Los consumidores no pagarán los aranceles, los pagaremos todos
La sociedad en general asumirá el coste de las tasas con menos riqueza generada

Hemos de reconocer que hemos escuchado estas últimas semanas todo tipo de ocurrencias en referencia a los aranceles de Trump. Una de nuestras preferidas es “si sube un 20% el arancel, el precio a consumidor sube un 20%”. Creo que merece la pena explicar cómo afecta un arancel ad valorem a los precios al consumidor.
Los aranceles de Trump son ad valorem, es decir, se aplican como un porcentaje sobre el precio de venta del fabricante. Como es obvio, existen dos vías para absorberlos; aumentando los precios al consumidor y/o reducir el margen de la venta. Permítannos el spoiler: este tipo de aranceles no se traslada íntegramente al consumidor porque penaliza desproporcionadamente los beneficios de la empresa que los vende.
Para ilustrarlo, veamos un ejemplo sencillo con un bien de consumo. Asumimos un precio de venta de 7,5 euros por unidad, un coste marginal de cada producto de 5 euros y una elasticidad al precio de -3. Consideramos tres escenarios de aranceles ad valorem: 0%, 10% y 20%. En la siguiente tabla he calculado cómo varían el precio óptimo del fabricante, el precio al consumidor, las ventas y los beneficios.

Como ven, el resultado no es tan sencillo como una subida directa del precio de venta al consumidor. Vemos que el precio óptimo que pone el fabricante baja un 6,1% con un arancel del 10% y un 11,1% con un arancel del 20%. En cambio, el precio al consumidor sube un 3,3% en el primer caso y un 6,7% en el segundo, provocando una caída de la demanda de un 10% y un 20%, respectivamente. Esa combinación de menor precio de venta para el fabricante y menor volumen de ventas reduce drásticamente los beneficios: caen un 26,6% con un arancel del 10% y casi a la mitad con el 20%. Paralelamente, el Gobierno estadounidense obtiene sus ingresos por aranceles, aunque la suma de “ganancias de la empresa + recaudación arancelaria” es inferior a la ganancia que se lograba sin arancel.
La realidad es más compleja. La elasticidad precio en el ejemplo es de -3, razonable o alta en función del producto que se exporte y su capacidad de sustitución. España exportó algo más de 18.000 millones de euros en 2024 según el Ministerio de Economía, Comercio y Empresa, algo por debajo que en 2022 y 2023. Principalmente exporta bienes industriales, como maquinaria mecánica y eléctrica, así como productos agroalimentarios como el aceite de oliva y vino. Es más que probable que la demanda de productos farmacéuticos y maquinaria sea menos sensible que productos como el vino y el aceite.
Además, la función de demanda que hemos asumido es lineal y solo realista para aumentos de precio moderados. Para subidas muy altas, la demanda puede desplomarse: encuestas recientes en EE UU señalan que ante un aumento del 5% en el precio, solo el 5% de consumidores deja de comprar la categoría; pero con subidas del 20%, el 22% deja de comprarla y el 36% opta por alternativas más baratas.
Otro punto clave es que un arancel no afecta a los productos nacionales, solo a los importados, empeorando así la posición competitiva de las importaciones frente a la producción local. Esto difiere de un impuesto interno, que normalmente se aplica por igual a todos los competidores de un mismo país.
Sin datos sólidos sobre cómo reaccionan los consumidores estadounidenses ante distintos niveles de precios, las empresas navegan a ciegas a la hora de definir su estrategia comercial. La clave está en medir y entender la sensibilidad de la demanda al precio para anticipar correctamente el impacto real en ventas, beneficios y competitividad.
Los aranceles impulsados por Trump generan efectos mucho más complejos de lo que se percibe en el debate habitual. Los consumidores no pagarán los aranceles, los pagaremos todos: empresas con menores beneficios, consumidores con mayores precios y la sociedad en general con menos riqueza generada.
Hermann Simon es fundador y presidente honorario de Simon-Kuchner y Miguel Afán de Ribera es socio de la firma en España.