El cartel chino de la energía solar puede ir demasiado lejos
Puede ayudar a reducir el exceso de oferta, como quiere Pekín, pero también frenar la competencia

Forjar un oligopolio legítimo en un mercado puede ser muy rentable. Las principales empresas solares de China podrían tener ahora la oportunidad de hacerlo.
Firmas como GCL están en diálogo para crear un fondo de 6.000 millones de euros con el fin de comprar y cerrar más de un millón de toneladas de capacidad de producción de polisilicio, una materia prima clave. La propuesta surge en un momento en el que el sector es uno de los varios que se ven presionados para responder a la iniciativa de Xi Jinping para poner fin tanto a las guerras de precios como al exceso de capacidad.
El país tenía una capacidad de 3,23 millones de toneladas de polisilicio a finales de 2024, el doble de la demanda prevista para este año, según la patronal fotovoltaica, que señala que más de 40 firmas del sector han dejado de cotizar o han quebrado desde 2024.
El exceso de oferta también ha afectado a los grandes actores –como Tongwei–, que han despedido a unos 87.000 empleados, es decir, un tercio de su plantilla. La solar china ya atravesó una situación similar en el pasado. En 2012, el exceso de oferta y los aranceles antidumping impuestos por Washington provocaron una oleada de quiebras.
Si el fondo de reestructuración que se está estudiando se convierte en un enfoque bien diseñado y orientado al mercado para eliminar el exceso de capacidad industrial, podría ayudar a aliviar las tensiones comerciales con EE UU y Europa. También podría servir de modelo para otras sectores igualmente afectados por el exceso de oferta, como la automovilística.
Hay algunos obstáculos importantes que superar. Los gobiernos locales pueden mostrarse reacios a la idea de reducir sus inversiones en un sector que hace unos años se consideraba estratégicamente importante. Además, el fondo tendría que colaborar con bancos o empresas respaldadas por el Estado, que podrían mostrarse poco dispuestos a trabajar con una industria cuyos actores han sufrido pérdidas masivas en los últimos años. Pero el principal problema es que los grandes actores que están detrás del fondo tendrían mucho que decir a la hora de decidir qué rivales se quedan en la mesa o acaban siendo devorados. También quieren que parte de su función sea similar a la de la OPEP en el establecimiento y la asignación de cuotas de producción.
Es cierto que eso ayudaría a reducir el exceso de oferta, como quiere Pekín. Pero a largo plazo también frenaría la competencia en lugar de reforzarla.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías

