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Editorial
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

El decreto energético, el cálculo político y la poca altura de miras

El fracaso deja muchos señalados: en primer lugar, al Gobierno y a su raquítica mayoría en la Cámara Baja

El rechazo del Congreso a la convalidación del real decreto-ley 7/2025, el popularmente conocido como decreto antiapagón, amenaza con provocar un notable impacto en el colectivo renovable. No en vano, su aprobación suponía un balón de oxígeno para el sector, que este mismo jueves ve cómo vencen los permisos de unos 5 GW en parques eólicos y fotovoltaicos, cuyos promotores se arriesgan a perder los avales aportados en su día. No son cuantías menores. La normativa, que finalmente no salió adelante, los prorrogaba y el fiasco deja ahora en el aire 3.000 millones de euros. Los expertos incluso elevan la potencial pérdida de inversión hasta los 200.000 millones, en tanto el decreto desatascaba regulatoriamente la inversión en almacenamiento o aliviaba la factura de la luz de la gran industria, entre otras disposiciones.

El fracaso deja muchos señalados. En primer lugar, al Gobierno y a su raquítica mayoría en la Cámara Baja, siempre dependiente de unos socios parlamentarios a menudo más preocupados de intereses particulares que del interés general. Junts es el caso más evidente, si bien en esta ocasión Podemos ha mostrado con su voto en contra una inquietante falta de altura de miras, maquillada con su tradicional mantra contra las grandes eléctricas. También el Partido Popular tiene por delante una reflexión. Puede entenderse el reproche a un decreto que no responde con contundencia a los problemas generados a raíz del apagón. Sin embargo, la envergadura de las medidas propuestas y el número de afectados trascendía la aproximación partidista y, a partir de un análisis de coste y beneficio, alentaba dejar atrás, aunque fuera por una vez, el cálculo político.

La medida se produce en un momento especialmente complejo, con la inversión en renovables en un periodo crítico y España en la diana de los grandes capitales. El mensaje que se manda es inquietante y, además, llueve sobre mojado. La incertidumbre normativa generada por este paso atrás se suma a la retirada del decreto también para renovables que elaboró la Generalitat de Salvador Illa, paralizado al no tener cerrado el apoyo de ERC, más preocupada por garantizarse la financiación singular en la comisión bilateral con el Gobierno de Pedro Sánchez

Según el Índice Kearney de Confianza para la Inversión Extranjera Directa en 2025, España ha caído del top 10 de destinos más atractivos. Trump y el terremoto en los mercados explica en su mayor parte el esperar y ver. Mejor no añadirle dudas con la regulación. Menos en sectores estratégicos.

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