El tiempo de inactividad de Shell en BP es una bendición disfrazada
Si el CEO, Wael Sawan, decide finalmente probar suerte en British Petroleum, ganará más de lo que perderá esperando

Wael Sawan puede tomarse un respiro con BP, al menos por un tiempo. El jueves, el director de Shell, la mayor petrolera británica con valor de 207.000 millones de dólares, desmintió con rotundidad una noticia del diario Wall Street Journal que afirmaba estar en conversaciones para comprar a su rival de 79.000 millones de dólares. Las normas de adquisición del Reino Unido ahora restringen las opciones de Sawan hasta enero del próximo año, en caso de que cambie de opinión. Pero, de todos modos, dar el salto en 2026 tiene más sentido.
En los últimos meses, Sawan ha reiterado que está centrado en la recompra de acciones y su ajuste estratégico de los costes de Shell, y no en su competidora local. Sin embargo, el artículo del WSJ, que citó fuentes anónimas para afirmar que las conversaciones iniciales estaban en curso, movió los valores de las compañías que cotizan en Nueva York.
El resultado de todo ello condujo al comunicado de Shell ayer, en el que afirmó que no ha contactado, mantenido conversaciones ni alberga la intención de presentar una oferta por su rival. Pero ese no es el final de la historia. Si bien Shell no puede presentar una oferta hostil durante seis meses, puede aceptar una amistosa si la junta directiva de BP se presta a ello. También puede presentar una oferta si un tercero lo hace. Con el valor de mercado de BP inferior al 40% del de Shell y la promesa de importantes sinergias, una megafusión en Reino Unido tiene lógica estratégica.
Dicho esto, el momento oportuno es importante. Si Shell hubiera ofrecido una prima del 30% ahora mismo, el valor empresarial de BP sería de 159.000 millones de dólares. Los analistas de Goldman Sachs prevén que BP obtenga menos de 17.000 millones de dólares en beneficios operativos en 2026. A esto hay que sumar los 4.000 millones de dólares que Shell podría perder por sinergias de costes (aproximadamente el 25% de los 16.000 millones de dólares de gastos de distribución y administración de BP en 2024) y gravar el total al tipo impositivo del 40% que BP recomienda. La rentabilidad global de Shell seguiría siendo inferior al coste de capital de BP, de alrededor del 8%, según las estimaciones de Morningstar.
El año que viene, la situación podría cambiar. En 2025, las acciones de Shell han subido un 4%, mientras que las de BP han bajado un 7%, aunque la rentabilidad estimada del flujo de caja libre de Shell, del 12% para 2026, sugiere que sigue infravalorada. Para finales de 2026, Sawan habrá avanzado mucho más en su plan de reestructuración y la diferencia de valoración entre ambas compañías podría haberse ampliado, lo que habría aumentado la rentabilidad.
El principal riesgo para Sawan es que el inversor activista Elliott Investment Management ayude a poner en orden a BP, elevando su valoración. El grupo también podría encontrar un nuevo presidente creíble que pueda obtener un precio más alto de Shell que el actual Helge Lund, cuya salida se espera para 2026. Un posible candidato, el exjefe de Anglo American, Mark Cutifani, dejará su puesto como presidente de la unidad de metales básicos de Vale. Pero, en definitiva, si Sawan finalmente decide probar suerte en BP, ganará más de lo que perderá esperando.