Las claves: la inutilidad de ser pesimista, incluso tras otra visita de pleitesía al emperador
Las firmas de defensa europeas vuelven a caer en Bolsa ante las perspectivas de que la paz, aunque sea vigilada, no les genere demasiados beneficios


“Hay que ser optimista, porque ser cualquier otra cosa no sirve absolutamente para nada”, dice el expresidente del Gobierno Mariano Rajoy, en uno de sus múltiples aforismos. Quizá por eso los líderes europeos salieron el lunes de la reunión sobre Ucrania con Donald Trump aparentemente satisfechos, aunque todo sigue aún muy cogido con pinzas. La última propuesta de Zelenski es que los europeos compren 90.000 millones de dólares en armas a EE UU, a cambio de que este garantice la seguridad de Ucrania. Parece lógico que sea el continente que está a tiro de Rusia el que asuma el coste; pero da la impresión, una vez más, de que EE UU acaba ganando mucho, sin gastar demasiado. Como con la negociación de los aranceles, no parece que la nutrida comitiva haya hecho mucha fuerza ante el republicano. Y, ayer, la firmas de defensa europeas volvieron a caer en Bolsa ante las perspectivas de que la paz, aunque sea vigilada, no les genere demasiados beneficios. Siguen estando en valoraciones muy altas, en todo caso; como si los inversores creyeran en la inutilidad del pesimismo.
Shein se empieza a quedar en tierra de nadie para su ansiada OPV
Son tiempos complicados para la neutralidad, como ha comprobado, por ejemplo, Suiza, que se las prometía muy felices en la guerra comercial por no ser parte de la UE. Lo está comprobando también Shein, cuya sede desde 2022, Singapur, no la hace suficientemente occidental para cotizar en Londres o Nueva York, pero tampoco suficientemente china para hacerlo en Hong Kong. Ante las dudas, está planteándose regresar a sus orígenes, aunque eso puede suponerle un trato aún más hostil en el resto del mundo. Y no cabe descartar que Pekín diga aquello de que Roma no paga a traidores...
Los incendios, el sistema autonómico y el desconcierto del ciudadano
Los incendios generalizados en España, que están haciendo que 2025 bata récords de terreno calcinado, están poniendo sobre la mesa de nuevo el eterno debate sobre las competencias autonómicas y la supervisión del Ejecutivo central. Como en la pandemia y con la dana, las regiones que no coinciden en color político con el Gobierno acusan a este de no colaborar, y este a aquellas de no cumplir con sus funciones ni de gastar lo necesario para afrontar el problema. El ciudadano no alineado asiste desconcertado a la discusión, y empieza a sospechar que el sistema autonómico sirve, en buena medida, para que las Administraciones escurran el bulto y pongan la pelota en el tejado ajeno. Y llegará el invierno y el fuego se olvidará, hasta que, de repente, llegue el próximo verano.
La frase del día
Hemos planeado aumentar los aranceles a India; se trata de aranceles secundarios por la compra del petróleo ruso sancionado. Están revendiendo, y algunas de las familias más ricas de India han obtenido 16.000 millones de dólares en beneficios extraordinariosScott Bessent, secretario del Tesoro de EE UU
Usar una IA es como entrar en el infierno de Dante en cuanto a privacidad
Probablemente sería más realista que, al entrar en un programa de inteligencia artificial, o en general en cualquier plataforma de internet, se nos dijera: “Lasciate ogni speranza, voi ch’entrate”, es decir, “Abandonad toda esperanza, vosotros que entráis”, que es lo que rezaban las puertas del infierno de Dante. Al menos, en lo que se refiere a la privacidad de los datos personales, que las IA, en particular la de los asistentes de navegadores, manejan casi a su antojo, a no ser que los usuarios sean extremadamente proactivos. El problema, sobre todo, es que los datos filtrados a través de la IA acaben en manos de terceros aún más peligrosos; si es que eso es posible, dada la capacidad de los cerebros automatizados para imitar las maldades humanas.

