Novo Banco es una excepción a la crisis de fusiones bancarias
La compra por parte de BPCE no marcará tendencia, pues la injerencia política sigue viva y coleando en otros lugares

En los últimos años, en Europa ha sido poco habitual que se produjera una operación bancaria amistosa sin intervención gubernamental. Por lo tanto, la adquisición de Novo Banco por parte de BPCE podría animar a los reguladores de la zona euro, ávidos de concentración. El banco mutualista francés va a comprar el 75% de la entidad crediticia portuguesa, que la empresa de capital riesgo Lone Star ha reflotado desde 2017. El precio parece razonable, dada la rentabilidad de Novo.
Al no cotizar en Bolsa, BPCE no tiene la opción de utilizar acciones como moneda de adquisición. Por lo tanto, pagará a Lone Star en efectivo. Sin embargo, su elevada ratio de capital ordinario de nivel 1, que actualmente supera el 16%, solo se reducirá al 15% tras la operación. La valoración global, de 6.400 millones de euros, equivale a 1,7 veces el valor contable tangible de Novo Banco, en línea con sus homólogos ibéricos. Parece un buen valor, ya que los rendimientos previstos del 20% del objetivo superan a la mayoría de sus competidores.
El comprador francés entablará ahora negociaciones con el Gobierno de Lisboa, que aún posee una participación del 25% en el banco nacido de la reestructuración en 2014 de Banco Espirito Santo, que quebró. El acuerdo es el primer caso de la estrategia del director general de BPCE, Nicolas Namias, para expandir sus operaciones minoristas en Europa. Con Novo Banco, el comprador con sede en París pone un pie en una economía que crecerá este año casi un 2%, más del triple que Francia, según las previsiones del FMI.
Como todas las operaciones transfronterizas, esta también conlleva riesgos. El banco francés tendrá que actuar con delicadeza para gestionar las inevitables tensiones culturales que surgirán al adquirir un rival extranjero. Lone Star ya había recortado costes, puestos de trabajo y sucursales, por lo que hay pocas o ninguna ventaja fácil de obtener con el acuerdo. Impulsar el crecimiento parece ser el único camino a seguir. Hay margen para hacerlo, ya que Novo Banco solo representa alrededor del 10% de su mercado minorista nacional y el 12% de su mercado corporativo, según una fuente familiarizada con los planes de BPCE.
Los reguladores del Banco Central Europeo, que llevan mucho tiempo pidiendo una mayor concentración transfronteriza en el sector, aplaudirán el acuerdo, que BPCE presenta como el mayor de la zona euro en más de 10 años. Pero la alianza no marca, por sí sola, una tendencia. La injerencia política sigue viva y coleando en otros lugares. Basta con fijarse en la oposición alemana a la adquisición del italiano UniCredit por parte de Commerzbank, o en la hostilidad local hacia las operaciones incluso nacionales en España e Italia. BPCE-Novo parece la excepción que confirma la regla.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías