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Editorial
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

La economía no crecerá si cada vez hay menos gente trabajando

Las personas nacidas en los años 50 y 60 se están jubilando desde 2015, y el alto ritmo de retiros llegará al menos hasta 2040

La próxima jubilación de los trabajadores del baby boom es una de las pocas certezas con las que los economistas pueden contar en el medio plazo. Las personas nacidas en los años 50 y 60 se están jubilando desde 2015, y el alto ritmo de retiros llegará al menos hasta 2040. El envejecimiento de la población activa, y su futura salida del mercado laboral, afecta a la inmensa mayoría de las áreas de actividad, si bien es particularmente acusado en Administración pública, sanidad o servicios educativos. Estas actividades, que suman 3,5 millones de cotizantes, son las que tienen un mayor porcentaje de trabajadores de más de 51 años en relación con los que no llegan a la treintena.

En un país donde las elevadas tasas de desempleo han sido un problema atávico, y aún hoy siguen sin alinearse con otros países del entorno europeo, la disponibilidad de puestos de trabajo puede parecer una buena noticia para los jóvenes que se incorporarán al mercado laboral. Pero, para el conjunto de la economía, el diagnóstico es más preocupantes. Si, como adelantan los servicios públicos de empleo, el 80% de los puestos de trabajo que se crearán en los próximos 10 años procede de jubilaciones, apenas uno de cada cinco será de nueva creación. El crecimiento de la economía y, en particular, de la productividad, está seriamente en cuestión bajo estos supuestos. La productividad es la gran asignatura pendiente de la economía española y sostén de la mejora de los salarios y, por tanto de las condiciones de vida. Eso, sin tener en cuenta que estos empleos son los que deberán sostener las pensiones de la nutrida cohorte de jubilados boomers.

La OCDE ha advertido que los efectos negativos del envejecimiento serán más duros en España que en el resto de países desarrollados. Y precisamente los presidentes del BCE, Banco de Inglaterra y Banco de Japón, en especial Christine Lagarde, advirtieron este fin de semana de estos riesgos: en la zona euro la población en edad de trabajar caerá en 3,4 millones de personas de aquí a 2040, a no ser que lleguen trabajadores de otras latitudes. En Japón los extranjeros suponen el 3% del mercado de trabajo, pero han supuesto la mitad del aumento de la fuerza laboral.

La inmigración, tal y como han expuesto Lagarde, Bailey, Ueda y compañía, es hoy un factor fundamental para el dinamismo de la economía. A futuro, el reto para las sociedades con bajísimas tasas de natalidad es aún mayor: si queremos que nuestros hijos tengan buenos trabajos, no necesitamos a menos gente trabajando, sino a más

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