo, los aranceles de Estados Unidos.
La industria europea del sector está atrapada entre la dependencia de China en varias tecnologías y la presión de una Comisión que, en paralelo, está endureciendo su discurso contra Pekín. Los precedentes hacen pensar que Bruselas dará su brazo a torcer y extenderá el calendario, aunque eso suponga sumarse al retardismo climático que tanto criticó cuando estaba en el Gobierno español la ahora vicepresidenta de la Comisión Teresa Ribera.
Los tiempos de los vuelos baratos se van quedando cada vez más atrás
Los aeropuertos regionales españoles van a sufrir a corto plazo un tremendo golpe con la drástica reducción de un millón de vuelos por parte de Ryanair. La compañía ejerce su derecho a mantener solo los negocios que le son rentables (aunque las formas de su CEO sean impresentables), del mismo modo que Aena ejerce el suyo a subir las tasas. Los tiempos de los vuelos baratos, en general, hace tiempo que pasaron, y la marcha parcial de la aerolínea irlandesa es otro hito en esa evolución. El tren de alta velocidad puede suplir en parte ese vacío, pero hay conexiones que se resentirán enormemente.
Crear falsas expectativas sobre el espacio digital llevará de nuevo a la melancolía
Parece que la Comisión Europea, que se escandaliza ahora por que Trump amenace con nuevos aranceles si Europa no renuncia a regular el espacio digital, no se leyó el texto de su acuerdo comercial con EE UU, anunciado hace solo unas semanas, en el que se mencionaba explícitamente que ambas partes tenían “la intención de abordar los obstáculos injustificados al comercio digital”.
Es lógico que Bruselas defienda en lo posible su soberanía regulatoria, pero crear falsas expectativas sobre un proceso en el que EE UU lleva las de ganar (por la dependencia europea respecto a los gigantes norteamericanos en infraestructuras de datos y chips) llevará al mismo lugar en el que acabó la negociación comercial. A la más absoluta de las melancolías.
La frase del día
Una participación de EE UU en Nvidia no está sobre la mesa. No creo que necesite apoyo financiero. ¿Podría haber otras industrias en las que llevemos a cabo una reestructuración, como la construcción naval? Por supuesto, podría haber casos asíScott Bessent, secretario del Tesoro de EE UU
La inteligencia artificial desconoce el concepto de humildad
Muy poca gente está preparada para tratar con personas con tendencias suicidas, y como ChatGPT es una amalgama de todas las personas del mundo y de lo que escriben en internet, amén de lo que dicen otras máquinas como ella, y ella misma, es lógico que no tenga ni empatía ni habilidad para hablar con un adolescente con ese problema. Pero, mientras que muchos humanos asumirían sus limitaciones (al menos en esto; quizá no en debatir sobre la convocatoria de la selección de fútbol), ChatGPT tiene energías ilimitadas y no se rinde nunca, aunque eso suponga enfrascarse en una delicada conversación sobre métodos para quitarse la vida. Más allá de este tema concreto, el verdadero reto para OpenAI y sus competidoras es conseguir que la inteligencia artificial sea humilde.

