La soberanía en defensa pasa por crear un campeón nacional arbóreo
Necesitamos encontrar soluciones propias, no ajenas, que respondan a la realidad de nuestro país

Estamos viviendo un punto de inflexión en el sector de la defensa en España. El aumento de la inversión por parte del Gobierno promete una modernización y actualización de las fuerzas de defensa y seguridad del Estado, lo que abre ante nosotros una gran oportunidad. Pero con dicha oportunidad también se nos plantean una serie de desafíos interesantes. Y el primero de ellos es plantearnos y dar salida a la estructura empresarial que queremos para el sector de la defensa en España.
Para muchos, la opción es clara: un único gran agente. Un símbolo que se pueda identificar rápidamente con el país: una marca única y fuerte. Es una opción que, a priori, no carece de sentido. Es sencilla, directa y, además, imita a otros países de nuestro entorno, como Francia, Alemania, Italia… Estos tienen grandes campeones que realizan bien su función, pero ¿es su ejemplo extrapolable a España?
Para empezar, estas grandes empresas europeas se han desarrollado en un contexto y en unos tiempos completamente diferentes a los de nuestro país. En algunos casos, estamos hablando de empresas que nacieron hace muchas décadas, incluso más de un siglo, y han tenido mucho tiempo para crecer y asumir su identidad. En España, pese a que existen varios candidatos destacados que podrían realizar esta función, la situación es diametralmente opuesta, y no parece que sea la solución más adecuada ni para nuestro país ni para los tiempos que corren.
España es un país de pymes. Cerca del 95% del entramado empresarial está formado por ellas, y esto se aplica también al sector de la defensa. Así, alrededor del 85% de la tecnología que se crea en el mercado de la defensa en España está en manos de pymes. Son ellas las que llevan a cabo la innovación, los nuevos desarrollos y hacen avanzar al sector. Todas estas ideas están ahí y, hasta ahora, no podían desarrollarse y crecer en condiciones, tanto por la falta de inversión como de los problemas competitivos que derivaban de esta situación.
Si en este ecosistema se apostara únicamente por la creación de un solo campeón, estaríamos abocando a la desaparición de toda la estructura actual. Mataría toda la innovación y los avances que realizamos. Sería un modelo tan disruptivo como devastador, que no aprovecharía ninguna de las actuales ventajas que ahora tenemos y tiraría por la borda el enorme talento y las ideas que existen en España.
Pero existe un término medio entre la atomización del sector y la imposición de un único agente. Así, la soberanía en defensa pasa por crear un campeón nacional arbóreo. Necesitamos empresas de todos los tamaños y que cada una represente un papel muy concreto, dentro de un ambiente de apoyo y colaboración. Hasta ahora, esta falta de inversión creaba un ambiente que no es que no fuera competitivo, es que directamente dejaba fuera de la carrera muchísimas ideas y oportunidades de colaboración.
El crecimiento de la inversión permitirá que más empresas puedan desarrollar sus soluciones en defensa y seguridad, que más proyectos encuentren financiación, pero también va a favorecer un ambiente de comunicación y colaboración. Así, un sistema de campeón nacional arbóreo se aprovecharía de las ventajas de un gran representante, sólido y con imagen, que sería el tronco, pero que recibiera el apoyo de todas esas pymes, las ramas, que colaborarían entre ellas y con el gran agente, a fin de aprovechar lo mejor de los dos mundos.
La escasez presupuestaria que teníamos hasta ahora hacía complicado crear un clima de colaboración entre todas las pymes del sector, pero eso es algo que está a punto de terminar. El aumento de la inversión tiene el potencial de crear un nuevo ecosistema y ambiente de colaboración, en el que las diferentes empresas puedan cooperar entre ellas, aprender las unas de las otras y ser más eficaces e innovadoras.
El éxito de la innovación, de permanecer en la vanguardia, de lograr mejores resultados aprovechando mejor los recursos de los que disponemos, siempre viene de la mano con la diversidad de ideas, de puntos de vista, de comenzar a vernos como un sector consolidado en el que todos miramos en la misma dirección. Necesitamos fortaleza y seguridad, pero también flexibilidad para no perder todo este talento y permitir la circulación de ideas que, a su vez, sirvan de caldo de cultivo para más ideas.
Moviéndose entre el hieratismo y la unicidad de un único campeón y la completa desestructuración, nos encontramos esta idea de campeón nacional arbóreo. Un sistema que se integra de forma mucho más orgánica con nuestra actual situación, que saca partido de lo que ya tenemos y, en el proceso, nos fortalece y crea una estructura ordenada y fuerte que nos permita afrontar los desafíos que tenemos por delante.
Necesitamos invertir en seguridad, ya que eso significa invertir en la paz. Pero también necesitamos encontrar soluciones propias, no ajenas, que respondan a la realidad de nuestro país y que ayuden a situar a España en la vanguardia gracias a la innovación y talento del que ya disponemos.
José Fernández es presidente de Zelenza

